MADRID.- Cien escaños, cinco partidos. En estos números electorales se mueve
la llamada “España vaciada”, convertida actualmente en el territorio más
codiciado por los estrategas de las formaciones políticas porque en un
escenario fragmentado como el que se avecina hay que conseguir diputados
donde sea, incluso en las zonas del país donde los municipios se
acercan a su extinción.
El Instituto Nacional de Estadística (INE) describió a finales del
año pasado el panorama demográfico de España, que es desolador, como
este domingo pondrán de manifiesto las decenas de miles de personas que
se espera recorran Madrid en protesta por la situación de provincias
como Soria, Teruel, Cuenca o Guadalajara.
Una conclusión relució en el estudio: el 52 por ciento del territorio nacional está ya en riesgo de despoblación.
El vaciamiento de más de la mitad de la superficie del país tiene una
traducción electoral en circunscripciones (provincias) y escaños, en
función de la población censada.
En una provincia se reparten dos diputados (Soria); en ocho (Ávila,
Cuenca, Guadalajara, Huesca, Palencia, Segovia, Teruel y Zamora), tres; y
en diez (Albacete, Álava, Burgos, Cáceres, León, Lérida, Lugo, Orense,
La Rioja y Salamanca), cuatro.
Ya son en total 66 diputados, y si se suman los cinco de Cantabria,
Castellón, Ciudad Real, Huelva, Jaén, Navarra y Valladolid, el total
asciende a 101. El Congreso se compone de un total de 350.
Esa España sin conexiones ferroviarias de calidad, sin servicios, con
colegios con pocos niños, con hospitales a los que se les van los
especialistas y donde internet va lentísimo, representa casi el 30 por
ciento del hemiciclo.
Un hemiciclo al que, según auguran las encuestas, pueden llegar hasta
cinco partidos (PSOE, PP, C's, Unidas Podemos y Vox) con más de 30
escaños.
El profesor de la Universidad Complutense y experto en elecciones
Rafa Rubio ha calculado el promedio de voto que necesitan los partidos
para arañar un escaño en las circunscripciones de la llamada “España
vaciada”.
Según explica, en las provincias en las que se reparten tres
diputados, el promedio se sitúa en el 23,5 por ciento, en tanto que en
las de cuatro se coloca en el 17,8 y en las de cinco, en el 14,8.
En los comicios de junio de 2016, sólo PP y PSOE sobrepasaron todos
esos porcentajes, pero ya se observaron algunas grietas porque en Huesca
Unidos Podemos (incluidas confluencias) obtuvo un escaño, y lo mismo
hizo en Albacete, Burgos, Lugo, Ourense, Álava, Lleida y La Rioja.
Además, Ciudadanos se quedó cerca en varias de ellas.
Es decir, la hegemonía aplastante en la España vacía de populares y
socialistas comenzó a resquebrajarse. La lucha es ahora más acuciante
porque ya no son cuatro partidos los que juegan, sino cinco.
Cuenta Rubio que en estas provincias despobladas PSOE y PP (sobre
todo el PP) necesitan mantener su vigor y no perder ventaja respecto al
tercero, cuarto y quinto en liza, porque a menos ventaja, más riesgo de
perder un escaño.
El presidente de Gad3, Narcisco Michavila, advierte que en estas zonas el voto se ha fragmentado, pero “el votante
es homogéneo”, es decir, se mueve por bloques ideológicos.
Por ello, las propuestas de los partidos buscan marcar la diferencia.
Albert Rivera ha anunciado esta semana en Guadalajara una rebaja
fiscal para quienes mantengan su residencia en zonas despobladas y
acudirá este domingo a la manifestación de Madrid, en tanto que Pedro
Sánchez avanzó en Segovia (antes de ir a Salamanca y a Zamora) una
estrategia para revitalizar tecnológicamente las regiones vacías.
Pablo Casado ha enarbolado la defensa de la caza como motor económico
del medio rural y Santiago Abascal llenó su acto de Huesca. Todo en una
semana.
Raúl Oliván es el jefe de campaña del PSOE de Aragón, una de las
comunidades más afectadas por la despoblación. Señala que la forma
más eficiente de acceder a los que viven en el entorno rural debe
basarse en el trabajo constante, nunca en “varitas mágicas”, por lo que,
a su entender, ir a los pueblos a captar votos como quien “va de
excursionista” ahuyenta al elector.
Tanto socialistas como populares, pero ahora especialmente los
socialistas (es la inercia electoral), parten con ventaja porque “la
nueva política es un fenómeno urbano” y así se sigue percibiendo.
Se comprende el esfuerzo de Ciudadanos de que cale su mensaje, como
demostró Inés Arrimadas en Teruel esta misma semana, o el de Podemos,
que ha hecho de la inversión en la “España vaciada” uno de sus ejes
programáticos, como señalan fuentes consultadas del partido “morado”.
Rafa Rubio recuerda que en las zonas menos pobladas el factor preponderante para atraer el voto es la propuesta.
Casado sabía bien lo que decía cuando pidió a Vox que no se
presentara en determinadas provincias, y sabe bien lo que hace cuando
reclama aglutinar el voto en el PP. Sánchez sabe muy bien de lo que
habla cuando habla de “las tres derechas”. Uno quiere concentrar, otro
quiere dispersar.
Michavila menciona el rasgo predominante de la población que reside
en la España vacía, mayoritariamente envejecida, en tanto que Rubio
destaca que el voto responde a una necesidad de estabilidad.
Son dos barreras para los nuevos partidos, pero el 28 de abril puede que caigan.
El presidente de Gad3 recuerda que a Donald Trump le aupó el voto
rural y que el “brexit” triunfó esencialmente en zonas rurales.
“Lo
urbano versus lo rural es una tensión mundial”, concluye.
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