domingo, 10 de febrero de 2019

Una manifestación que no ha sido histórica y que no acaba con Sánchez / José Oneto *

“El  tiempo de Sánchez ya ha acabado”. El pronóstico del Presidente del Partido Popular Pablo Casado, emitido minutos antes de que empezase la manifestación de este domingo,  en contra  del Presidente del Gobierno  Pedro Sánchez, a  favor de la unidad de España y para que haya ya una convocatoria de elecciones generales, se va a decidir en los próximos días, concretamente entre este lunes y miércoles.

Todo dependerá de si el independentismo, el PDeCat y Esquerra Republicana de Cataluña, retira  en las próximas 72 horas, sus enmiendas a la totalidad a los Presupuestos Generales del Estado, y si se reanudan las negociaciones con ese independentismo que insiste en un debate de partidos, con intermediario internacional, sobre el futuro de Cataluña a la luz del derecho de autodeterminación. 

Y, sobre todo, si todavía,  Pedro Sánchez, sigue teniendo esa capacidad de supervivencia ,  que ha llevado incluso a un libro de próxima aparición que lleva por título “Manuel de Resistencia”.

Una resistencia que le ha permitido superar una salida traumática de la secretaria general del partido, una vuelta triunfal con el apoyo de la militancia y, ganar por primera vez en la historia de la reciente democracia española,  , una moción de censura con solo 84 diputados pactando,  además,  con Podemos y el independentismo, y echando del poder a Mariano Rajoy. 

Esa mayoría, agrupada en torno a Sánchez gracias, sobre todo, a la ayuda de Pablo Iglesias , es la que en estos momentos está rota  con las enmiendas a la totalidad de los Presupuestos y la que marcará el tiempo político de Pedro Sánchez.

Si quienes convocaron la manifestación de Madrid en la Plaza de Colon llegaron a pensar que con esa movilización iban a acabar con  el tiempo de Sánchez (el mismo Sánchez pudo pensarlo  en algún momento el pasado viernes, cuando decidió romper con el independentismo) se han equivocado. 

No solo porque 45.000 o 50.000  asistentes a la manifestación de Madrid no pueda considerarse ni mucho menos de histórica como pedían los organizadores, sino porque al forzar el lenguaje, al abusar de los insultos y las descalificaciones,  al calificar de ilegal al actual mandatario, al presentar una imagen de radicalismo, han sido muchos los  españoles que no se han movilizado y se han quedado en casa. Ha sido, eso sí, una manifestación para defender la unidad de España y para que haya, cuanto antes, elecciones generales.

La unidad de España será refrendada este martes  ante la Sala Segunda del Tribunal Supremo con el inicio,  dentro de cuarenta y ocho horas, del Juicio contra el “procés”, en el que sus máximos responsables, presididos por el ex vicepresidente de la Generalitat Oriol Junqueras,  se sentarán en el banquillo acusados de rebelión, sedición, malversación de fondos públicos y desobediencia. 

Un juicio que ocuparás toda la agenda política del país,  que movilizará de nuevo a Cataluña y  que volverá a tensar al máximo la vida nacional.

Las elecciones generales pueden materializarse en menos de cien días si el Presidente del Gobierno, a la  vista de lo que pase el miércoles en la votación de las enmiendas a la totalidad a los Presupuestos Generales del Estado, que pueden ser devueltos al Gobierno, en una derrota que parece inevitable, decide  que no puede seguir gobernando con 84 diputados . 

En ese momento, lo más probable es apostar por un supeperdomingo  electoral, el 26 de Mayo,  con elecciones europeas, autonómicas,  municipales y generales. 

Una apuesta en la se presenta con las relaciones rotas con el independentismo, en la que venderá que lo ha intentado pero que lo han hecho imposible quienes ponen como condición insuperable el derecho de autodeterminación.

Una segunda posibilidad sería en el otoño, fecha a la que apuestan los barones del partido, que no quieren que en mayo les arrastre la ola catalana, como arrastró a Susana Díaz en Andalucía, el pasado 2 de diciembre…


(*) Periodista y economista


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