domingo, 9 de septiembre de 2018

Se extreman los controles ante la amenaza de la peste porcina


CÁCERES.- El virus de la peste porcina africana (PPA) se traduce en pulmones encharcados y una hemorragia interna que acaba con la vida de casi el 100% de los animales a los que ataca. No hay tratamiento ni vacunas y el sacrifico es la única posibilidad.

Tras llegar a China, en los últimos meses ha tocado la puerta de Europa y el sector porcino español mira con preocupación al este del viejo continente. De hecho, en Rumanía hay cientos de miles de animales amenazados, cuantiosas pérdidas económicas y miles de puestos de trabajo destruidos. En los dos últimos meses se han registrado más de 780 brotes de PPA en diez provincias situadas el este y sureste del país, zonas fronterizas con Ucrania y Bulgaria, respectivamente. Prevén que al menos 210.000 cerdos deberán ser sacrificados en los próximos días, después de haber matado ya a 90.000, para evitar una mayor propagación de la enfermedad.
La situación ha hecho saltar las alarmas en Bulgaria, Austria, Hungría, República Checa y Eslovaquia. En España también están extremando las precauciones ante un posible contagio. En Extremadura los controles se han intensificado tanto por parte de la Administración como del sector porcino, publica este domingo el diario HOY.  
«Aunque el riesgo de que la PPA llegue a tierras extremeñas actualmente es bajo, tanto los servicios veterinarios como el propio sector porcino mantienen una vigilancia activa», apuntan desde la Consejería de Agricultura de la Junta de Extremadura.
Reconocen que hay que seguir de cerca la progresión de la enfermedad en Europa y piden responsabilidad a todos los agentes, que no deben asumir riesgos innecesarios.
«Cualquier sospecha de enfermedad infectocontagiosa se investiga, inmovilizando cautelarmente la explotación, controlando serológicamente a los animales y adoptando las medidas que la legislación vigente establece para cada caso», detallan desde la Consejería de Agricultura.
Manifiestan que están en contacto continuo con el Ministerio de Agricultura, que desde el año 2006 viene desarrollando el Plan de Vigilancia Sanitaria Serológica del ganado porcino.
Este organismo, siguiendo las recomendaciones de la Comisión Europea, ha incrementado los esfuerzos de vigilancia con el objetivo de conseguir una detección temprana en el caso de que se produzca la incursión de virus de la PPA en España.

Graves consecuencias

El plan se basa en campañas de información y concienciación. Además, aboga por realizar muestreos serológicos periódicos en explotaciones, vigilar mataderos y animales procedentes de movimientos intracomunitarios y de terceros países; así como a fauna silvestre, sobre todo jabalíes. 
Además, establecen una vigilancia especial en las condiciones de limpieza y desinfección de los vehículos de transporte de animales vivos que procedan de los países de mayor riesgo.
Desde la Junta aseguran que «son conscientes de las graves consecuencias que tendría para este país su introducción y particularmente para esta región por el carácter de extensividad de la mayoría de sus explotaciones y las repercusiones que existirían con la fauna cinegética». En eso coinciden desde la Asociación Española de Criadores de Cerdo Ibérico (Aeceriber), organización con gran presencia en Extremadura.
«Estamos informando continuamente a los ganaderos. El virus ya está en China y en Rumanía y les estamos advirtiendo de los principales medios de transmisión», asegura Elena Diéguez, secretaria técnica de Aeceriber. Alude a que la llegada a España se puede producir por la entrada de un animal portador de la enfermedad. 
«Con los jabalíes hay más posibilidades y se deben extremar las precauciones. Andan distancias muy largas y no están sometidos a un control como sucede en el caso de las explotaciones porcinas reglamentadas».
El transporte de cualquier tipo de mercancía que llegue desde alguna de las zonas afectadas puede ser otro modo de transmisión. «A veces las materias primas con las que se elaboran piensos pueden tener algún tipo de implicación, pero muy remota», añade Diéguez, quien también se refiere a los cazadores. «Es posible que hayan estado en zonas infectadas si han acudido a cacerías en países con focos declarados».
Por eso pide que se adopten medidas de bioseguridad, como limpiar bien las botas y el resto de la ropa o evitar traer trofeos.
Diéguez subraya que la llegada de la PPA a España «podría ser la muerte» para el ibérico en extensivo, aunque considera que el país estaría ahora más preparado que en la década de los 90 para conseguir erradicarla.
«Es muy importante mantener en alerta al ganadero y que no piense que al no recibir noticias el problema se ha solucionado», detalla Elena. «Sigue estando ahí y mientras exista nosotros estamos en riesgo».
Reconoce que los ganaderos no han transmitido por el momento mucha preocupación porque no lo ven como una amenaza inminente, pero la asociación ya se ha puesto manos a la obra. 
Desde Aeceriber han contactado con la Junta de Extremadura, con la de Andalucía y con el Ministerio de Agricultura para ver qué medidas se están adoptando. «Nos han asegurado que ya se están extremando las precauciones. De hecho, cuando surgió el problema se chequeó y se controló a toda la fauna silvestre que estaba en cercones y que se utiliza luego para repoblar los cotos de caza mayor», explica.
Aeceriber defiende que hay que pensar que la posibilidad de contagio es alta para no relajarse y seguir en guardia en todo momento frente a este problema. «Con la peste porcina nunca se sabe. Si cruza los Pirineos puede llegar en dos días a Extremadura», concluye Diéguez.

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