MADRID.- Tradicionalmente, El Corte Inglés
no ha sido una empresa demasiado comunicativa. Al no ser cotizada,
guardaba con celo sus secretos y apenas publicaba una vez al año sus
resultados, sin demasiado desglose. Pero estos días ha tenido que hacer
una excepción, una especie de desnudo casi integral con motivo de la
emisión en Irlanda de bonos corporativos por 600 millones de euros que
cerró el viernes con un cupón del 3% y una demanda dos veces superior a la emisión.
Para poder hacer este debut en el mercado de valores, ha tenido que
hacer un ejercicio de transparencia sin precedentes en sus casi 80 años
de historia y mostrar en detalle a los inversores sus debilidades y
fortalezas, además de hacer una reflexión en profundidad de los riesgos
que acechan o pueden aparecer en el horizonte, según El País.
Lo hace en un documento de 560 páginas que constituye una radiografía
de una empresa monopolística en grandes almacenes en España, que
acapara alrededor del 7% de todas las ventas minoristas en el país y que
se lanza al mercado para obtener fondos que usará para hacer frente al
vencimiento de pagarés de los empleados.
Bien es cierto, como señalaron
las agencias de calificación y admite la empresa, que los 15.939
millones de euros de facturación (en el ejercicio terminado el último 28
de febrero) se concentran casi exclusivamente en España,
con lo que depende en exceso de las condiciones económicas nacionales,
pero la firma también afirma que esa concentración reduce la exposición
al efecto divisa (el 90% de sus compras y el 99% de sus ventas son en
euros y solo un 2% de la facturación viene de fuera de la UE).
Aunque en España no sería necesario recordarlo, a lo largo de todo el
documento El Corte Inglés presume de marca ante los inversores: “Somos
una marca célebre en España, asociada a la calidad, el servicio y la
innovación”, con una relevancia sin igual “best in class”, dice, “opción
predilecta” o “destino principal de compras para consumidores españoles
y turistas” debido a que bajo un mismo techo pueden encontrar una
extensa gama de productos que ofrece, desde productos de lujo (presume
de un equipo multilingüe en árabe, ruso o chino) moda de hombres,
mujeres o niños hasta alimentación, pasando por productos para la
cultura y ocio, hogar o viajes.
Esa amplitud de oferta le diferencia de
otros minoristas, afirma, porque le permite “servir a toda la población
española de todos los segmentos sociales” y ayuda a “reducir la
volatilidad de los ingresos”.
¿En qué se traduce esa relevancia? En 700 millones de visitas a sus
grandes almacenes en el año acabado el pasado 28 de febrero. Y seis de
cada diez de esas esas visitas se convierten en compras, según afirma El
Corte Inglés en base a una estudio interno realizado en mayo. Esa tasa
de conversión, un dato que los minoristas suelen guardar como oro en
paño, se eleva al 70,1% entre los titulares de la tarjeta de El Corte
Inglés.
Esa tarjeta es, como afirma la empresa, uno de sus tesoros. La tienen
11 millones de personas (un 28,7% de la población española mayor de
edad) y constituye “una ventaja competitiva ante otros minoristas
digitales y físicos” y una puerta de “acceso a una gran cantidad de
datos de los clientes, incluyendo información sobre sus preferencias”.
En suma, “una visión de 360 grados de los hábitos de compra de los
clientes” que posibilita campañas de publicidad dirigida y detectar
tendencias.
En 2017, los titulares de la tarjeta financiaron con ella
4.600 millones de euros en compras (un 28,8% de la facturación). A ello
se suma la venta a plazos, que ascendió a 1.600 millones. En ambos
casos, la financiación corre a cargo de Financiera El Corte Inglés, de
la que la empresa que dirige Jesús Nuño de la Rosa posee el 49% y el
Banco Santander el resto. En total, el 41% de las ventas del año 2017
fueron de alguna forma aplazadas. Otra ventaja frente a otros
competidores, entiende la empresa, aunque también un riesgo, si algún
acontecimiento o regulación le afecta negativamente.
El Corte Inglés se vende como un gigante mundial del comercio, con
más de 600 establecimientos (entre ellos, 94 grandes almacenes, 41
hipermercados, 56 supermercados, 176 Supercor, 157 tiendas Sfera, 64
Bricor, 108 Óptica 2000 y 527 agencias de viaje). Muchos de estos puntos
de venta –sin contar con los 3.200 que le ofrece el acuerdo con Repsol
para surtir sus gasolineras- son propios.
En total, una cartera
inmobiliaria propia tasada en 17.147 millones de euros –según la
tasadora Tinsa; El Corte Inglés advierte que esa tasación puede ser
“incorrecta”- con 10 millones de metros cuadrados, el 40% de superficie
comercial.
Presume de dar entrada en ella a 1.500 marcas de terceros (140 en
exclusiva), sin contar las de gran consumo, que aportan el 70% de los
casi 5.000 millones de ingresos del área de moda, el más importante para
El Corte Inglés.
La empresa afirma que sus grandes almacenes son “la
mejor puerta de entrada al mercado español” para esas marcas, puesto que
proporcionan “acceso inmediato a toda la población”, al tiempo que le
sirve para reducir riesgos, toda vez que son esas marcas las que
gestionan su propio inventario y pagan a 18.500 dependientes de sus
corners en los grandes almacenes.
Revela asimismo que ha puesto en
marcha un nuevo contrato para las concesiones a estas marcas, que
incluirá a partir de ahora un “mínimo retorno garantizado por metro
cuadrado” de esos corners, independientemente de las ventas, además de
la habitual comisión por cada venta.
De esas 1.500 marcas de terceros, 290 están presentes en la tienda
online de El Corte Inglés, que le proporcionó alrededor de 547,5
millones de euros el último ejercicio (15.000 repartos al día, más de
medio millón al año, con un precio medio de más de 100 euros, dice la
empresa).
Esas cifras colocan a El Corte Inglés como el segundo mayor
vendedor minorista online de España, con un 9,1% de cuota de mercado,
solo por detrás de Amazon, con el 12,7%. Frente a la competencia del
gigante estadounidense, saca pecho de su red de distribución, tres
centros logísticos y los 94 grandes almacenes y demás locales, situados
en las mejores zonas de las principales ciudades de España, incluídas
las Canarias.
En total, El Corte Inglés vende online 1,5 millones de
referencias, un tercio de ellas en el servicio de entrega en dos horas,
presente en 54 ciudades y que pretende extender a más en los próximos
meses con una nueva aplicación móvil.
Límites a los dividendos
El folleto de colocación incluye ciertas restricciones para dar
seguridad a los inversores que adquieran los bonos de El Corte Inglés.
Uno de estos limites afecta a la política de retribución. La cadena de
grandes almacenes se compromete a limitar los dividendos a 75 millones
anuales en el caso de que su endeudamiento supere determinados umbrales.
Además, la compañía promete al mercado un máximo de 100 millones en
recompra de acciones en el caso de que su pasivo aumente.
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