Empieza un curso en el que habrá mucho ruido político. Agosto ha sido un
buen ejemplo de ello. Mientras la mayoría del país intentaba relajarse,
los profesionales de la crispación y los adictos a la agresividad
digital –estamos ante la eclosión de comportamientos adictivos en las
redes sociales- apretaban las tuercas.
Estamos ante el inicio de un
curso electoral, en el que los ciudadanos serán llamados varias veces a
las urnas. Hay una fecha que hemos de empezar a anotar en las agendas:
26 de mayo del 2019. El último domingo del mes de mayo puede convertirse
en un súper-domingo electoral por la coincidencia de las elecciones
municipales, las autonómicas (en 13 comunidades) y muy probablemente las
elecciones europeas. Tres comicios en una sola jornada.
Atención: las elecciones al Parlamento Europeo serán
muy importantes, ante el avance de las fuerzas eurofóbicas en muchos de
los países de la Unión. La actual Unión Europea está en juego. Las
europeas pueden ser la piedra de toque del curso político que ahora
empieza, por muy importantes que nos parezcan otros asuntos más
próximos.
También puede haber elecciones autonómicas avanzadas en Andalucía este otoño y tampoco puede descartarse un adelanto electoral en Catalunya,
aunque en este momento parece improbable. Y queda el gran interrogante
de las elecciones generales. La legislatura no concluye hasta el 2020,
pero podría acortarse. Un año electoral es siempre un año de ruido. La
cuestión es cuántos decibelios estamos dispuestos a soportar.
¿Demanda la mayoría de la sociedad tanta tensión? La política puede
estar fabricando más ruido del que la sociedad –la mayoría de la
sociedad- está dispuesta a absorber. Este mes de agosto el desajuste ha
sido evidente. No parece que el fenómeno vaya a remitir. Al contrario.
Son diversos los actores que seguirán tensando la cuerda desde los
extremos. Podría decirse que el centro está quedando libre en España y
que el partido que consiga ocuparlo podría asegurarse la victoria en el
ciclo electoral que se avecina. Podría. Esta vez conviene subrayar el
condicional.
¿Sigue existiendo el centro?
(*) Periodista y director adjunto de La Vanguardia
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