viernes, 1 de junio de 2018

La sequía reduce en 30.000 hectáreas la zona de regadío de la cuenca del Segura

MURCIA.- Los cuatro años de dura sequía que arrastra la cuenca del Segura han pasado factura en la evaluación de los recursos disponibles, ya que el déficit estructural de la demarcación se vio incrementado en 100 hectómetros cúbicos el año pasado de forma coyuntural. De esa manera, la escasez alcanza los 500 hectómetros cúbicos, según comunicó el presidente de la Confederación Hidrográfica del Segura (CHS), Miguel Ángel Ródenas, tras la reunión del Consejo del Agua de la Demarcación.

Unido a esto, Ródenas señaló que el terreno de regadío descendió el año pasado desde las 262.000 hasta las 232.000 hectáreas, según los datos de seguimiento aéreo. Asimismo, recordó que se aprobó una reserva natural fluvial especial en el río Chícamo.
Los miembros del Consejo del Agua, reunidos en la Cámara de Comercio de Murcia, fueron informados sobre la revisión del Plan de Sequía, un documento que ya se presentó a final de año. 
Desde entonces, se ha cumplido el plazo de alegaciones y de consulta pública, por lo que ahora se procederá a su elevación al Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente para que proceda a su aprobación. 
En dicho Consejo participan, además del Estado, los usuarios (regantes, abastecimiento e hidroeléctricas); los gobiernos autónomos de Murcia, Castilla-La Mancha, Comunidad Valenciana y la Junta de Andalucía; y los ayuntamientos. 
El nuevo plan especial de sequía intenta mejorar las respuestas frente a esta situación que es tan habitual en la cuenca del Segura. Ródenas reconoció que es una norma muy técnica y que recoge, sobre todo, indicadores para tener una mejor previsión.
Destacó que la cuestión técnica más importante que recoge el nuevo plan es la distinción entre el escenario de escasez y el de sequía. «Son conceptos distintos», según Ródenas, quien explicó que escasez consiste en que «nos falta agua», mientras que la sequía es «un fenómeno natural» generado por la falta de lluvia». Se trata, añadió, de «precisar los indicadores técnicos para dar una mejor respuesta».
Al ser preguntado por las expectativas del presente año hidrológico, Ródenas indicó que hubo un cambio «importante» en el Tajo. Así pues, la CHS tenía en febrero una previsión «catastrófica» de la situación, pero cambió y se está trasvasando al Segura desde marzo. Primero a razón de 20 hectómetros mensuales y ahora de 38, debido al aumento de las reservas de la cabecera. 
En este momento, dijo que las entradas de agua en cabecera se sitúan en 50 metros cúbicos por segundo, lo que es «importante». El presidente de la CHS espera que la sequía no dure «una eternidad» porque se cumple el cuarto año. «La historia nos dice que las sequías se acaban y que luego vuelve la normalidad». No obstante, destacó que «seguimos en situación de sequía hasta el 30 de septiembre».
El presidente de la CHS señaló que los recursos propios de la cuenca del Segura bajaron un 17% durante el año 2017, y los recursos de desalación «se han mantenido más o menos igual», mientras que la reutilización de aguas residuales ha bajado «un poquito».
Sin embargo, destacó que lo «más determinante» han sido las aguas procedentes del exterior, fundamentalmente del Trasvase Tajo-Segura y del Negratín-Almanzora, que han bajado un 46%.



Vuelve la normalidad al abastecimiento de la población



El presidente de la Mancomunidad de los Canales del Taibilla (MCT), Adolfo Gallardo, reconoció, por su parte, que había «mucha presión» con la producción de agua desalada. Explicó que sigue funcionando la planta de San Pedro del Pinatar a plena producción, y un poco menos la de Alicante. Asimismo, la MCT está demandando menos agua de las desaladoras de Acuamed.
Gallardo apuntó que hay un escenario de «cierta normalidad» y cree previsible que continúe así durante los próximos meses, de forma que no contempla posibles restricciones. Subrayó que los municipios mantienen su consumo «prácticamente como el año pasado», aunque hay «ciertas fluctuaciones de unos meses a otros» dependiendo de las lluvias.
«Es muy difícil lo que se les pide a los ayuntamientos, que también han hecho un esfuerzo importante durante los últimos años, evitando pérdidas en su abastecimiento», según Adolfo Gallardo.

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