martes, 19 de junio de 2018

Babor y estribor a una / Adrián Ángel Viudes *

No recuerdo cuándo aprendí a remar; si sé que de eso hace mucho tiempo, pero nunca lo he olvidado y, aunque ya las fuerzas merman, tengo por muy placentero bogar durante un rato en aguas someras.

Si son varios los remeros, babor y estribor tienen que acoplar su ritmo y su potencia para que el bote avance recto; solo cuando se quiere virar hay que hacer una buena ciaboga: avante los remos de una borda, atrás los de la otra, y una vez conseguido el nuevo rumbo avante todos, a la par, al unísono, a una

Muy parecida es la forma en que los miembros de una sociedad deben actuar para avanzar por el camino seguro y recto. Radicales y conservadores, derechas e izquierdas deberán utilizar con fuerza similar su potencia para que el rumbo de la nave se mantenga y no dé bandazos. Y el patrón al timón sin abandonar la caña por ningún motivo

También entre jóvenes y mayores, el ímpetu de los unos debe quedar equilibrado por la experiencia y sosiego de los otros.

España, a pesar de lo que digan algunos, no va bien. Nuestro secular individualismo se ha agigantado con el paso de los años, y la corrupción y la rebeldía permitida y propiciada por unos políticos cobardes que quieren ser “buenistas” permitiendo desmanes, protegiendo a los malhechores y dejando a los hombres y mujeres de bien al raso, desprotegidos, temerosos, no nos permite alcanzar a vislumbrar el final de periplo.

Alguno de mis lectores dirá: “Usted no se ha asomado a las calles de Murcia en Navidad o en Semana Santa, o durante las Fiestas de Primavera, porque de haber visto al gentío solazarse comiendo y bebiendo sin tasa no estaría preocupándonos con esas apreciaciones pesimistas”.

Y yo contesto: “El gallo canta pero algo tiene en la garganta”, y ese canto no es mas que un ferviente deseo de espantar los males, y lo de comer y beber con alegría se aconseja incluso en la Biblia. El Eclesiastés nos invita a disfrutar de la vida, pues nunca podemos estar ciertos de qué nos deparará, y también las alegrías de este mundo son un don de Dios. Y así cantamos como el coro de Marina, ese que dice: “ A beber a beber y apurar la copa de licor que el vino hará olvidar las penas del amor”

No se tomó Zamora en una hora, pero alguna vez habrá que empezar a educar desde las élites predicando con el ejemplo.

Me temo que con estos mandamases que nos intentan manejar, ni en horas, ni en meses, ni tal vez en años tomaremos la ciudad deseada.

Adolecen de virtudes, y algunos de preparación, tanto como van sobrados de egoísmo, caradura y mala intención, con la que intentan convencernos de que todo va muy bien, ocultándonos que nos están endeudando a un ritmo enloquecedor, y cuando llegue de nuevo otra crisis, que vendrá, volverán a pedirnos que nos apretemos el cinturón, que los mantengamos en el poder si queremos salir del atolladero. Y los otros, los que hasta ahora nos gobernaban, nos dirán que los votemos porque aquellos, los últimos en llegar, han sido los culpables del desastre.

Unos y otros no serán capaces de rebajar en un ápice sus remuneraciones, y lo que es más escandaloso sus prebendas. Y, por supuesto, en ningún programa electoral de derechas, centro, o izquierdas, podremos leer un compromiso claro de adelgazar esta administración elefantiásica reduciendo el número de cargos políticos, asesores y enchufados. No veremos tampoco el propósito de embridar a las autonomías suprimiendo organismos infructuosos, competencias duplicadas, inversiones innecesarias, gastos suntuarios. No intentarán remar al unísono para sacarnos del atolladero; y a ese paso la ruina que se avecina llegará más pronto que tarde.

No seré yo el que se rasgue las vestiduras ante este panorama y el pasotismo de nuestros paisanos; se que los duelos con pan son menos, pero también sé que si los de babor bogan y los de estribor cian mientras los pasajeros bebemos, comemos y cantamos, la nave, desnortada, sin velas desvelada, arrumbará irremisiblemente hacia los negros escollos, donde no le espera otra cosa que el naufragio. 
 
 
 
(*) Ex presidente de la CHS y de la Autoridad Portuaria de Cartagena

No hay comentarios: