lunes, 4 de junio de 2018

Vasallos y señores / Adrián Ángel Viudes *

Ya está el Rey Alfonso, el sexto de Castilla y León, arrodillado ante el altar de la capilla de Santa Gadea en Burgos. Por una puerta entra Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid. El Rey posa su mano en los evangelios y el Cid dice: “Rey Alfonso, ¿juráis no haber tomado parte alguna en la muerte de vuestro hermano Sancho?” “Sí, juro”, contesta. Hasta tres veces repite el Cid la pregunta y otras tres contesta el Rey. “Levantaos Rey Alfonso, ocupad vuestro trono y recibid el juramento de vuestros vasallos”, así concluye la condición impuesta por Rodrigo Díaz.

Se sabe que el Rey no perdonó esta humillación, decretando a los pocos días del juramento: “ Vete de mis tierras mal caballero probado y no vengas más a ellas desde este día en un año”. Salió el Cid acompañado de multitud de caballeros hacia el destierro y al verle partir el noble pueblo de Burgos exclamó: “Qué buen vasallo si hubiera buen señor”.

Vasallos y señores son términos de antaño; hogaño podríamos sustituirlos por gobernados y gobernantes para poder exclamar con lágrimas en los ojos: “Qué buenos gobernados si hubiera buenos gobernantes”. Este desastre es tan monumental, tan sin razón, que ni ganas dan de ejercer el derecho de la crítica. Pero no podría dormir tranquilo si decayera mi responsabilidad de comentar los últimos acontecimientos.

Este hijo del dios Cronos, el gallego Rajoy, revestido durante ocho años de la púrpura del poder, y aclamado como el mejor calculador de los tiempos políticos, permitió que los jueces le guindaran el cronómetro y, hasta el cuello de corrupción, condenado su partido, alanceado por los independentistas, rehén de los nacionalistas vascos, asustado por la iniciativa de su “leal” Sánchez y sintiendo en la nuca el aliento de su más despreciable adversario, el joven Rivera, no supo qué hacer, presa del pánico miró en derredor y no vio a nadie, solo las sombras de los muertos que él mató y que le dijeron: “Llegó tu hora, no te va a dar tiempo ni de arrepentirte antes de que te consuma el fuego de la hoguera que tú encendiste”.

Rodilardo Rajoy, el gran gato, no quería desprenderse del collar del poder, temiendo que sin los privilegios del aforamiento fuera derecho al banquillo. Pero lo peor para él es que a estas alturas ya da igual, lo han echado.

Sánchez se ha adelantado en una jugada arriesgada sin saber el resultado. Si hubiera tenido visión de Estado, lo suyo hubiera sido pactar una censura con el único fin de expulsar a los populares del gobierno para dar la voz al pueblo, a los gobernados, y que estos decidieran quién es el mejor para sacarnos de este tremendo atolladero, pero le ganó su afán de ser presidente por unos días. Los podemitas lo apoyan para luego traicionarlo de cara a las elecciones; los independentistas exigen independencia y los vascos autodeterminación y más billetes. 

¿Y Rivera? El joven político ha estado sumido en un disparadero, no podía seguir manteniendo a Rajoy, ni tampoco entregar el poder al PSOE con la esperanza de inmediatas elecciones porque Sánchez, una vez investido, no habrá quien lo mueva hasta el termino de la legislatura. Hizo por dos veces lo que debía: pedirle a Rajoy, una vez conocida la sentencia de la Gürtel, que disolviera y convocara elecciones, a lo que el ya ex presidente se negó al no querer dar la voz al pueblo por si éste le daba de lado. 

Una vez conocida la postura del PNV le volvió a pedir que dimitiera lo que hubiera hecho decaer la moción de censura, Sánchez no sería presidente y hubiera habido una sesión de investidura con muchas posibilidades de que el PP volviera al gobierno con un candidato fuera de sospecha. No lo hizo y se encontró de bruces con 180 diputados mandándole a su casa. 

Ahora la suerte está echada. Sánchez presidente controlado por separatistas y populistas y Rajoy de líder de la oposición. ¡Qué panorama! Van a faltar novenas para pedir ayuda. Solo Rivera e el único que quiere darle la voz al pueblo y eso es lo que yo pienso. “Que buenos gobernados si hubiera mejores gobernantes”.



(*) Ex presidente de la CHS y de la Autoridad Portuaria de Cartagena


(Publicado hoy en el diario La Verdad)

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