Por 66 votos a favor (entre ellos, sorprendentemente, los de dos de
los fugados de España para evitar la prisión por participar en un golpe
de estado, y exilados en Berlín y Bruselas); 65 en contra, y cuatro
abstenciones, las de la CUP (Candidatura de Unidad Popular), ha sido
reelegido Carles Puigdemont, y en su nombre, Quim Torra, presidente de
la Generalitat de la que fue relevado tras la aplicación del artículo
155 de la Constitución.
El Parlamento catalán en esta segunda sesión, ha votado por
delegación a Puigdemont y ha designado como delegado suyo en Barcelona y
en la Generalitat a Quim Torra, profesional del mundo económico del
seguro, y un desconocido en el mundo de la política pero que, cuanto más
se conoce de él más inquietud produce.
Se trata de un independentista
radical de derechas, neoliberal, defensor de posiciones supremacistas y
xenófobas y cercano a movimientos radicales como Alternativa para
Alemania o Amanecer dorado. Los tuits del personaje y, sobre todo, sus
artículos en contra de los españoles a los que llama bestias, contra los
inmigrantes, contra el castellano son de tal brutalidad y agresividad
que sorprende que este hombre pueda ser el Presidente por Delegación de
Cataluña.
El
verdadero presidente, el señor Puigdemont, ha seguido en directo todo
el debate (TV3 lo ha transmitido con esa doble imagen, dando a entender
que los investidos eran los dos, uno en Barcelona y otro en Berlín), ha
estado todo el tiempo pendiente de las palabras de Torra, de su lenguaje
corporal y de su cara de preocupación cuando Inés Arrimada, la líder de
la oposición, ha comenzado a leer no tuis, sino escritos del
supremacista en los que sostiene que los que no hablan catalán son
“carroñeros, víboras, hienas. Bestias con forma humana que beben odio.
Un odio perturbado, nauseabundo, como de dentadura postiza con moho,
contra todo lo que representa la lengua…”
Bajo, la mirada del fugado de Berlín, que podía verse en las
pantallas de TV 3, siguiendo el debate por ordenador, Torra cumplía con
lo que se le había ordenado: “el Presidente -decía- es Puigdemont y
las decisiones se tomarán tanto desde el Consejo de la Republica, que
presidirá Puigdemont, como desde una Asamblea de cargos electos, una
suerte de Parlamento paralelo, formado fundamentalmente por
independentistas”. Y además, añadía, respeto a la Declaración
Unilateral de Independencia del 27 de Octubre, fecha en la que la CUP ya
ha exigido que se vuelva a declarar formalmente este año la
Independencia de Cataluña y la escisión de España.
Y además, seguir con todo lo que se había aprobado antes de la
intervención del Gobierno central, luchar por la instauración de la
República catalana, impulsar todas las Leyes suspendidas por el Tribunal
Constitucional y colocar al Parlamento en el centro de cualquier
decisión y obediencia. Y todo eso, con el articulo 155 todavía en vigor,
y que todos los partidos, excepto Ciudadanos, se quieren quitar de en
medio, como sea.
Especialmente Mariano Rajoy, que, al igual que anunció,
en su momento y en repetidas ocasiones, que no se llevarían a cabo los
Referéndum del 9-N y del 1-O, y que se cumpliría la legalidad vigente y
el orden constitucional en cuanto a consultas y declaraciones
ilegales, hoy ha vuelto a repetir exactamente lo mismo, casi con las
mismas palabras, y probablemente con el mismo resultado que las
anteriores.
Como única reacción política, ha convocado una reunión con el
secretario general del PSOE para el martes y otra, con Albert Rivera
para el miércoles, cuando es tan grave lo que ha pasado estas últimas
setenta y dos horas en el Parlamento catalán, que debía haber convocado a
la vez a representantes de todos los partidos políticos, por lo menos
para reflexionar hacia dónde va a Cataluña y qué es lo que hay que hacer
para que, como está ocurriendo, la situación continúe complicándose, y
radicalizándose.
Porque la situación hoy es más grave que antes de la
aplicación del 155, el independentismo sigue llevando la iniciativa y la
salida a una situación tan crítica como la actual, no la soluciona sólo
el Tribunal Superior de Cataluña, la Audiencia Nacional y el juez
Llarena… Algo tendrá que hacer Rajoy.
(*) Periodista y economista
No hay comentarios:
Publicar un comentario