La peripecia de Puigdemont desde que, al
marchar al exilio, internacionalizara el conflicto España-Catalunya, no
solamente ha conseguido un éxito muy notable hacia fuera, pues ha
puesto la cuestión en el orden del día de la política europea, sino
también hacia dentro.
A pesar de las campañas descrédito de los
publicistas a sueldo de la derecha insultando al MHP, tildándolo de
"prófugo", "cobarde" o "traidor", su figura se ha ido agrandando poco a
poco, se ha ganado una amplia audiencia en Europa y, lo que también
tiene su importancia, ha funcionado como un referente, como un ejemplo
que ha galvanizado a otros sectores del independentismo y ha animado a
personas tan valiosas como Anna Gabriel y Marta Rovira a escoger el
camino del exilio.
Esta función de Puigdemont como un símbolo para la
resistencia y el combate, vuelve a aureolarlo con el prestigio del líder
gaullista que ya mencionamos en otros posts anteriores. Al igual que De
Gaulle, Puigdemont fija su residencia en el extranjero (el general
francés lo hizo en Londres), desde donde seguirá animando la lucha por
la independencia de la República Catalana y el cese de la intervención
española, como De Gaulle había luchado por la liberación de Francia.
El acuerdo de la mesa del Parlament con
la aquiescencia de la CUP era proponer la investidura de Puigdemont una
vez que el Estado había frustrado las dos alternativas de Sánchez y
Turull a base de mantener al primero en la cárcel y encarcelar sin más
al segundo.
En el caso de Turull, la CUP se desvinculó del acuerdo y se
abstuvo en la votación de investidura con lo que esta no se produjo en
primera vuelta y el Supremo lo encarceló y tampoco hubo segunda
votación. Turull no sería presidente, como no lo sería Sánchez porque al
juez Llarena no le da la gana, porque razones de peso no hay.
Se
planteaba así un retorno a la posición original. El B155 no estaba
dispuesto a permitir investidura alguna que no le gustara. En
consecuencia, volvía a estar activa la primera opción, esto es, investir
a Puigdemont, sobre quien recaía la legitimidad de la presidencia de la
República Catalana. Renacía el momento De Gaulle.
En
el ínterin, el Comité de Derechos Humanos (CDH) del Consejo Económico y
Social (ECOSOC) de la ONU exigió que se respetaran los derechos
políticos de Sánchez, entre ellos, los de sufragio activo y pasivo.
Sánchez se declaró dispuesto a renunciar a su acta para facilitar las
cosas, pero la decisión del CDH venía a cambiarlas sustancialmente.
Quizá
sea esa la razón por la que algunos no han desistido del acuerdo de
investir a Puigdemont y decidido volver a proponer a Sánchez. Entre
ellos, el mismo Puigdemont. El nuevo giro produce algún desconcierto y
tengo idea de que, si no es propuesto Puigdemont, la CUP retornará a su
actitud de abstención. Esta vez, el asunto podría ser distinto dado que,
en principio, Sánchez podría ser investido en segunda vuelta.
Pero
eso solo será si, haciendo caso a la exigencia del CDH, el juez Llarena
permite que el presidente de la ANC salga de la cárcel, que no está
nada claro pues ya parece que los jueces españoles, siempre partidarios
del sostenella y no enmendalla, están dispuestos a continuar con
sus arbitrariedades en el seno de la causa general contra el
independentismo que han puesto en marcha.
En ese caso, habría que proponer sin más rodeos a Puigdemont.
Palinuro,
como la CUP, cree que el presidente legítimo es Puigdemont y él quien
debe ser investido. A su vez, a diferencia de la CUP, escucha al MHP
recomendar que se vote por Sánchez es de suponer que, sobre todo, para
demostrar una vez más la voluntad de entendimiento.
A lo mejor el
gobierno se digna dialogar con Sánchez ya que reitera (no enmendalla)
no tener intención alguna de hacerlo con Puigdemont. Probablemente
tampoco lo hará y eso si el propuesto consigue salir de la cárcel. Se
cumplirá así una vez más la experiencia de que cuantas más concesiones
se hacen, más hay que hacer.
Aun así, la propuesta de investir a Sánchez es admisible con dos reservas: 1ª) si Llarena no suelta a Sánchez, se producirá de inmediato la propuesta de investidura de Puigdemont; 2ª) esta se hará en cualquier caso cuando la situación judicial del MHP así lo permita.
Aun así, la propuesta de investir a Sánchez es admisible con dos reservas: 1ª) si Llarena no suelta a Sánchez, se producirá de inmediato la propuesta de investidura de Puigdemont; 2ª) esta se hará en cualquier caso cuando la situación judicial del MHP así lo permita.
(*) Catedrático emérito de Ciencia Política en la UNED
No hay comentarios:
Publicar un comentario