En el ranking mundial de Universidades, la primera Universidad
madrileña que aparece en la clasificación es la Complutense y en segundo
lugar la Universidad Autónoma de Madrid. Pero ni una ni otra están
entre las 100 primeras Universidades del mundo. Mas bien bastante lejos:
la Complutense en el puesto 199 y la Autónoma en el 261.
Al amparo de un principio loable, mejorar la formación continua de
los activos y demandantes en el mercado laboral favoreciendo la puesta
al día en los conocimientos, la formación continua y el intercambio de
experiencias, han proliferado los master de postgrado, utilizados en
demasiadas ocasiones como una fuente de ingresos que nutren las cuentas
de las Universidades y complementan las retribuciones del profesorado.
La competencia en materia de educación en España está difuminada
entre las Comunidades Autónomas que han ocupado con avidez el poder
universitario, más o menos directamente, utilizando la moneda de cambio
de la financiación con cargo a los presupuestos públicos. Un error
difícil de corregir y que exige audacia, que como se sabe es la virtud
de los valientes.
Y esta práctica se repite en todas las CCAA, por mucho que se
proclame que se respeta la autonomía universitaria. La Universidad es un
campo de juego de la política autonómica a conquistar y controlar, como
lo es la Justicia, ambas al abrigo financiero de los presupuestos
autonómicos.
Para que existan Universidades independientes y reconocidas tienen
que concurrir Gobiernos convencidos de respetar la autonomía, junto a
instituciones históricamente solidas que no se dobleguen al poder
político y una iniciativa privada dispuesta a apoyar el conocimiento y
la investigación como inversión de futuro.
El caso del master de Cristina Cifuentes ha servido para que la
izquierda que tiene un capacidad reconocida de ocupar instituciones,
proclame que la Universidad Rey Juan Carlos es subsidiaria del PP por
haber sido creada en tiempos de Alberto Ruiz Gallardón. Cuando menos es
una aseveración interesada, ya que Ruiz Gallardón aplicó un programa
intensivo de inversiones en el Sur de Madrid con el objetivo de
conseguir un efectivo reequilibrio territorial que consolidó un cambio
electoral que ahora, por los errores propios, ha revertido.
Y en el Sur de la Comunidad no había razón alguna para que Getafe
ostentase el monopolio universitario, siendo Móstoles la primera ciudad
en número de habitantes.
En todo caso, Cristina Cifuentes se ha equivocado en la respuesta que
ha dado y ha ido agravando una cuestión menor y que no es excepcional
en la política española. Dar brillo y esplendor al curriculum es una
tentación absurda cuando se está en la política y se quiere permanecer
en ella. Tan absurda como quitarse años.
Su carrera en el PP no se ha basado nunca ni en su formación ni en su
experiencia profesional, como sucede en general en la política española
que no se rige por los principios de mérito y capacidad que son los que
la Constitución proclama para el acceso a la función pública.
El proceso selectivo en todos los partidos, hoy por hoy, es
endogámico y ,como se dice por los expertos, está regido por unas elites
extractivas que priman la fidelidad ciega , aunque luego el elegido
salga rana.
El problema real es el PP en Madrid y su capacidad para afrontar las
elecciones municipales y autonómicas con una cierta garantía. El
crecimiento de Ciudadanos está basado en la selección del mal menor por
exclusión. Sin experiencia de Gobierno, al resguardo de los conflictos,
con el bagaje de su acierto en Cataluña, va creciendo el partido de
Rivera, con propuestas en los espacios del moderantismo que suenan bien
a un electorado descreído.
El PP va a necesitar a Ciudadanos y Ciudadanos va a necesitar al PP
que todavía conserva una mayor implantación territorial. Por tanto,
busquen los puntos de acuerdo y subordinen los intereses particulares a
los generales. Perder el Gobierno de la Comunidad de Madrid a un año de
las elecciones es un disparate.
Y Cristina de Cifuentes lo tiene que entender.
Lo mejor que puede pasar es que dejemos de oír ya historias sobre su master.
(*) Abogado y Registrador de la Propiedad
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