MADRID.- De los periodistas se dice, erróneamente, que "valen más
por lo que callan que por lo que cuentan". Algo así sucede con el
ministro de Economía, Luis de Guindos, que en el relato que hace sobre
la crisis financiera suele caer siempre en los mismos olvidos, pese a
que le hacen explicar este capítulo negro de España una y otra vez, analiza hoy el.diario.es
La última fue este martes en la Comisión de Investigación de la crisis
financiera, en la que tuvo que recorrer de nuevo la reciente gran
recesión española el día en el que cumplía 58 años. El ministro volvió a
dejar en su explicación las mismas lagunas y agujeros negros de las que
ya trufó sus memorias.
La organización de la Comisión, que permitía contestar en bloque a los
diputados, facilitó que el ministro saliera vivo, incluso después de las
duras acusaciones que su exjefe, Rodrigo Rato había vertido en ese mismo sitio una semana antes.
"Las teorías de la conspiración son de perdedores", dejó caer el
ministro en su intervención. Un recado para su otrora colega, que le
acusó de querer meterle en la cárcel, y también para los portavoces
parlamentarios que le azuzaron con cuestiones sobre su intervención en
la caída de Bankia y Popular. Pero poco lograron arrancar el actual
ministro y eterno candidato a alto cargo en las Instituciones Europeas
(ahora aspira a un sillón en el BCE). Estas son algunas de las
principales pérdidas de memoria del político popular:
El innombrable
Luis de Guindos se olvidó del
nombre de Rodrigo Rato. O si lo recordaba no lo pronunció ni una sola
vez durante sus tres intervenciones. Las referencias eran "al
expresidente de Bankia" pero no salieron de sus labios el nombre y
apellidos de su antiguo mentor y colega. Algo tan complicado no puede
ser más que deliberado. Ese olvido vino acompañado de casi cualquier
referencia a su relación y a cómo interactuaron en las últimas horas
antes de la dimisión de Rato y la nacionalización de Bankia.
De Guindos
concretó que Rato dimitió de Bankia y horas después amagó con aplazar la
decisión, punto al que De Guindos se opuso porque el cambio ya estaba
comunicado a la CNMV. Pero ni una referencia a toda la trama que según
Rato tenía como objetivo final llevarle a la cárcel. Esto es, la
filtración de que el servicio de blanqueo de capitales estaba bajo su
pista, que se había acogido a la amnistía fiscal y el informe de la Onif
sobre los movimientos de rentas entre sociedades del exgerente del FMI.
Currículo en blanco
El ministro es uno de los pocos banqueros que tiene como tentación
recurrente no hablar de su pasado profesional. Este pasa por haber sido
la mano derecha de Rato; por ser el representante de Lehman Brothers en
España o por haber sido consejero de una entidad que terminó siendo
nacionalizada (BMN).
Ya casi en el descuento de la comisión (pasadas las
nueve de la noche), De Guindos aseguró que estaba "muy orgulloso" de
haber sido consejero de la entidad (que ahora se ha fusionado con
Bankia) porque cuando él pasó a estar del lado del Ejecutivo fue una de
las pocas a la que no hubo que bajar los sueldos del consejo.
Ya en sus
memorias, Luis de Guindos prefería remontarse a su etapa de docente que
sacar pecho de lo que una vez le había puesto en pequeño círculo de los
banqueros en España. Ayer no fue diferente, hasta el punto de que
prefirió explicar la crisis sin referirse a la situación en EEUU.
Ley del suelo y burbuja inmobiliaria
El exbanquero tuvo diversos cargos en el ministerio de Economía cuando
se hicieron cambios regulatorios que liberalizaron el suelo. De Guindos
los obvió en su primera exposición y tras las numerosas preguntas, en el
turno de réplica sí aseguró que los principios de la liberalización del
suelo eran los correctos (cuanta más oferta, más barato, en su
opinión), pero que no se lograron aplicar por una sentencia del Tribunal
Constitucional. Acto seguidos, el ministro trasladó el nacimiento de la
burbuja justo a los primeros años de Gobierno socialista, nada más
abandonar el cargo el tándem Rato-De Guindos.
Su papel protagonista
De forma poco habitual en él, De Guindos exprimió un relato de los
acontecimientos en el que él mismo aparece como un actor secundario. En
sus memoria, él desde luego es un actor principal, pero como esta
comisión va de buscar culpables, el ministro optó por hacer suya la
máxima de que es mejor ser esclavo de los silencios que preso de sus
palabras, y prácticamente no se dio otro papel en el rescate que el de
mejor transmisor entre el Banco de España y la troika.
Este relato choca
además frontalmente con el que Rodrigo Rato había hecho de él una
semana antes, en el que había descrito a un De Guindos como un
manipulador que manejaba el rescate de Bankia a espaldas de Miguel Ángel
Fernández Ordóñez, entonces gobernador del Banco de España.
La liquidación de Banco Popular
La última (por ahora) réplica del terremoto financiero ha sido la
liquidación y venta por un euro de Banco Popular a Banco Santander. Bajo
el mandato de De Guindos se decidió no incluir a Popular en la
transferencia de activos al banco malo (otro de los puntos negros, por
cierto, de la gestión del rescate), y la toxicidad de sus activos acabó
finalmente conduciendo a la entidad al desastre.
El oscurantismo con el
que la Junta Única de Resolución europea tomó la decisión de liquidar el
banco hace que aún se le pidan constantes explicaciones al ministro,
que se escuda en que el Estado español ya no tiene competencias en esta
área dentro de la configuración de la Unión Bancaria. Con todo, una
referencia más clara en su mandato se hubiera agradecido por parte de
los bonistas y accionistas que están inundando con sus demandas los
tribunales españoles y europeos.
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