El vértigo
electoral se ha apoderado del ambiente político y social
catalán, tras la aplicación del artículo 155 que ha intervenido
la Generalitat de Catalunya, y la decisión del presidente del
gobierno, Mariano Rajoy, de convocar elecciones autonómicas en
Cataluña para el jueves día 21 de diciembre. La guerra secesionista
se ha traslado a las encuestas.
odo
ello después de que el Parlament –ahora disuelto por aplicación del
artículo 155– votase el pasado viernes día 27 de octubre la ley de
transitoriedad que debía conducir a la creación de una República de
Catalunya por 70 votos a favor, 8 en contra y 2 abstenciones, en
ausencia de los diputados de Ciudadanos, Partido Popular y Partit dels
Socialistes de Catalunya que se opusieron y abandonaron la Cámara de 135
escaños.
A las manifestaciones populares, a favor y en contra, de una
declaración de independencia – ya anulada por el Tribunal Supremo –
siguieron la entrada en vigor del artículo 155, las citaciones
judiciales, a petición del Fiscal General del Estado, de los presidentes
de la Generalitat Carles Puigdemont y del Parlament, Carmen Forcadell,
junto a los consellers y los miembros de la Mesa parlamentaria.
Con el paréntesis de Carles Puigdemont en Bruselas, para según
fuentes próximas al ex president, "tratar de explicar" su causa ante la
Prensa y solicitar apoyos a las instituciones europeas que se mantienen
firmes al soporte constitucional español, pero pidiendo diálogo para
resolver el conflicto.
De momento todos los bandos parecen darse un respiro –excepto el
judicia – con la esperanza que la cita con las urnas del 21-D abra
nuevas perspectivas.
Es improbable que los nacionalistas reediten su coalición de Junts
pel Si (PDECat y ERC), que junto con la CUP sumaban una mayoría de 72
escaños. Tampoco es seguro que Ciudadanos, PP, PSC mejoren notablemente
sus posiciones. La gran incógnita es que pasará en la nueva Catalunya en
Comú, la nueva formación de Ada Colau i Xavier Domènech, que integrará
además la ex coalición de izquierdas Catalunya sí que es Pot.
Se da por seguro que todos los partidos acudirán a la cita con las
urnas y afinan sus estrategias. ¿Con que lideres? Pesa ahí la incógnita
de cuál será el peso de la Justicia sobre los actuales dirigentes, sobre
todo Puigdemont (PDECat) – aunque siempre dijo que no sería candidato –
o de Oriol Junqueras (ERC), cuya formación continua siendo la que
lidera todas las encuestas. La rebelión en el PDECat, ex Convergència,
ya está en marcha con la oferta del ex conceller Santi Vila, que siempre
se mostró reticente a la independencia, pero apuró hasta el último
minuto para dimitir un día antes de la votación parlamentaria.
Y, ¿qué pasará si las elecciones del 20-D arrojan unos resultados similares a los que existían hasta el pasado 27 de octubre?
Habrá avalancha de de encuestas en las próximas semanas. Pero, de
momento, cabe señalar la del Centre d’Estudis d’Opinió -realizada
durante esos últimos y tumultuosos días- en que arroja una balance casi
igual a la pasada legislatura: Junts pel Sí (JxSí) volvería a ganar las
elecciones –aunque es dudoso que se reedite– y podría formar gobierno
con la CUP, si esa agrupación se deja- hasta sumar una mayoría entre 68 y
72 diputados. Otras ajenas a estos intereses. no son tan optimistas
para los intereses secesionistas.
Ciudadanos (Cs) volvería a ser el segundo grupo y principal partido
de la oposición, con posible mejoría de un escaño hasta llegar a 26. El
PSC podría recuperar dos o tres escaños, llegando a 19. Catalunya en
Comú (que sumaría a los comunes la coalición de izquierdas de Catalunya
sí que es Pot). Y, el PP seguiría con 11 escaños. Pero, el único
resultado veraz será el que arrojen las urnas el jueves 21 de diciembre
donde se prevé un alto índice de participación.
(*) Periodista
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