miércoles, 3 de marzo de 2010

La política regional y la esfera mediática. La historia de una perversión de la democracia / Patricio Hernández *

"Ud. lo que tiene que hacer es viajar menos y leer más los periódicos". Recordaréis muchos de vosotros el viejo chiste que le hacía decir esto al dictador Franco cuando un periodista en una sesión de prensa le negaba las supuestas realizaciones proclamadas por el régimen. Pues amigos, hemos llegado nuevamente a ese punto.

La crisis que agobia a muchos medios de comunicación les hace mostrarse crecientemente dependientes del presupuesto público. La opacidad con la que se gestionan los recursos públicos hace que, como en tantos otros casos, nunca lleguemos a saber cuanto denero llega finalmente al presupuesto de tal o cual periódico, de esta o aquella televisión o radio, pero las cantidades son enormes.

Una semana tras otra aparecen los suplementos publicitarios, los "especiales", que se añaden a la marea de anuncios institucionales, las campañas incesantes cuyos destinatario son siempre los ciudadanos de la región. Nos quedaríamos pasmados si llegásemos a saber cuanto dinero público acaba por subvención o publicidad en los medios de comunicación. Nunca tuvieron tanta importancia los gabinetes de comunicación de las instituciones. Nunca los políticos estuvieron tan obsesionados con el espejo de los medios que suminitra el oxígeno del que se alimenta el imaginario social.

Se configura así una esfera mediática -en nuestro caso regional- donde los medios públicos al servicio del gobierno se suman a los privados "receptivos" a las incesante propaganda pagada e inducida desde ámbitos institucionales para crear una realidad virtual, mediática, que se impone a la propia realidad y termina por anularla, dejando a la sociedad desarmada e indefensa.

Si un político es hábil y suficientemente desvergonzado y con acceso recursos económicos puede crear la imagen de si que quiera. El caso de Pedro Alberto Cruz, el Consejero de Turismo y Cultura es el ejemplo más logrado de cuanto decimos. Produce constantemente sus propias noticias, que son digeridas y reproducidas por los medios no ya sin resistencia crítica, sino con entusiasmo.

Así, un artículo en el New York Times, a todas luces dictado a alguien que no conoce la región, es celebrado como la prueba incontrovertible del nivel de excelencia a que ha llegado la cultura en la región. Da lo mismo que los ciudadanos no lo perciban así en su entorno, que aquellos ámbitos en que circula la cultura que disfrutan los ciudadanos no haya cambiado e incluso haya retrocedido. Es igual, lo verdaderamente importante es lo que diga la prensa.

Trabajo personalmente en la gestión cultural pública y puedo deciros que hace muchos años que la situación no era tan mala. Hemos visto reducirse los recursos públicos dedicados a la cultura como nunca antes había ocurrido en democracia. Los servicios que se ofrecen a los ciudadanos están deteriorándose a un ritmo acelerado.

Este año los museos carecen de presupuestos mínimos para programar dignamente, lo mismo que los teatros públicos, las olvidadas bibliotecas, los ignorados archivos, de igual forma que el presupuesto para preservar nuestro patrimonio histórico ha sido sacrificado sin medida, lo mismo que ocurre con los recursos transferidos a los municipios y a las asociaciones y entidades culturales, con muy pocas excepciones.

Pero nadie va a hablar porque hay miedo. Ni los funcionarios ni los programadores, ni las asociaciones, ni los medios de comunicación con las salvedades que conocemos bien. Uno de los efectos preversos del sistema autonómico es que acerca peligrosamente el control de las instituciones sobre la sociedad, máxime en una región pequeña como la nuestra y en un campo como la cultura que depende casi por completo de los recursos públicos. Está funcionando más que nunca la compraventa de voluntades, el silencio complice, la autocensura y el cálculo de expectativas futuras, con muy pocas y dignas excepciones.

Veamos un ejemplo clarísimo: el caso de la Conservera de Ceutí. El nuevo espacio dedicado a artistas jóvenes emergentes sustituyó a Ceutí Imagina, sumido en una crisis de recursos seria por tratarse de un centro sostenido exclusivamente con recursos del municipio modesto que es Ceutí, que no obstante recibía miles de visitantes y mantenía un nivel muy aceptable de exposiciones.

Ahora la nueva Conservera es el centro de arte menos visitado del país: las cifras maquilladas no pueden acultar que el número de trabajadores del centro es todos los días superior al de los visitantes, que muy raramente alcanzan la decena. Son exposiciones que nadie visita, un esfuerzo del presupuesto público completamente inútil...salvo que la propaganda y la publicidad digan lo contrario.

Casi todos los suplementos y revistas culturales -publicidad pagada mediante- se hacen eco de las exposiciones trimestrales, las mismas que nadie visita. ¿Cuanto cuesta al presupuesto público cada persona que entra en La Conservera? Ceutí Imagina era 20 veces más económico desde este punto de vista y más rentable culturalmente para la sociedad.

Pero un trabajo incesante de propaganda se empeña en hacernos creer que estamos ante uno de los hitos más importantes entre los centros de arte contemporáneo de nuestro país. Sin rubor, día a día, son dedicados esfuerzos y recursos a decirnos lo importante y reconocido que es La Conservera, y muchos medios y periodistas entran en el juego. El Consejero en persona es el encargado de proclamarlo sin que nadie le enfrente a una realidad que cualquiera puede conocer.

El último ejemplo de que la política se hace y resuelve al margen de los ciudadanos, en las páginas pagadas directa o indirectamente lo tenemos en la nota que acaba de hacer pública la consejería respecto al reconocimiento que le ha brindado una revista de arte norteamericana que considera a la Conservera nada menos que el segundo mejor museo de arte contemporáneo del país. Flipante.

Es todo de una gran perversión pero no podemos hacer mucho, salvo tenerlo claro y explicarlo a la gente por los medios que podamos.

(*) Presidente del Foro Ciudadano

1 comentario:

Anónimo dijo...

¿Miedo? Peor aún, si te sales un poco del guión te llaman al orden hasta los más mediocres del lugar. Así de patética es esta región y tiene de "cooltura", un término que la mayoría de ciudadanos de la región no entiende pero que se utiliza machaconamente para gloria del emperador desnudo.