domingo, 14 de febrero de 2010

El abogado Mazón se confiesa creyente y revela que deseaba ser periodista

MURCIA.- José Luis Mazón (Orihuela, 1959) es uno de los abogados españoles más reputados en la defensa de los derechos fundamentales y las garantías constitucionales. Ha abierto importantes brechas en la legislación nacional y europea y marcado hitos en la justicia, como la 'sentencia López-Ostra' por contaminación por ruidos (dictada por el Tribunal de Estrasburgo); la condena del Comité de Derechos Humanos de la ONU a España por falta de una doble instancia en la ley procesal penal; la sentencia sobre contaminación de viviendas por campos magnéticos; la condena a once magistrados del Tribunal Constitucional por no motivar una resolución; la condena al juez Fernando Ferrín Calamita por entorpecer por razones religiosas la adopción de una niña por parte de dos mujeres lesbianas; la admisión de la querella por cohecho y prevaricación contra el juez Garzón por el caso de los cursos en EE UU que pagó el Banco de Santander, o la admisión por el Tribunal de Cuentas de la denuncia contra el ex presidente José María Aznar por el uso de dinero público para conseguir una medalla en EE UU.

Esto es parte de una entrevista que hoy publica el diario 'La Verdad'.

- ¿Me puede explicar de qué va usted?
-Voy de defender la legalidad democrática, los derechos fundamentales y de evitar que el Estado haga profesión de la fe católica en los espacios públicos.

- ¿Va de justiciero, entonces?
- Soy un abogado activista en materia de derechos civiles y una parte de mi tiempo la consagro a hacer lo que me gusta, que es eso. Esto del Cristo es parte de esa labor.

- Con la Iglesia oficial, se refiere.
- Jesucristo se rebelaría contra ella. Totalmente. La disolvería en el acto. No le queda nada de la esencia del cristianismo.

- Resulta curioso que hable usted de cristianismo. ¿Cómo entiende esa religión?
- El cristianismo son valores espirituales como el desapego a lo material, del que la Iglesia sólo demuestra lo contrario; sinceridad y transparencia, y la Iglesia es hipocresía y doble moralidad... La Iglesia es pura contradicción con el cristianismo. Es una organización anticristiana en sus hechos.

- Pero no va a ir ahora de ingenuo, ¿verdad? Usted era consciente de que este tipo de reacciones se podían llegar a producir.
- Esperaba una respuesta fuerte, pero más civilizada. No sabía que existía esta Murcia ultracatólica y exacerbada. Pensaba que todo iba a quedar en una respuesta de apego hacia ese símbolo, de recogida de firmas... No este descontrol y esta virulencia. Estoy sorprendido.

- ¿A usted le molesta o le ofende la imagen del Cristo?
- Desde que era un niño y formaba parte de los grupos de Misión y Rescate, e íbamos los fines de semana buscando restos arqueológicos, siempre me pareció que esa estatua estaba profanando un castillo árabe y que no debía estar ahí. Pero no por ser un símbolo religioso, sino por ser una especie de postizo que deforma la belleza del lugar. Y ahora, con la 'sentencia Lautsi' de Estrasburgo, he visto que a la estatua le había llegado su hora.

- Pero, insisto, ¿le molestan los símbolos religiosos?
- El símbolo religioso en un espacio religioso no me violenta. Pero que un ciudadano que tiene derecho a que el marco jurídico de los espacios públicos se respete y que el Estado, que tendría que hacer cumplir la legalidad internacional, no lo haga, pues sí me molesta.

- ¿Es usted ateo?
- Mucha gente me lo pregunta. Yo tengo un sentido panteísta de la vida. Desde el punto de vista de los católicos, igual soy ateo. Para mí existe una fuerza divina que es la Naturaleza. Yo soy...

- ...pachamamista.
- Pachamamista. Exacto. Creo en la naturaleza como la Madre Tierra. La naturaleza inmediata, que es nuestro planeta, y también el Universo.

- ¿Y viendo la que ha montado, volvería...?
- ¡Volvería a hacerlo, sin duda! Pero quizás limando más detalles, calculando más y buscando mejorar el efecto.

- ¿Es que cree que no se le ha entendido bien?
- No, se me ha entendido perfectamente. Pero viendo lo que ha pasado, me hubiera preparado mejor, incluso psicológicamente, contra la adversidad.

- ¿No busca, en realidad, protagonismo?
- Mucha gente lo piensa. Busco mi sentido del deber y de la justicia. Pero a veces, es cierto, te metes en cosas que dan lugar a que tus actos sean conocidos. Pero yo no sirvo a la fama; otra cosa es que la fama aparezca en mi vida.

- Pero no le molesta.
- En absoluto. Aunque a veces es un engorro tremendo. Y otras veces una tentación seductora. Creo, por ejemplo, que Garzón se vio totalmente dominado por la fama. Y llegó un momento en que ya no hacía las cosas por sentido del deber, sino por servirse a sí mismo. No quiero que eso me ocurra a mí.

- ¿Y no se siente en peligro? ¿No teme que su propio ego acabe venciéndolo?
- Bueno, yo hago una especie de limpieza diaria y trato de vigilar mi conciencia de forma cotidiana. Pero es posible que a veces haya sucumbido. Cuando me he dado cuenta de ello, he rectificado.

- ¿Y tiene alguna esperanza de que los tribunales españoles le den la razón con el Cristo de Monteagudo?
- Van a tener muy complicado no dármela. La sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos les obliga a darme la razón y si no lo hacen, será violentando sus obligaciones. De todas formas, yo estoy preparado para todo.

- Usted siempre lo fía todo mucho más lejos.
- Por supuesto. Iré al Supremo, y luego al Constitucional, y después a Estrasburgo si hiciera falta.

- Y cree que allí lo ganará.
- Es que el caso es idéntico al de la 'doctrina Lautsi', salvo que en vez de ser un crucifijo en la pared es un pedazo de estatua de 14 metros de alto en un terreno público.

- Luego tendrá que ir a por el Cerro de los Ángeles y a por el Valle de los Caídos.
- (Se ríe) Creo que por el momento me voy a conformar con el Cristo de Monteagudo. No me veo ahora mismo abriendo otra brecha como ésa.

Entrevista completa en: http://www.laverdad.es/murcia/v/20100214/region/sabia-existia-esta-murcia-20100214.html

4 comentarios:

babieca dijo...

digo, yo habra que prohibir los desfiles de semana santa ya que utilizan las calles de las ciudades y son un lugar publico ?, necesito una respuesta

Eurídice-v dijo...

Mucha democracía, pero aquí, cada vez se intentan prohibir más cosas. Los símbolos, que son parte de nuestro sentir e historia, no deberían desaparecer. Otras religiones, si respetan sus símbolos. Es una pobre opinión. Un saludo.

Anónimo dijo...

La "solemne inauguración" de la nueva imagen del Sagrado Corazón de Jesús en el cerro de Monteagudo fue apoteósica. Cientos de huertanos escalaron el desangelado y escarpado risco para adorar al Cristo "erigido en sustitución del que derribaron en 1936 las hordas marxistas", como recogió la prensa. Aquel 28 de octubre de 1951 un zagal de pantalón corto, Anastasio Martínez Valcárcel, sólo tenía ojos para su padre, Nicolás Martínez Ramón, el escultor que reunió a un ejército de aprendices para moldear una figura colosal con la que Murcia se consagraba de nuevo al Corazón de Jesús, tal y como había impuesto en 1919 el rey Alfonso XIII.

El boceto en miniatura que Nicolás presentó al concurso convocado para crear este símbolo de la Murcia de la posguerra reposa hoy con los brazos extendidos en una repisa del taller de Anastasio, entre decenas de piezas destruidas por la incultura política y rescatadas de basureros por la familia del maestro de La Albatalía, fallecido en Murcia en 1990 a los 84 años.

"No tiene ni una 'plaquica' en Murcia, eso sí que es una pena, cuando fue un artista que creó escuela", se indigna Anastasio, que cuenta a LA OPINIÓN cómo ha vivido la familia del autor de los dos cristos de Monteagudo -el de 1926 y el de 1951- la polémica suscitada tras la demanda del abogado José Luis Mazón para que sea retirada de este lugar público bajo tutela de la Administración estatal.

"El pueblo se ha echado a la calle como en el 2 de Mayo, ha sido un movimiento popular sin ideologías y la gente ha gritado, no estamos dispuestos a que se retire un símbolo que identifica a Murcia. Defendemos una obra de arte y no somos como los talibanes", defiende el hijo mayor del célebre escultor, orgulloso con la respuesta popular, "ya que evidencia que España está viva cuando nos quieren quitar algo que es nuestro".

No es la primera intentona que se organiza para eliminar la escultura. "Mi padre vio cómo dinamitaron la primera que hizo con mi abuelo Anastasio, un hombre muy generoso -maestro de José Planes y Clemente Cantos-, y se volcó con esta segunda imagen, dio trabajo a todo el pueblo de Monteagudo y el resultado es una obra de una consistencia escultórica poco común, capaz de competir con cualquiera de las grandes concepciones escultóricas. Sólo hay que ver el grado de expresividad en esa forma de cortar la materia, de ordenar volúmenes y moldear las formas. Mi padre se lo tomó como si estuviera escribiendo una novela o un tratado de filosofía...". SIGUE

Anónimo dijo...

Nicolás Martínez recibió el encargo en enero de 1951 y diez meses después fue bendecida por el obispo en lo alto de la colina. La escultura se creó en su taller de la antigua calle San Judas, detrás de la plaza de Santa Isabel. Anastasio, que hoy tiene 69 años, recuerda cómo traían el barro de Sangonera la Verde y cómo empezó a armarse aquel gigante de piedra artificial -mármol molido con aglomerado de cemento blanco- que se elevaría hasta los 14 metros de altura. "Colaboraba amasando el barro para los modelos iniciales", rememora. "Escurríamos las mantas empapadas para que no se secara, pero se agrietaba y había que igualar con la ilusión de un aprendiz".

El método empleado fue la talla por sacado de puntos, es decir, trasladar las medidas de un modelo a un bloque ampliándolo un número de veces, procedimiento empleado por los egipcios, Alberti, Miguel Ángel o Rodin. "Fue una escuela -suspira Anastasio- donde descubrimos ejes, coordenadas, tambores y profundidades. ¡Había que sacar líneas rectas de la piedra! Trabajar con las manos era un orgullo para mi padre y con él aprendí que el dibujo y el arte es un idioma y hay que conocer su métrica. Una obra en blanco puede ser eterna, depende de cómo la manipules".

La obra se trasladó por piezas a Monteagudo en carros y se subió después en burros hasta una plataforma que se habilitó en la parte posterior de la ladera, desde donde salía un vagoneta que llegaba hasta la cima de la montaña. Vecinos que después seguirían trabajando en el taller como Antonio García Marín, 'El amigo', repasaban las partes que iban acoplándose a una estructura de hierro galvanizado.

En bicicleta, andando o en galeras, aquel 28 de de octubre de 1951 los murcianos se afanaban por llegar a Monteagudo voceando por el camino un mismo texto: "Aunque pueblos y reyes se junten contra Dios, reinarás sobre pueblos y reyes, por amor, Corazón de Jesús. (...) ¡Ay!, de aquéllos osados que levanten contra Dios la bandera de Satán, caerán como un día cayera Satán desde el cielo al abismo".

La familia de Nicolás Martínez Ramón, autor de 300 obras, la gran mayoría tallas religiosas y carrozas para la Batalla de las Flores y el Entierro de la Sardina, está promoviendo la recuperación de algunas de sus obras más emblemáticas, desaparecidas por arte de magia, como la Alegoría a Murcia de la avenida Alfonso X El Sabio, la Maternidad del Instituto de Maternidad y Puericultura derruido en el Malecón o las figuras ecuestres que adornaron la entrada a la antigua Feria de la Conserva (FICA).

La nieta del escultor, María Luisa Martínez, reivindicará su figura en una tesis doctoral que leerá en la Universidad de Valencia.