Fuentes financieras dijeron hoy que en dichos contactos, que vienen manteniendo CajaSur y Unicaja al más alto nivel, la caja cordobesa también dejó claro que su principal preocupación, además de sus más de 3.000 trabajadores, es que la economía de Córdoba y su provincia no se resienta por la fusión, es decir "que Córdoba no pierda" el gran respaldo financiero que para su actividad productiva supone ahora la acción CajaSur.
En el contexto de esta segunda condición se incluye la cuestión del control sobre la Fundación CajaSur y su Obra Social y Cultural, que para este año cuenta con un presupuesto de cerca de 20 millones de euros, con destino directo e indirecto en su mayor parte a actividades y proyectos culturales y a medidas de carácter social en la provincia cordobesa.
En cuanto a la tercera condición, ésta tiene que ver directamente con la llamada "singularidad" de CajaSur, es decir, a juicio de la caja cordobesa, a la hora de llevar a la práctica la fusión con Unicaja y Caja de Jaén debe tenerse muy en cuenta "el papel de la Iglesia (Cabildo Catedralicio de Córdoba) como entidad fundadora" de CajaSur.
Esto significa que la Iglesia quiere conservar "lo que en justicia le corresponde", es decir, mantener como propio determinado patrimonio, de forma que no pase a formar parte del patrimonio común de la nueva caja que surgiría de la unión a tres que se pretende.
Ello implica, también, mantener un determinado grado de representación para el Cabildo Catedralicio en los órganos de gobierno y control de la entidad resultante de la fusión a tres. Para CajaSur, éste es un punto clave, como los anteriores, a la hora de profundizar en el proceso de fusión, que hasta ahora no se negocia oficialmente, pues, de hecho, el consejo de administración de la caja cordobesa todavía no ha tratado ese asunto.
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