lunes, 8 de diciembre de 2008

Los 30 millones de euros de la UCAM / Antonio Sánchez Lapaz *

El precio de la lealtad de Judas fueron treinta monedas de plata de la época, el de Mendoza – presidente de la Fundación de la UCAM, que la rige en concesión- es de treinta millones de euros. ¡Qué casualidad que toda deslealtad tenga su precio!.

El actual litigio que mantiene Mendoza frente al Obispo Reig Pla es consecuencia de muchos fallos cometidos por los antecesores del prelado murciano, entre los que destacan Azagra, Cañizares y Ureña, unos por acción y otros por omisión dieron pábulo a los delirios de Mendoza con la UCAM, y le abrieron las puertas de Roma, de forma que este les vio prescindibles y comenzó a urdir su trama para hacerse con la titularidad de la UCAM, que en origen se determinó por Azagra que era de la Iglesia, entregándose por cincuenta años su gestión a la Fundación San Antonio, que es uno de los instrumentos institucionales con los que juega Mendoza.

Así las cosas, la Iglesia erigía canónicamente la Universidad Católica de Murcia, y entregaba su gestión empresarial a una Fundación por cincuenta años, cediéndoles el uso del Monasterio de los Jerónimos, con el compromiso por parte de la Fundación de acondicionar el Monasterio y pagar un canon por alumno a la Diócesis, compromisos que Mendoza no cumplió plenamente, pues que se sepa sigue sin abonar el canon por alumno a la Iglesia –que resulta ser una de las claves jurídicas determinantes de la situación del convenio que dio luz a la UCAM, por cuanto no se reconoce ni explícita ni implícitamente la titularidad a la Fundación San Antonio-.

Si bien, con el paso del tiempo, y el régimen de administración del negocio universitario, que no se atuvo al uso solo de la Fundación, sino que parece que también se han utilizado –por parte de Mendoza- sociedades mercantiles interpuestas, y con adquisiciones asignadas a la red patrimonial del mismo, realizadas con ingresos de matrículas –según ha llegado a reconocer el primer Rector, que fue cesado por Mendoza por discrepar de sus modos de gestión-, cesiones de terrenos públicos incluidas en Murcia y Cartagena; el patrimonio del gestor ha crecido desde la nada hasta cifras muy considerables – que él mismo señala por encima de los 30 millones de euros-, de forma que él mismo ha estimado que aquello es suyo. Y ahora le indica al Obispo –prensa por medio, para mayor discreción- que si quiere quedarse con la UCAM tiene que pagarle la Iglesia 30 millones de euros (¡!).

Tal pretensión se compadece poco con la realidad de las cosas, por más que intente liarla interesadamente el clan de Mendoza, pues tendría que aclarar bien sus cuentas de explotación del negocio al titular del mismo, cuestión esta que también llevó escándalo, por cuanto el Obispo tuvo que requerirle notarialmente para que le entregara las cuentas de gestión. Y llegados a ese extremo, seguramente el prelado y sus asesores posiblemente no compartan algunos criterios contables de los utilizados, pues no parece leal que un socio, con los ingresos de la explotación negocial compre y se ponga a su nombre propiedades, que en todo caso deberían de ser de titularidad de la sociedad, en este caso de la Universidad, no de la Fundación, ni de Mendoza, ni de sus sociedades mercantiles. Y de igual manera los terrenos públicos cedidos –pues públicamente se ha dicho por los políticos cedentes, que se atribuían a la Universidad Católica de Murcia-.

Luego, parece lícito preguntarse, ¿qué está pasando?.

El autor de la presente, que tuvo ocasión de conocer a José Luís Mendoza cuando pretendía hacerse con la gestión de la UCAM, y que participó con otras personas de buena voluntad a crear la Asociación de Amigos de la UCAM, para apoyar el proyecto universitario ante unas autoridades regionales adversas al mismo (que luego comprendimos su posición), y que finalmente fuimos defraudados en nuestra confianza por la ambición manifiesta de Mendoza, recuerda que éste no tenía apenas dinero para subsistir, pues recién llegado de Santo Domingo con su gran familia, retomaba con su hermano una academia de enseñanza profesional, de hecho poseía un pequeño vehículo utilitario, una modesta vivienda –escasa para su numerosa prole- y urdía su acceso al proyecto universitario con promesas de colaboración a todo el que se le acercaba.

Por consiguiente, no puedo hacerme a la idea de la realidad de las actuales afirmaciones de Mendoza para pedir sin rubor los 30 millones de euros, pues lo basa en que en el negocio ha ingresado su patrimonio familiar. ¡Pero si no tenía dinero, hace diez años….!. Incluso se recuerda que la UCAM la comenzó con un préstamo hipotecario que le concedió la CAM por importe de unos 275 millones de pesetas, sobre la hipoteca del convento de la calle San Antonio –cuyo uso estaba cedido a la Diócesis-.

¿Luego, José Luís de donde ha salido tu patrimonio familiar, en estos diez años?, y a tu socia la Diócesis ¿cuanto le has pagado?. ¿Cómo te atreves a defender lo indefendible?. ¡La verdad sólo tiene un camino…!

* Presidente de AFANUSE (Asociación de Familias Numerosas de Murcia)

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