lunes, 24 de noviembre de 2008

Por qué ZP nos dice que Lukoil es mejor que E.ON / Carlos Segovia

El pasado 31 de julio, el presidente de Repsol YPF, Antonio Brufau, se iba aliviado de vacaciones a Marbella. Había cerrado a satisfacción el culebrón del verano con la compra por parte de Gas Natural, de la que es vicepresidente, de Unión Fenosa. La gasista catalana se hacía por fin, de manera amistosa, con una eléctrica. Pero cuatro días después le llamó el presidente de Sacyr, Luis del Rivero, máximo accionista de Repsol.

«Lo tenemos mal, Sacyr debe 18.000 millones de euros y voy a tener que poner en venta nuestro 20% de Repsol», dijo Del Rivero.«Hombre, alguna solución habrá, ¿no te estás hinchando a recibir contratos del Estado tras haber ayudado a Zapatero a terminar el AVE a Barcelona antes de las elecciones?», pudo ser la respuesta de Brufau. «No me hables. La ministra de Fomento, Magdalena Alvarez, me tiene frito. Me relega en favor de Florentino Pérez y de otros constructores. Igual tiene celos de que me llevo muy bien con Zapatero y Miguel Sebastián», dicen que se lamentó Del Rivero.

El caso es que Sacyr, la constructora que, con apoyo del Gobierno, se había erigido en 2006 en el primer accionista de la petrolera para asegurar su españolidad, se convertía en inestable y peligroso.

Ni la francesa Total, ni la italiana Eni, querían pagar los 30 euros por acción que reclamaba Del Rivero, que había entrado a 26 hace dos años. El problema es que el precio del petróleo caía a medida que avanzaba la recesión en todo el mundo y la cotización de Repsol YPF no llegaba a 20 euros. Se acercó Lukoil con la mejor oferta, pero siempre y cuando tuviera mando en la petrolera. Del Rivero y su brazo derecho Manuel Manrique le ofrecieron la mitad del consejo de administración y Brufau se asustó y se movilizó. El presidente de la Caixa, Isidro Fainé, segundo accionista de Repsol con un 15%, tenía también claro que Del Rivero ya no era de fiar.

Ambos, junto al jefe de los acreedores de Sacyr, Emilio Botín, consideraron que había que apartar al presidente de la constructora de la negociación para tener un diálogo directo con los rusos.No para echarlos, porque venían con una oferta muy suculenta, pero sí para que vinieran de forma ordenada. El presidente de Lukoil, Vagit Alekperov -el magnate ruso amigo de Putin- encantado de negociar, pero pedía financiación, porque el precio del petróleo de este mes ya no es el de julio. No problem. Como el Santander y la Caixa ven a Lukoil mucho más solvente y fiable que Sacyr, ellos mismos le financiarían. Sólo faltaba el apoyo del Gobierno.

Brufau fue a ver a Sebastián el jueves. «Ni hablar», respondió el ministro de Industria. «¿No decías tú mismo, Antonio que querías una Repsol independiente, privada y española?», preguntó. «Sí, y lo va a ser», replicó Brufau, que explicó que Lukoil, aunque comprara el paquete del Sacyr, más un 10% adicional para que la Caixa y Mutua Madrileña -miembros del núcleo duro de Repsol- hicieran caja, sólo tendría el 10% de derechos políticos, porque el blindaje de Repsol no sería levantado.

Además, los rusos sólo pondrían cinco en un consejo de administración de 16 miembros y el propio Brufau y su equipo continuarían al frente. Sebastián no tragó y dijo que haría «todo lo posible» para evitarlo. ¿Usar a la Sepi? Ni pensarlo, porque, además, su jefe y amigo ZP le desautorizaba cuatro horas después, anunciando «respeto a las operaciones privadas». ¿Qué había pasado? Pues que Botín, Fainé y Brufau son mucho Botín, Fainé y Brufau.

Pero, hay más. El Rey Don Juan Carlos se ha interesado por el caso y coincide con ZP en que es una mala señal para un país tan importante como Rusia un portazo español a Lukoil. Putin mantiene buena relación con Don Juan Carlos y dicen que bromea a veces con él a costa del oso Mitrofán que el Rey abatió en los bosques rusos hace dos veranos. La opinión real es relevante para Zapatero, pero también la de Solbes, que guarda silencio.

Así que, lo que es la vida, el presidente ha decidido que Lukoil, controlada por el oligarca Alekperov (19% del capital del grupo ruso) y su equipo de fieles (10% adicional), es mucho menos peligroso que E.ON para España. El grupo alemán, que osó opar a Endesa, era una peligro para la seguridad nacional del suministro eléctrico, según argumentó sin éxito ZP ante Bruselas en 2007.

Pero ahora no importa que los rusos controlen las refinerías de Repsol en España, su peso en Latinoamérica o que se conviertan en el segundo accionista de Gas Natural-Fenosa a través de la petrolera. Fainé, ha prometido al Gobierno que impedirá que Lukoil tenga influencia en la gasista, pero a este paso...

Con Sebastián abatido como Mitrofán, el último obstáculo para la operación es Felipe González -que influye ya lo que influye- y el PP. Rajoy tampoco traga de momento. Su argumento es que Putin se caracteriza por usar la energía con fines políticos y que a él sí que el Tratado de la UE permite pararle los pies por «seguridad» . Brufau, Fainé y Botín admiten que Lukoil no es ideal, pero dicen que siempre es mejor un socio controlado que sepa del negocio que cualquier advenedizo atraído por Del Rivero.

Han planteado mal la operación. Sacyr se excedió en su aventura de 2006, pero tuvo el apoyo financiero del Santander y la complicidad de la Caixa. Además, la caja catalana se hizo fuerte en Repsol en 1996 en plena luna de miel entre Aznar y Jordi Pujol. No puede alegar libre mercado quien no llegó a la petrolera con él. Además, ¿que libre mercado es que sólo los elegidos del núcleo duro accionarial de Repsol cobren lo que ofrece Lukoil y no los pequeños accionistas? Y otra pregunta, ¿es verdad que el estilo ruso es pagar a intermediarios?

www.elmundo.es


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Por fin nos hemos enterado de que va el culebrón!!

Anónimo dijo...

Gracias a ZP todos financiaremos a Sacyr

Por una parte quiere parecer librecambista y por otra se dedica a ayudar con dinero público a empresas con dificultades, sobre todo si son bancos. El presidente del Gobierno, José Luís Rodríguez Zapatero, afirma ahora que en economía hay que intervenir “lo justo”. Se desmarca así de la operación que habría dado entrada a Lucoil en Repsol: “Descreo en el proteccionismo; es un elemento de retroceso”, afirma como si nada después de una legislatura en las que el protagonismo del Ejecutivo ha sido palpable en el caso Endesa o en el asalto al BBVA.