domingo, 23 de noviembre de 2008

Es la energía, estúpidos (y el aeropuerto) / José Antonio Martínez-Abarca

Los hombres de empresa, no sólo Luis del Rivero, murciano que creó Sacyr prácticamente de la nada, tienden a pensar que el dinero no tiene padrinos y que no es nunca moral o inmoral, sino sólo dinero, con el que se puede apostar a voluntad ya que el dinero sólo debe dar cuentas a su propietario (¡ah, la fama de chalaneros que aún tenemos los murcianos por ahí fuera!). Terrible error.

Con el dinero que no es moral ni inmoral sino sólo dinero los grandes hombres de empresa como Del Rivero pueden acometer acciones que sí son morales o inmorales, éticamente impecables o éticamente reprobables, con repercusión únicamente privada o con repercusión del todo pública, incluso en clave antinacional y antipatriótica, anticiudadana.

Si se consuma la inicua venta de las acciones de Sacyr en la empresa que acumula buena parte de la energía en España, Repsol, a las siempre dudosas zarpas rusas, a través de una de esas empresas/títere que tanto gustan en el Kremlin, se habrá consumado una operación patibularia contraria a los intereses de España (no sólo los estratégicos), y que arrojará sombras imborrables sobre el futuro del país, de las que el Gobierno de Zapatero, más temprano que tarde, deberá responder en una investigación al efecto.

Es la cuestión más importante, ésta de la energía, que tenemos ahora mismo en la actualidad española, aunque, cómo no, qué boda sin la tía Juana, no figure ni en el “top ten” de las preocupaciones de los españoles. Ya figurará. Ni el terrorismo de ETA, ni el paro, ni la crisis, ni los nacionalismos periféricos, ni las bodas gays, ni el maltrato de género, ni el debate sobre la eutanasia activa o pasiva. La cuestión energética: es la madre del cordero de todas las batallas, la madre del cordero de todos los corderos. Es la energía, estúpidos.

Sin energía nuclear, sin petróleo, con las “alternativas” en mantillas y subvencionadas por el Estado, Inviables sin tutela, España no puede seguir dependiendo inquietantemente (y aún menos, depender aún más, como se pretende, depender en absoluto, de forma esférica y total) de que las decisiones sobre nuestra energía, crudo, gas, electricidad, se tomen en otros países, y concretamente en países convulsos, no democráticos, no fiables, donde no existe un cuadro de seguridad jurídica previsible, cuando no decididamente gamberros, dictatoriales o teocráticos o las tres cosas a la vez.

Y, por si poco fuera, que sea la propia presidencia del Gobierno, a través de su beautiful people amiga (del Rivero, entre otros muchos) se promueva o al menos se facilite que las cosas lleguen a ese espeluznante escenario. Aquí , en este tipo de operaciones aparentemente “de mercado”, nos estamos jugando los próximos cincuenta años del país.

Hemos escrito “aparentemente de mercado”, que es la coartada de quienes no han creído nunca en un sistema de juego claro y limpio para echárnoslo en cara a los liberales. Porque en realidad no son operaciones de mercado. No hay mercado, no puede haberlo, en los países que el poder político no está sometido a fiscalización jurídica de ningún tipo, porque ésta es la condición inexcusable. Por supuesto, Rusia. En Rusia gobierna Mad Max tras ese apocalipsis: una manga de mafiosos a las órdenes de un ex torturador del KGB. Todas las demás consideraciones son aleatorias, irrisorias.

Y a ese selecto club de gente de callejón oscuro es a donde quiere mandar el juguetón murciano Del Rivero una compañía como Repsol , al amparo de un supuesto “mercado libre”, que en realidad sólo es el mercado de las islas Caimán, el de las cuentas suizas, el de las sociedades fantasma, el de los oscuros intermediarios, el de los tipos que compran y venden países en un minuto por internet, el de los Estados fallidos, o sea, el mundo en el que suena el timbre a las cinco de la mañana y nunca es el lechero.

Eso no es ni libre ni mercado porque para que haya ambas cosas es preciso antes una democracia de alta intensidad (ni siquiera estoy nada seguro de que la española lo sea, claro que comparado con Moscú, España es el Capitolio). Del Rivero puede no parecer beautiful people (desde luego, la estética ha desmejorado mucho desde Mariano Rubio o Alberto Cortina, y no quedan igual en las fiestas), pero juega con el dinero, suyo pero a poder ser ajeno, como si eso quedara fuera del ámbito de la responsabilidad o incluso de la imputabilidad.

Esta vez no, señor. Está a punto de ir demasiado lejos y sin billete de vuelta. Creí sinceramente que la opción de Sacyr más Cajamurcia más un grupo diminuto de capital murciano (segunda lectura: es una verdadera vergüenza que cuando desde los poderes públicos se pide a las grandes empresas murcianas que inviertan en un sector estratégico aquí casi nadie se llame a andana y los que sí se llaman pongan dos duros pelados por cubrir el expediente, seguimos con el chalaneo murciano) para construir el aeropuerto regional, porque, en efecto, gracias a la particular cercanía de Del Rivero al círculo de Zapatero la cosa podría ir mucho más deprisa y “engrasada”, pues así es como funcionan realmente las cosas en este país y me imagino que en casi todos: la humana condición, ay.

Desconocía, como todos los españoles, la situación financiera real de las empresas de Del Rivero, que se ha destapado ahora. El juego de las grandezas ha terminado. Game over. Si no existe más opción para que Sacyr-Vallehermoso, una emprendeduría privada, no quiebre que el vender España, una idea pública, a los rusos, la respuesta es evidente para cualquiera que no sea un nihilista corrupio. Quizás haya que ir pensando ya en otras soluciones para el aeropuerto de Corvera, porque con según qué socios me temo que ya vamos a ir a pocos sitios. Seguro que al presidente ejecutivo de Cajamurcia, el siempre avisado Carlos Egea, ya se le ha ocurrido algo.

Sudamérica

Los “campeones nacionales” han resultado no serlo tanto. España se malvende en una rifa o subasta acalorada en la que los dedos alzados sacarán punta al cielo a lo largo del 2009. En Sudamérica, ni siquiera se vende España, sino que los gobiernos protodictatoriales se la quedan por la patilla y porque sí, disfrazado de “decisión judicial” o de “negociación de Estado”. Así, Argentina con Marsans, o Venezuela con el grupo Santander.

En nuestro propio país, para no ser menos, queremos poner lo que nos queda de la herencia, para ir tirando a lo menos un añito más, al ya te veré de los piratas internacionales que pagan en “cash”, en billetes usados, pequeños y sin marcar. Los que en España sirven para seguir yéndonos de fiesta laica de la democracia, que en los sitios de copas no te cambian billetes de quinientos euros.

España, el sistema financiero más sólido del mundo. Para algunos que se van a lucrar sí o sí en esta nueva edición de la “gente guapa” felipista, ya lo creo que es sólido. Blindado, diría yo.

www.elfarodemurcia.info

5 comentarios:

Anónimo dijo...

La memoria de este liberal (antes se les conocía como fachas) es muy flaca. Sacyr engordó, mayormente, con los pepinillos en el Gobierno, aunque se las tuvo tiesas con Cascos, otro ministro que miró para la Región de Murcia como miró Aznar, o sea, como la finca de uno de los suyos. Y el señor Egea, tan avisado, se ha buscado un socio ruinoso para un proyecto que ya se adivinaba rarito. Por cierto, el visto bueno para la segunda pista de San Javier lo dio otro listo de aquí, manda huevos.

Anónimo dijo...

¿para que queremos un segundo aeropuerto en Murcia, estup..?

Anónimo dijo...

Que nacionalicen Repsol!

Anónimo dijo...

Ja, ja, ja... Es el estúpido de la Abarca.

Anónimo dijo...

Yo propongo que hagan una tercera pista de aterrizaje aprovechando la amplitud de la Gran Vía murciana, para que Val-CARCEL y sus cuarenta, puedan tomar el avión privado y salir corriendo antes que les pille el mal del Totem. ¡¡NO A LA CORRUPPCIÓN!!