viernes, 18 de julio de 2008

La movida del PSRM: ocho secretarios generales en apenas treinta años de vida / Juan Redondo

En el otoño del 82 las elecciones generales llevaban a La Moncloa a un joven Felipe González. En Murcia los ciudadanos se volcaban con la candidatura que encabezaba José Manuel Garrido, convirtiendo a la Región en un granero de votos socialistas.

Entonces Javier Mármol no había hecho la primera comunión y Andrés Hernández Ros era el primer secretario general del PSRM. Ha crecido mucho la población regional, sin embargo los socialistas no han superado aquel tope histórico.

En estas tres décadas el mapa electoral ha cambiado radicalmente, los populares no parecen tener techo y los socialistas se alejan en cada convocatoria. En estos años el PSRM ha tenido ocho secretarios generales y tres presidentes de comunidad, varias familias y muchas peleas internas.

En los comienzos tras la Transición con apenas dos mil militantes el partido era una amalgama de veteranos militantes, jóvenes progresistas, sindicalistas y “burgueses de izquierdas”. Los “usos” fueron los primeros que intentaron poner un poco de orden. Procedían de la Unión Sindical Obrera, con la HOAC como fondo y los movimientos de Cristianos por el Socialismo como base ideológica.

Eran un partido dentro del partido. El yeclano Francisco Guillén era el líder político; Solano, estaba al frente de la UGT regional, Martínez Ovejero un trabajador incansable y unos cuadros de técnicos muy preparados. Orden interno, rigor y disciplina marcaban su actuación.

El resto de los militantes se agruparon con Hernández Ros frente a los “usos”. En el quinto congreso regional los “andresistas” ganaron por apenas un 60% y los “usos” pagaron las consecuencias de los vencidos. Se iniciaba una nueva historia del PSRM donde las “familias” marcarían la vida orgánica. Hernández Ros dimite en el 84. Collado es presidente de la Comunidad y Amat, uno de los líderes de la emergente familia“enana”, se hace cargo de la secretaría general.

Empieza a funcionar la “mesa camilla” y un sistema de reparto de poder basado en tres familias, “colladistas”, “enanos” y “jumistas” con acuerdos a dos bandas. La que queda en la oposición termina por agrupar al “sindicato de cabreados”. Y los enfados se producen bien a la hora de elaboración de las listas también a la hora de constituir los gobiernos tanto autonómicos como municipales. En torno a Carlos Collado se crea una nueva familia, “los colladistas”, que desplazan a los “enanos” de la dirección regional en acuerdo con los “jumistas”.

A Collado como secretario general le sucede Juan Manuel Cañizares. Y se produce en enfrentamiento entre la dirección regional del PSRM y el Gobierno de la Comunidad por aquello del nombramiento de los altos cargos. La batalla está abierta y el partido pasa a ser controlado por una ejecutiva de “jumienana” que termina por obligar a Collado a dimitir siendo sustituido por María Antonia Martínez.

La alianza entre las dos familias no dura mucho, María Antonia se hace con la secretaria general y renueva el Gobierno Regional cesando al vicepresidente Amat y a los consejeros “enanos”. Y los populares ganan mayoritariamente en las autonómicas y municipales. Un ascenso que se mantiene hasta ahora. La Región pasa de granero del PSOE a granero del PP.

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