ÁGUILAS.- Tras el abandono hace una semana del concejal del MASd, el panadero Clemente García Pérez, y su pase al nuevo Grupo Mixto municipal, ahora parece que habrá nuevas deserciones tras las amenazas nada veladas de Pedro Gil a sus propios concejales quienes, en su día, firmaron ante notario su renuncia al acta de edil si abandonaban la disciplina de este partido político local y, de alguna manera, escisión, por expulsión, del PSOE.La reiterada negativa del PSOE local a pactar una coalición de gobierno con sus antiguos compañeros e IU tras denunciar el secretario de la agrupación local socialista, Ramón Román, a Pedro Gil ante la Fiscalía del TSJ por un presunto intento de soborno en relación con las recalificaciones urbanísticas de La Zerrichera a favor del especulador Trinitario Casanova, tiene su base en la desconfianza sobre la cohesión de un grupo político forjado en torno a intereses locales inconfesables desde 2007.
Ahora que el MASd (Movimiento Aguileño Socialdemócrata) comienza a saltar en pedazos a favor del sospechoso PP aguileño, ante el aumento de posibilidades de que Gil sea finalmente procesado desde su actual condición de imputado, la gobernabilidad del Ayuntamiento con la doctora Catalina Lorenzo Gabarrón como futura nueva alcaldesa y la jubilación del también alcalde imputado, Juan Ramírez, por edad y riesgo de ser igualmente procesado en el mismo sumario, abren un nuevo horizonte en esta villa marinera donde el desempleo se ha disparado y los proyectos urbanísticos, imaginarios y faraónicos, comienzan a desvanecerse para toparse con la realidad internacional.
Es presumible y muy de esperar que, en las próximas semanas, alguien más del MASd, como Catalina Piñero Martínez, se pase al nuevo Grupo Mixto ante el debilitamiento político y judicial de un Pedro Gil, políticamente acabado y por libre, claro exponente del fundamentalismo ladrillero local junto al promotor y notario, Sebastián Fernández, primo de la consejera regional de Economía, la también aguileña Inmaculada García. Seguir próxima a un barril de pólvora a punto de estallar en nada beneficia a quien ya tiene, como Piñero, ciertas aspiraciones de seguir en la gestión pública pero a un paso de quedarse sin partido.
El pasado día 7, Clemente García, ex militante del PP, formalizó su baja en el MASd alegando "motivos personales" como la mejor forma de salir corriendo del avispero en que se ha convertido el entorno de Gil.
Pero según el acta notarial que firmó el 29 de mayo de 2007, se comprometía a seguir las directrices del MASd, a no entablar conversaciones con ningún otro partido político, ni emprender movimientos tácticos con objeto de formar el Grupo Mixto y a presentar su dimisión ante los órganos del partido en caso de inclumplimiento.
El MASd dice ahora que, al no cumplir con lo firmado en su día, se han emprendido acciones legales y se le ha presentado un requerimiento notarial para la entrega de su acta de concejal en un plazo máximo de 48 horas.
Hasta el momento Clemente García ha seguido al milímetro su estrategia de alejamiento rápido y calculado del barril de pólvora en que se ha convertido Pedro Gil.
Con sus palabras de búsqueda de estabilidad política para atraer inversores, lo ha dicho todo sobre sus intenciones y ambiciones. Porque no se está refiriendo a un tripartito con PSOE e IU, en total con ocho concejales. Pero sí al pacto oculto Gíl-Ramírez, bajo chantaje político permanente, y donde él era una simple marioneta en el engorde de intereses de su líder. Ahora se pone en valor para esa estabilidad como persona más fiable para el PP y deja en minoría a la jaula de grillos en que se había convertido un tripartito no nato.
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