viernes, 7 de marzo de 2008

En el agua, las posiciones de los dos partidos sí quedan claras / Juan Redondo

Termina la campaña esta noche a las doce. El pescado queda vendido en espera de que los ciudadanos ejerzan su su soberanía y que en la noche del domingo se ajusten las cuentas electorales. Salga el resultado que salga, lo que sí ha quedado claro en la Región de Murcia es que se cierra un ciclo y que los dos grandes partidos llevan posiciones muy concretas y en algunos casos distintas respecto a los dos grandes cuellos de botella del desarrollo regional: el agua y las infraestructuras ferroviarias.

En el caso del déficit hídrico, con los resultados, ya no cabrá mantener los carteles de “agua para todos” o las campañas de propaganda con fondos públicos. Si gana Zapatero no habrá trasvase del Ebro y las reivindicaciones regionales se centrarán en que cumpla su compromiso manifestado en el Palacio de los Deportes de garantizar la autonomía hídrica. “Haré todos mis esfuerzos para que Murcia no tenga problemas de falta de agua”.

De momento según los socialistas murcianos, el trasvase Tajo-Segura no tiene fecha de caducidad, mientras aumentará el abastecimiento por la desanilización. Los populares de Rajoy siguen apostando por el trasvase del Ebro, aunque en esta ocasión han marcado unas condiciones y unos plazos. El agua llegaría cuando se realicen las obras del Pacto de Aragón y se mantuviera el caudal ecológico del delta. Para los socialistas son obras de larga envergadura tanto económica como de tiempo. Muchos kilómetros de nuevos canales, nuevos pantanos, algo que no se hará en unos años.

“La obra que más dura es la que no se hace”, insiste la candidata popular Pilar Barreiro. Mientras tanto habría que tirar con el Tajo, algo que tampoco ven excesivamente bien ni los populares ni los socialistas manchegos y se supone que con la desalación, recogida en el PHN de Aznar, pero desnostada en ocasiones por los dirigentes populares valencianos y murcianos.

Otro capítulo que tendrá que revisarse tras las elecciones será el de las relaciones entre Administraciones. El enfrentamiento entre Gobierno regional y Central ha sido la tónica de estos últimos cuatro años. “Servil con Aznar y bronco con Zapatero”, dicen los socialistas. “Zapatero castiga a Murcia por tener un gobierno del PP”, rebaten los populares. Gobierne quién gobierne en Madrid, en sintonía o en cohabitación, es de esperar que tras el 9-M se abra una etapa diferente por el bien de todos los murcianos.

Recogiendo los bártulos de la propaganda

Están los comités de campaña recogiendo los bártulos de la propaganda y, con los nervios a flor de piel, preparando la noche del domingo cuando las urnas empiecen a emitir el pronóstico inapelable. La fiesta de cierre en una generales no es como en unos comicios autonómicos y municipales, porque al fin y al cabo, esta vez toca Madrid y Gobierno Central y los candidatos no te los vas a encontrar al frente del ayuntamiento, en San Esteban o en la Asamblea Regional.

Ahora eso de qué hay de lo mío no toca mucho aquí, porque no queda segundo escalón, ni cargos de confianza. A lo máximo, si se produce un cambio de signo político, la Delegación del Gobierno, la Presidencia de la Confederación y poco más. Son elecciones generales.

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