lunes, 25 de febrero de 2008

La presunta trama de Marbella desfila por el juzgado de San Javier por razón de la "Ninette"

SAN JAVIER. El cartagenero Juan Antonio Roca, antiguo asesor de Urbanismo en el Ayuntamiento de Marbella, en prisión desde hace varios meses por su implicación en la denominada ‘Operación Malaya’, declaró ayer durante toda la tarde y buena parte de la noche ante la titular del juzgado número 2 de San Javier, Eva María Algar, que instruye un caso de presunta corrupción en el municipio de Los Alcázares, conocido como ‘Operación Ninette’, según informa "El Faro".

Pasadas las once de la noche, la juez acordó, después de que así se interesara por el Ministerio Fiscal, que para el caso de que el Juzgado de Instrucción número 5 de Marbella modificara la situación de prisión provisional de Roca, deberá comparecer cada 15 días en el juzgado, así como entregar el pasaporte y para que se puedan hacer efectivas las medidas cautelares, se solicitó al Juzgado de Marbella que comunique cualquier cambio que se produzca en la situación personal del imputado.

Roca llegó al Palacio de Justicia de San Javier pasadas las diez de la mañana en un furgón de la Guardia Civil, procedente de la cárcel de Villena, adonde fue trasladado el pasado sábado desde la prisión de Albolote (Granada). Su llegada apenas levantó interés entre los ciudadanos y sólo los medios de comunicación regionales estuvieron pendientes de la visita del empresario de la construcción a la localidad natal de su esposa.

Un hora después, entró por la puerta principal del juzgado la que, supuestamente, fue su testaferro en diversas empresas promotoras responsables de la construcción de un hotel de cuatro estrellas y de varias urbanizaciones de lujo en Los Alcázares, Montserrat Corulla.

Con semblante muy serio y acompañada de su hermana y de su abogado, Gonzalo Rodríguez Mourullo, la antigua mano derecha de Roca, con el que no coincidió en ningún momento, estuvo declarando durante unas tres horas y alrededor de las tres de la tarde, salió por la puerta del juzgado de guardia, esquivando a los medios de comunicación.

Mientras su ex-empleada declaraba, Roca permanecía en los calabozos del palacio de Justicia, custodiado por los agentes de la Guardia Civil, a la espera de la llegada de su abogado, José Aníbal Álvarez, quien manifestó a los medios que desconocía el motivo por el que a su defendido lo había citado la juez. “Yo estaba en un juzgado esta mañana y se me ha enviado la citación, así que no puedo decirles nada más”, afirmó el letrado.

La declaración de Roca se interrumpió alrededor de las 7’30 de la tarde, momento en que la juez le concedió el permiso para beber agua e ir al servicio.

El empresario, acompañado de su abogado, entró en la sala donde se ubica una máquina de café, bebió agua, charló con los agentes y señaló, entre sonrisas, a los periodistas que contemplaban la escena tras los cristales de la puerta de entrada. Posteriormente, subieron de nuevo al juzgado y allí continuó la declaración que estaba previsto que finalizara pasadas las dos de la madrugada, antes de volver a la prisión.

Fuentes próximas a la investigación manifestaron que la declaración de Roca y Corulla giró en torno a los negocios que desarrollaban sus empresas, mediante testaferros, en el municipio de Los Alcázares y su relación con Mariano Ayuso, ex arquitecto municipal de Los Alcázares.

La estancia de Juan Antonio Roca en la cárcel no parece haber hecho mella en su físico ni en su indumentaria, a juzgar por la calidad del traje, camisa y corbata, en distintos tonos de azul, que lució, bajo un abrigo tres cuartos color gris.

Perfectamente peinado y luciendo canas, Roca no parece haber bajado de peso y su rostro se encuentra lozano, lejos de la imagen demacrada y seria que presentaba Montserrat Corulla.

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