Las rabietas o las pérdidas de confianza parece que tienen los días contados en el ayuntamiento de San Javier. El “tripartito” seguirá al frente de la corporación y circulará a una “marcha intermedia”. No irá en quinta como quería Arancha Espeso, la concejala de Urbanismo, pero tampoco en primera como marcaba la alcaldesa socialista.
El cambio de equipo de gobierno en el municipio posiblemente más rico de la Región y con mayor promoción urbanística fue una de las grandes sorpresas de los pasados comicios del pasado mes de mayo. El panorama previo recogía denuncias en los juzgados por presiones de promotores y constructores contra la anterior corporación por parte de la oposición representadas por los independientes. Visitas periódicas del alcalde a los tribunales al que no querían que “le compararan con la Pantoja”.
Los socialistas creando una gestora y dejaron fuera de las listas a dirigentes locales y anterior concejales, en una descalificación política, que se pudo interpretar por cierta connivencia con el equipo de gobierno popular. La oposición contra Jose Hernández y las posibles irregularidades urbanísticas la marcó Arancha Espeso, una catedrática de instituto, al frente de un grupo independiente, en el que según los observadores se conjugaban ciudadanos de izquierdas y conservadores “molestos con ciertas actitudes caciquiles de un grupo de promotores”. La nueva alcaldesa, la socialista Josefa García no tenía mucha experiencia en gestión política municipal.
Dicen que en este contexto Arancha marcó su ritmo e intento tomar medidas rapidas para subsanar las irregularidades que llevaba cuatro años persiguiendo. Los nuevos ediles socialistas fueron poco a poco tomando tierra y confiando en los veteranos funcionarios que deminaban más los temas. En algunas decisiones Arancha paralizaba y obstaculizaba los expedientes, según las quejas de un grupo de promotores a la alcaldesa, algunos expedientes, que según otros informes técnicos, estaban iniciados de palabra pero apenas documentados. No era tampoco cuestión de empezar a revisar urgentemente todo un pasado de gestión del anterior equipo de gobierno como había prometido Arancha y su grupo ante de las elecciones municipales.
Dicen que el reparto de papeles Arancha era la “mala” y Josefa García el paño de lágrimas de altos funcionarios y conocidos promotores. San Javier es una de los pueblos más ricos en renta per capita de la Región. Y apuntan en el municipio que sectores inmobiliarios piden con insistencia la cabeza de Arancha. La alcaldesa en una reunión del equipo de gobierno la retiró su confianza, algo por sus declaraciones posteriores no se sabe muy bien lo que significa.
Y todo por una “caseta de aperos”
Parece que toda la crisis del “tripartito” de San Javier, con la perdida de confianza entre la alcaldesa y la primera tenienta de alcalde viene por una reforma en una “caseta de aperos” de la socialista Josefa García. La alcaldesa no quiera pronunciarse sobre este tema, en la crisis municipal, ya que dice que es un “asunto particular”. El expediente al parecer iba a pleno y la opinión de la concejala de Urbanismo era contrario e incluso, según fuentes municipales, Arancha recomendó a la alcaldesa que asumiera el pago de la sanción administrativa por las obras realizadas al parecer no de forma regular, en cuanto a la licencia pertinente. Si la reforma en la “caseta de aperos” es tan importante en la crisis, según un experto merece como figurar en un catálogo, junto con áticos y retranqueos.
www.elfarodemurcia.info
El cambio de equipo de gobierno en el municipio posiblemente más rico de la Región y con mayor promoción urbanística fue una de las grandes sorpresas de los pasados comicios del pasado mes de mayo. El panorama previo recogía denuncias en los juzgados por presiones de promotores y constructores contra la anterior corporación por parte de la oposición representadas por los independientes. Visitas periódicas del alcalde a los tribunales al que no querían que “le compararan con la Pantoja”.
Los socialistas creando una gestora y dejaron fuera de las listas a dirigentes locales y anterior concejales, en una descalificación política, que se pudo interpretar por cierta connivencia con el equipo de gobierno popular. La oposición contra Jose Hernández y las posibles irregularidades urbanísticas la marcó Arancha Espeso, una catedrática de instituto, al frente de un grupo independiente, en el que según los observadores se conjugaban ciudadanos de izquierdas y conservadores “molestos con ciertas actitudes caciquiles de un grupo de promotores”. La nueva alcaldesa, la socialista Josefa García no tenía mucha experiencia en gestión política municipal.
Dicen que en este contexto Arancha marcó su ritmo e intento tomar medidas rapidas para subsanar las irregularidades que llevaba cuatro años persiguiendo. Los nuevos ediles socialistas fueron poco a poco tomando tierra y confiando en los veteranos funcionarios que deminaban más los temas. En algunas decisiones Arancha paralizaba y obstaculizaba los expedientes, según las quejas de un grupo de promotores a la alcaldesa, algunos expedientes, que según otros informes técnicos, estaban iniciados de palabra pero apenas documentados. No era tampoco cuestión de empezar a revisar urgentemente todo un pasado de gestión del anterior equipo de gobierno como había prometido Arancha y su grupo ante de las elecciones municipales.
Dicen que el reparto de papeles Arancha era la “mala” y Josefa García el paño de lágrimas de altos funcionarios y conocidos promotores. San Javier es una de los pueblos más ricos en renta per capita de la Región. Y apuntan en el municipio que sectores inmobiliarios piden con insistencia la cabeza de Arancha. La alcaldesa en una reunión del equipo de gobierno la retiró su confianza, algo por sus declaraciones posteriores no se sabe muy bien lo que significa.
Y todo por una “caseta de aperos”
Parece que toda la crisis del “tripartito” de San Javier, con la perdida de confianza entre la alcaldesa y la primera tenienta de alcalde viene por una reforma en una “caseta de aperos” de la socialista Josefa García. La alcaldesa no quiera pronunciarse sobre este tema, en la crisis municipal, ya que dice que es un “asunto particular”. El expediente al parecer iba a pleno y la opinión de la concejala de Urbanismo era contrario e incluso, según fuentes municipales, Arancha recomendó a la alcaldesa que asumiera el pago de la sanción administrativa por las obras realizadas al parecer no de forma regular, en cuanto a la licencia pertinente. Si la reforma en la “caseta de aperos” es tan importante en la crisis, según un experto merece como figurar en un catálogo, junto con áticos y retranqueos.
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