viernes, 27 de julio de 2007

Valcárcel y el nacionalismo murciano / Juan Redondo


En su teórica última legislatura Ramón Luis Valcárcel ha dado un giro a su concepto de política autonómica. Y ha sentando las bases del futuro en su conferencia en El Escorial, un lugar muy próximo a la capital de España. El nuevo Estatuto será el que quieran los murcianos y no está dispuesto a permitir que en la reforma influyan ni Zapatero desde Ferraz ni siquiera Rajoy desde Génova. Sus palabras recuerdan a bote pronto, salvando las distancias, a las que pronunció en su día el lehendakari Ibarretxe cuando llegó a Madrid a las Cortes para defender su proyecto de Estatuto vasco.

Ramón Luis Valcárcel es un gran españolista, así que no es cuestión de entender en sus palabras matices independentistas o cantonalistas al estilo de los movimientos federalistas que se produjeron en Murcia y Cartagena en la I República. Por otro lado también conoce perfectamente lo que quieren los murcianos, no en vano a finales de mayo los ciudadanos le respaldaron y revalidaron su mandato de una forma casi aplastante, como lo viene haciendo en los últimos doce años. Con esas premisas hace en El Escorial un discurso osado y atrevido, no en la línea más ortodoxa de Génova y ante la cara de sopresa de Martínez Pujalte.

Dicen algunos observadores que sus palabras sólo se pueden entender desde un posicionamiento como barón territorial del PP, que aporta un caudal de votos en su territorio y luego cuenta poco en las grandes decisiones de la cúpula nacional de los populares. Empezaría en este sentido a funcionar la entente Esperanza Aguirre, Valcárcel, Franscisco Camps y los posicionamientos internos dentro de los dirigentes populares de cara a los posibles resultados “buenos o menos buenos” de marzo.

Valcárcel es muy comedido cuando sale fuera de la Región y no se distingue precisamente por los tintes altisonantes de sus declaraciones al estilo de los socialistas Bono o Ibarra en sus tiempos o de los populares Acebes y Zaplana. Tampoco es dado a perder los papeles aunque haga calor.

En general su conferencia ha estado en su línea habitual, defensa del trasvase del Ebro, reivindicación de agua para la Región, ataques a Zapatero, criticas a las reformas estatutarias en especial a la catalana, “por culpa de un tripartito y un gobierno debil” y defensa a ultranza de una estructura fuerte de Gobierno Central en una España “mas solidaria, justa y sostenible”, que no puede desmenbrarse pos ambiciones separatistas o independentistas.

De ahí que lo sorprendente fue su posicionamiento nacionalista murciano. “Aquí mandan los murcianos, ni Zapatero ni Rajoy”. Un posicionamiento de ‘Lehendakari’ de la Región, una bandera que ya en su día intento levantar el socialista Hernández Ros. Está claro que se siente muy fuerte y seguro.
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