viernes, 27 de julio de 2007

El Gobierno socialista concede al conservador Gabriel Cisneros la Gran Cruz de Carlos III

MADRID.- Diputados de todos los grupos parlamentarios rindieron hoy homenaje a Gabriel Cisneros en la capilla ardiente instalada en el Congreso. El presidente de la cámara baja, Manuel Marín; su vicepresidenta, Carmen Calvo y la diputada del PP, Celia Villalobos, acompañaron durante toda la tarde el cuerpo del diputado popular, que llegó a Madrid hacia la media tarde de este viernes, desde Murcia, donde el veterano político pasó sus últimos días.

El velatorio quedó instalado en el Palacio de la Carrera de San Jerónimo, y permanecerá abierto toda la noche, por deseo expreso de su familia. Hasta la que fue, durante décadas, la segunda casa del ponente constitucional han llegado ya gran cantidad de coronas de flores. La primera, enviada por la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre.

Cisneros era un hombre muy querido en el Congreso y prueba de ello fueron las muestras de afecto demostradas a sus dos hijas por los políticos de distinto signo que hoy se acercaron a darle su último adiós. Entre las más emocionadas estuvo la ministra de Vivienda, Carmen Chacón, quien bañada en lágrimas recordó su trabajo codo con codo en la Mesa del Congreso desde ideologías opuestas.

El presidente del PP, Mariano Rajoy, y su secretario general, Ángel Acebes, los también ponentes de la Constitución Manuel Fraga y Miquel Roca, el portavoz de Izquierda Unida, Gaspar Llamazares o el Defensor del Pueblo, Enrique Múgica fueron los primeros en pasar por la capilla ardiente, pero está previsto el paso de otros muchos representantes políticos, incluida la vicepresidenta primera, María Teresa Fernánez de la Vega. A las 11.00 horas de este sábado el féretro con los restos de Cisneros será trasladado a la iglesia madrileña de San Fermín de los Navarros, donde a mediodía se celebrará el funeral.


Recibió en junio un homenaje del Congreso

Cisneros murió anoche en Murcia aquejado de una grave enfermedad. El Consejo de Ministros le ha concedido hoy la Gran Cruz de la Real y Distinguida Orden Española de Carlos III, a título póstumo. Un mes antes, el 14 de junio, y con motivo del solemne acto que presidieron los Reyes para conmemorar el XXX aniversario de las primeras elecciones generales de 1977, Cisneros recibió el homenaje que el Congreso y el Senado dieron ese día a los siete padres de la Constitución.

La vocación política de Gabriel Cisneros se revelaba en su pasión por el Parlamento y, por eso, el primero de los siete "padres" de la Constitución que desaparece estuvo casi hasta el último día de su vida pendiente de todo lo que ocurría en el Congreso, que era algo más que su segunda casa.

Cuando le diagnosticaron la enfermedad que hoy ha acabado con una de las más significativas trayectorias políticas de la Transición española, Cisneros dejó claro a todo el que le preguntaba por su salud que él no iba a dejar el Parlamento, y lo demostró día a día. El veterano político acudió por última vez a una sesión plenaria de la Cámara Baja el pasado 3 de julio cuando siguió desde la mesa de la Presidencia parte del debate del estado de la Nación, y a esa sesión corresponde la imagen superior.

Un político comprometido

Con las obligadas excepciones motivadas por las exigencias del tratamiento médico, acudía todas las semanas a su despacho, ocupaba su escaño de vicepresidente tercero y ejercía en ocasiones de presidente, incluso en el tramo final de su enfermedad.

Todos los que le conocieron hablan de su incansable capacidad de trabajo, de su valía intelectual, de su inclinación al diálogo y al respeto por el adversario político, pero también de su valor humano.

"Gabi" era una persona atenta y educada que trataba a todos con cortesía y a quien los periodistas acudían frecuentemente para consultarle dudas, ya que era uno de los que mejor conocían los entresijos del difícil arte de la tramitación parlamentaria.- (Agencias)

No hay comentarios: