MURCIA.- Mañana 12 de agosto se celebra el Día
Internacional de la Juventud. En este marco, la Fundación Adecco y JYSK
han realizado el cuarto informe 'Jóvenes con Discapacidad, motor de
futuro,' un trabajo que basa sus análisis en una encuesta a 300 personas
con discapacidad entre 18 y 30 años, así como en análisis de portales
oficiales como 'El mercado de trabajo de las personas con discapacidad
2019' del SEPE, 'El empleo de las personas con discapacidad' del INE o
la 'Encuesta Global Millennials 2019' de Deloitte.
Naciones
Unidas estableció el 12 de agosto como el Día Internacional de la
Juventud para promover el papel de los jóvenes como agentes de cambio y
concienciar sobre los desafíos y problemas a los que se enfrentan.
Según
Francisco Mesonero, director general de la Fundación Adecco, "los
jóvenes con discapacidad ven incrementadas sus dificultades y, para
garantizar un futuro igualitario, en el que tengan las mismas
oportunidades, es fundamental trabajar tanto con la empresa ordinaria
como con los jóvenes. Desde Fundación Adecco, trabajamos a través del
Ciclo de la Inclusión, en el que diseñamos programas educativos,
formativos y laborales para ayudar a adquirir las competencias adecuadas
que favorezcan la empleabilidad de los jóvenes con discapacidad".
Y
al mismo tiempo, continua, "trabajamos con las empresas en la
implantación de estrategias de diversidad que procuren la creación de
entornos inclusivos, y así favorecer la incorporación de este grupo de
población al mercado laboral. Es en las empresas ordinarias donde
cohabitan ambas realidades logrando así la plena inclusión de las
personas con discapacidad".
Actualmente,
se contabilizan en España 9.419 jóvenes con discapacidad (hasta 25
años) inscritos como demandantes de empleo, es decir el 1,9% del total
de desempleados jóvenes en España (502.900).
Su
perfil responde al de un hombre (64%), que reside mayoritariamente en
Andalucía (22,7%), Cataluña (15,6%), Comunidad Valenciana (11,2%) y
Comunidad de Madrid (10,5%). Estas 4 regiones concentran a 6 de cada 10
empleados con discapacidad menores de 25 años.
Así,
Murcia concentra 398 desempleados jóvenes con discapacidad, lo que
supone un 4,2% respecto al total de desempleados jóvenes con
discapacidad en España. Esta cifra corresponde también al 2,1% del total
de parados menores de 25 años en Murcia, que registran 18.800. El 27%
de los demandantes parados menores de 25 años con discapacidad es de
larga duración.
Con ello, 2.551
jóvenes con discapacidad de los 9.419 parados totales llevan más de un
año buscando empleo sin éxito. En concreto el 15,3% lleva entre de 1 y 2
años y un 11,8% supera los dos años. Dilatar la transición entre la
etapa formativa y el inicio de la etapa laboral puede suponer un riesgo
para los jóvenes, aún más para aquellos que tienen una discapacidad.
En
cuanto a la evolución del número de desempleados menores de 25 años con
discapacidad en Murcia, se constata un aumento del 15% en el último
año. Asimismo, aumenta un 3,9% en los parados jóvenes sin discapacidad.
Echando
la vista atrás, la cifra de desempleados jóvenes menores de 25 años en
la Región ha disminuido más rápidamente durante el último lustro
respecto a la de los parados jóvenes con discapacidad: 36,3% frente al
4,9%.
Aunque persiste la
tendencia bajista en el número de desempleados jóvenes con discapacidad
en los últimos cinco años, todavía existen una serie de barreras que
dificultan el acceso de los jóvenes con discapacidad al mercado laboral.
Entre
las causas que subyacen, destacan principalmente: los prejuicios y
creencias estereotipadas en las empresas frenan la contratación de
jóvenes con discapacidad; las barreras psicológicas de carácter
intrínseco que dificultan el acceso al mercado laboral (sobreprotección
familiar, las inseguridades, falta de confianza, temor); o la carencia
formativa, un gran obstáculo para insertarse en el mercado laboral
actual.
Y es que, las personas
con discapacidad, especialmente aquellas que tienen discapacidad
intelectual, terminan su formación con 18 años por falta de una
verdadera educación inclusiva, lo cual aumenta la brecha formativa que
existe actualmente entre los jóvenes con discapacidad y el resto.
Asimismo,
en esta misma línea, 6 de cada 10 encuestados afirman que la
discapacidad les perjudica a la hora de encontrar un empleo y todavía un
25% no indica en su currículum que tiene una discapacidad.
El
joven empleado con discapacidad tiene rostro de mujer (59%), una edad
media de 24 años y discapacidad física o psíquica (66%). En cuanto al
nivel formativo, un 74% tiene estudios técnicos o universitarios y el
100% afirma confiar en que la formación superior juega un papel
determinante a la hora de buscar empleo.
El
74% vive con sus padres por motivos económicos (68%) y falta de
autonomía (11%). Un 56% asegura haberse sentido discriminado por tener
discapacidad. El joven desempleado con discapacidad también tiene rostro
de mujer (54%) y una edad media de 22 años.
Solo
el 44% tiene estudios superiores y tan solo el 33% cree que sean
determinantes a la hora de acceder al mercado laboral. El 85% vive con
sus padres por motivos económicos (62%) y falta de autonomía (25%).
Además,
un 60% asegura haberse sentido discriminado por tener discapacidad. Sin
duda, el nivel formativo sigue siendo un factor determinante a la hora
de garantizar el acceso al mercado laboral.
En
este sentido, resulta interesante radiografiar el nivel formativo de
los jóvenes con discapacidad frente al resto de personas de su edad. Es
alarmante que un 13% de los jóvenes con discapacidad sea analfabeta,
frente al 0,1% de los jóvenes sin discapacidad.
Otro
dato llamativo es la escasa presencia de los jóvenes con discapacidad
en los estudios superiores: solo un 5%, frente al 13% de sus coetáneos.
Los
estereotipos, las barreras y la brecha formativa conducen a muchos
jóvenes con discapacidad a la inactividad: el 74,6% no tiene empleo ni
lo busca.
Sin embargo, con un
trabajo digno, los jóvenes pueden abordar el resto de las problemáticas a
las que se enfrentan, siendo así la mejor solución para hacer realidad
sus aspiraciones, mejorar sus condiciones de vida y darles un papel
activo en la sociedad.
En este
sentido, el empleo juvenil se convierte entonces en una prioridad
mundial para asegurar el crecimiento saludable de la economía global. No
perder una generación entera de talento, innovación, ganas de trabajar y
diversidad es todo un reto para las empresas actuales.
Para
los jóvenes con discapacidad, al igual que el resto de los jóvenes en
el mundo como asegura el informe Global Millennials 2019 de Deloitte, el
desempleo se presenta como un gran miedo y una de sus principales
preocupaciones con un 87%.