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martes, 25 de julio de 2023

La ola de calor debajo del mar en el sur de Estados Unidos y sur de Europa que preocupa a los científicos


LONDRES.- Los habitantes del sur de Estados Unidos y el sur de Europa han tenido que soportar temperaturas sofocantes, numerosas advertencias por el calor, incendios forestales y un gran deterioro en la calidad del aire. Sin embargo, los récords no solo se han superado en tierra sino también en el agua.

Las temperaturas globales de la superficie del océano fueron más elevadas que cualquier otro junio en los registros, según un informe del Servicio de Cambio Climático de Copernicus, con lecturas satelitales del Atlántico Norte particularmente altas. 

El mes pasado también se batió un record en la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés), por la mayor diferencia entre las temperaturas esperadas y las reales.  

La temperatura de las aguas alrededor de Florida, en particular, han sido especialmente cálidas.

Investigadores también han estado monitoreando un gran ola de calor marina en curso en la costa oeste de EE.UU. y Canadá que se formó en mayo.

Mientras que la ola de calor ha disminuido desde entonces en el noreste del Atlántico, según la ONG científica Mercator Ocean International, otra en el Mediterráneo Occidental parece estar intensificándose, sobre todo alrededor del Estrecho de Gibraltar. 

Temperaturas marinas extremas también se han observado alrededor de Irlanda, Reino Unido y el Mar Báltico, así como en áreas cercanas a Nueva Zelanda y Australia. Más recientemente, científicos sospechan de una posible ola de calor al sur de Groenlandia, en el Mar de Labrador.

“Estamos teniendo estas enormes olas de calor marinas en diferentes partes del océano que evolucionan inesperadamente muy temprano en el año, muy fuertes y sobre grandes áreas”, señala Karina von Schuckmann, oceanógrafa de Mercator Ocean

Carlo Buontempo, director del Servicio de Cambio Climático Copernicus de la Union Europea, dice que los científicos esperan grandes variaciones de temperatura en el Océano Pacífico, asociados con el patrón climático de El Niño, una fase del calentamiento del planeta que apenas comienza, aunque la NOAA está monitoreando una gran ola de calor en el Golfo de Alaska, que está en altamar desde 2022.

Pero lo que estamos viendo actualmente en el Atlántico Norte, verdaderamente “no tiene precedentes”, dice Buontempo.

Los científicos están aún tratando de desentrañar todas las causas.

Los cambios a corto plazo en los patrones de circulación océanica y atmosférica regionales pueden proporcionar las condiciones para períodos de calor intenso en el mar por semanas, meses e incluso años.

Pero el aumento a largo plazo en las temperaturas oceánicas impulsados por un aumento en la emisón de gases con efecto invernadero es un factor clave en las recientes olas de calor. 

Cerca del 90% del exceso de calor generado por el cambio climático antropogénico se ha almacenado en el océano, y en las últimas dos décadas se ha duplicado la tasa de acumulación de calor en el sistema climático de la Tierra.

Un reporte de 2021 del Panel Intergubernamental para el Cambio Climático (IPCC) encontró que las olas de calor marinas se habían duplicado en frecuencia entre 1982 y 2016, y tornado más intensas y más largas desde la década de1980.

Otro factor que posiblemente contribuye es el volumen de aerosoles en la atmósfera, que tienen un leve efecto de enfriamiento. Pero este parece haber disminuido como resultado de los intentos por hacer más limpia la industria naviera.

Más recientemente, ha habido una inusual falta de polvo del Sahara, que normalmente produce enfriamiento. 

Las olas de calor marinas actuales pueden incluso empeorar. Mientras que expertos no creen que El Niño en sí mismo sea el factor que impulsa el evento en el Atlántico Norte, la OMM espera que contribuya al calentamiento de los océanos en general.

Los expertos están preocupados porque las olas de calor marinas pueden afectar la vida en los océanos, la pesca y los patrones climáticos. 

Récords de altas temperaturas en la costa occidental de Australia durante el verano de 2010/2011 resultaron en una mortalidad de peces “devastadora” y destruyeron bosques de algas marinas, y cambiaron fundamentalmente el ecosistema de la costa.

Varios años después, una ola de calor marina sin precedentes causada por el cambio climático y amplificada por un fuerte El Niño provocaron el peor blanqueamiento de corales que se haya visto en la Gran Barrera de Coral en 2016.

Las olas de calor marinas pueden desencadenar eventos de blanqueamiento de corales y ya han aumentado el estrés bajo que el que están los ecosistemas de arrecifes en todo el mundo.

Las altas temperaturas pueden hacer que los pólipos de coral expulsen a las zooxantelas que viven dentro de sus tejidos haciendo que se vuelvan blancas y más vulnerables a las enfermedades y otras amenazas.

En el mar Mediterráneo, temperaturas excepcionales entre 2015 y 2019 provocaron repetidos eventos de muerte masiva de especies claves como corales y algas. Un estudio reciente describió las olas de calor marinas de este tipo como “factores de estrés generalizado para los ecosistemas marinos globales”. 

Las olas de calor marinas también facilitan la proliferación de especies invasoras.

Las algas marinas japonesas, por ejemplo, proliferaron en Nueva Zelanda cuando una ola de calor marina en 2017-2018 en el Mar de Tasmania acabó con las algas marinas nativas de la zona. 

Dan Smale, ecólogo marino de la Asociación de Biología Marina de Reino Unido, y miembro del Grupo de Trabajo Internacional sobre Olas de Calor Marinas, dice que los “golpes cortos y rápidos” no le dan tiempo a las especies para redistribuirse, y aquellas que se encuentran al límite de lo que su cuerpo puede soportar están particularmente en riesgo.

Pero incluso alrededor de la costa británica, que no se considera un ambiente extremo y donde los científicos esperan que los ecosistemas cambien de forma gradual, una ola de calor marina podría acabar siendo letal si continúa todo el verano.

No obstante, todavía hay mucho que aprender sobre el impacto de las olas de calor marinas en comparación con las que ocurren en tierra, porque monitorearlas es más difícil y faltan récords de larga data, dice Smale.

“La información que nos dan los satélites desde comienzos de la década de 1980 es fantástica... el problema es cuando tratamos de ir más alla”, dice. 

Una caída significativa de la cantidad de fitoplancton ya se ha visto en el Atlántico Norte, algo que Mercator Ocean atribuye a las recientes olas de calor.  

La floración en la primavera es crucial porque brinda la mayor parte de la energía que se necesita para sostener la cadena alimenticia marina en la zona y es una contribución sustancial a la absorción global de CO2 de los océanos.

La economía de las pesquerías regionales también podría verse afectada.

Una ola de calor en noroeste del Atlántico en 2012 hizo que las especies que prefieren las aguas cálidas se moviesen hacia el norte y migraran antes de tiempo, cambiando cuándo y cuánta pesca pudo obtenerse.

El Atlántico Norte es también un impulsor clave del clima extremo.

Temperaturas elevadas en la superficie del océano pueden dar lugar a huracanes, aunque resta ver si el fenómeno de El Niño exacerbará o aplacará este efecto el próximo año.

Por otra parte, la calidez de las aguas del Atlántico Norte es el factor más importante detrás del ciclo alternante entre sequías y lluvias copiosas en África central.

En líneas generales, los expertos dicen que la persistencia de las recientes olas de calor marinas es una señal preocupante de cómo se está desarrollando el cambio climático junto con las olas de calor en tierra, el inusual derretimiento de la capa de nieve en el Himalaya y la pérdida de hielo marino.

Von Schuckmann dice que, incluso si los humanos dejaran de bombear CO2 en el aire mañana mismo, los océanos continuarían calentándose aún por varios años.

“Me preocupa como científica del clima que estemos más lejos de lo que pensábamos”.

viernes, 3 de junio de 2022

Los niveles de hielo del Ártico alcanzan el máximo de los últimos 30 años


LONDRES.- El Foro Económico Mundial (FEM) convocó recientemente su conferencia anual en Davos, Suiza, para discutir la “crisis climática”. Allí se reveló que el hielo ártico se encuentra actualmente en un máximo de hace 30 años , según datos de la Organización Europea intergubernamental para la Explotación de Satélites Meteorológicos, recogidos por Natural News.

Grupos globalistas como el WEF han estado presionando durante años para redistribuir la riqueza de las naciones como un «remedio» para el supuesto calentamiento global y el cambio climático. Resulta que el problema real podría ser la congelación global. (Relacionado: ¿Recuerdas en 2017 cuando una expedición científica ártica quedó atrapada en demasiado hielo ?)

Una de las principales métricas utilizadas por los fanáticos del clima para hacer sus afirmaciones climáticas salvajes es el hielo ártico. Durante años nos han dicho que los casquetes polares se están derritiendo, lo que Al Gore dijo infamemente que causaría inundaciones debido al aumento del nivel del mar.

“En 2007, Al Gore comenzó a advertir al mundo que los científicos predecían que para 2013 el Ártico estaría libre de hielo durante el verano”, escribe Art Moore para WND sobre lo equivocados que terminaron estos fanáticos con su histeria climática.

El escéptico del cambio climático, Tony Heller, sigue siendo un crítico abierto de todo este error del culto climático. En septiembre pasado, escribió un artículo sobre cómo el Océano Ártico ganó una cantidad récord de hielo marino para esa época del año.

“La mayoría de los años, el Ártico pierde hielo, pero este año la extensión del hielo ha aumentado”, tuiteó, y señaló además que esto no sería informado por CNN , The New York Times o BBC News .

El verano pasado, el derretimiento del mar fue el más bajo en 15 años, mientras que la extensión del Mar Antártico estuvo muy por encima del promedio. Todo esto apunta al hecho de que el planeta no se está calentando; en todo caso, se está congelando, o mejor aún, es simplemente normal en función de los ciclos climáticos cambiantes que han estado ocurriendo desde el principio de los tiempos.

Aun así, los medios de comunicación controlados por las corporaciones continúan infundiendo miedo sobre la noción ficticia del calentamiento global. The Times, por ejemplo, publicó una historia el otoño pasado que afirma que el cambio climático es «la mayor amenaza para la salud pública mundial» que existe.

La solución, por supuesto, es más control gubernamental sobre las personas, más impuestos y más tiranía. Esto, afirman los «expertos», mantendrá el planeta a las temperaturas adecuadas.

El régimen de Biden también está de acuerdo con esta agenda, ya que su Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS) emitió un anuncio sobre cómo planea tratar el cambio climático como un problema de salud pública.

Al hacer esto, el gobierno ahora se ha otorgado la autoridad para invocar poderes de emergencia tal como lo hizo con el coronavirus de Wuhan (Covid-19), excepto que esta vez las restricciones incluirán cosas como frenar el uso de vehículos privados y limitar la cantidad de productos animales. la gente consume.

Los combustibles fósiles como el gas y el petróleo también están programados para su eliminación, solo para ser reemplazados por tecnologías «verdes» altamente inestables y poco confiables, como la eólica y la solar.

“Si se permitiera a los activistas climáticos, nos llevarían de los bloqueos de COVID directamente a los bloqueos climáticos”, dice Steve Milloy, fundador de JunkScience.com .

“Ahora que han visto bloqueos arbitrarios impuestos con éxito bajo el pretexto de una ‘emergencia de salud pública’, no pueden esperar a que las declaraciones federales, estatales y locales de una emergencia climática logren el mismo tipo de dominio sobre nosotros”.

En la sección de comentarios de WND , alguien señaló que las mismas personas que dicen que necesitan un poder ilimitado sobre nuestras vidas porque la tierra se está calentando demasiado ahora simplemente cambiarán de marcha y dirán que es porque la tierra se está congelando: el resultado seguirá siendo el mismo.

jueves, 9 de julio de 2020

Los veranos en España en 2050 llegarán a los 50 grados con dos meses de noches tropicales y lluvias torrenciales

MADRID.- Los veranos en España dentro de 30 años podrán registrar olas de calor con temperaturas de hasta 50 grados centígrados, sequías y lluvias torrencialesy las noches tropicales podrían alargarse más de dos meses en puntos del Mediterráneo, Sevilla, Cádiz y en la ciudad autónoma de Melilla

Según un estudio de eltiempo.es, el verano en 2050 podría dejar notar aún más los efectos del cambio climático, que podrían agravarse incluso si se tiene la tasa más alta de contaminantes y forzamiento radiactivo, es decir, un escenario más pesimista.
El informe alerta de que si no se limita el calentamiento global del planeta a un aumento de 1,5 grados centígrados y se excede notablemente ese umbral podría tener graves consecuencias en algunas regiones españolas en las próximas décadas.
En concreto, se refiere a efectos como la dificultad de conciliar el sueño por el aumento de las noches tropicales, el aumento de la temperatura media o las inundaciones por las fuertes precipitaciones, son solo algunas de ellas.
En su predicción, apunta que los veranos en 2050 estarán marcados por temperaturas muy altas, con una estación "sumida en una ola de calor" con valores que podrían alcanzar "fácilmente" 42ºC en Madrid, 44ºC en Bilbao, 45ºC en Valencia y Santa Cruz de Tenerife, y hasta 49ºC se podrían alcanzar en Sevilla y en Córdoba.
Además, añade que la tendencia es que las olas de calor aumentarán su frecuencia e intensidad y que los valores estarán por encima de umbrales actuales de ola de calor. De hecho, también es previsible que el aumento de las temperaturas eleve el umbral para que se considere ola de calor.
El estudio expone que mientras en Madrid en 2020 hay que superar los 39ºC para que se considere ola de calor, pero dentro de 30 años ese valor será "más habitual" y habrá que sobrepasar los 39ºC y los 43ºC en zonas como el valle del Guadalquivir.
En ese momento también se agravará la duración de las olas de calor, si bien en la actualidad las olas de calor más largas duran una semana en Madrid, Barcelona o Baleares, estas podrían llegar a los 11-13 días en 2050. Las más dilatadas podrían extenderse unas dos semanas en puntos del interior peninsular y superar los 20 días en el litoral mediterráneo.
La definición de ola de calor establece que como mínimo durante tres días se tienen que superar en el 10% de las estaciones el percentil 95 de la serie de temperaturas máximas de los meses de julio y agosto. Desde 1975 se han dado 57 olas de calor en España y la tendencia es que aumenten de frecuencia e intensidad.

Perjudicial para la salud

Precisamente, el estudio añade que el calor se agravará durante las noches, especialmente en las ciudades donde el efecto isla de calor dificultará aún más el enfriamiento nocturno, ya que aumentarán hasta hacerse "muy habituales" las noches tropicales.
En comparación de las temperaturas mínimas de media en verano de 2020 y las de 2050, en Madrid pasarán de 16ºC a 18ºC, mientras que en Zaragoza se sumarán 3ºC más que en 2020. En el área del Mediterráneo lo normal será tener mínimas de unos 21ºC, por lo que las noches tropicales serán muy habituales.
Por ejemplo, haciendo un cómputo total de las noches tropicales durante el verano, regiones del Mediterráneo podrían superar los 60 días, mientras que en Sevilla, Cádiz, Ceuta o Melilla donde llegarían a ser entre 68 y 70 noches con mínimas superiores a 20ºC.
En Madrid, Zaragoza y Cáceres el número de noches tropicales se duplicará con respecto al actual y en ciudades de Castilla y León este valor se triplicará.
Además de las noches tropicales, serán muy habituales las noches cálidas, ya que prevé que en la costa Mediterránea y numerosos puntos del interior habrá más de 40 noches cálidas donde las mínimas estarán por encima del percentil 90 de finales del siglo pasado.
"Lo que ahora considerábamos noches extremadamente cálidas a partir 2050 serán lo habitual, ya que podrían producirse casi la mitad de los días de la estación estival", señala.
De hecho, calcula que a finales de este siglo se registrarán aún más noches tropicales que en 2050. En concreto, prevé que en Madrid serán 57 noches; en Barcelona, 61 y entre 70 y 75 noches tropicales en ciudades del litoral mediterráneo. En cuanto a Andalucía, apunta que "prácticamente todas las noches del verano serán tropicales con mínimas superiores a los 20ºC".

Sequías y lluvias torrenciales

Respecto a las precipitaciones, considera durante los veranos de dentro de 30 años podría haber regiones en las que no se registre una sola gota en más de 60 días. Estas sequías se alternarán precisamente con las inundaciones en las zonas más áridas del país.
Del mismo modo, alerta de que la superficie árida seguirá aumentando en España, que a principio de este siglo era de aproximadamente el 4,4% del territorio y en 2050 ese porcentaje aumentará hasta el 6% e incluso podría extenderse más, hasta llegar a todo el sudeste peninsular, que adquiriría un índice semiárido y árido.
El estudio avisa también de que en el Mediterráneo se darán pocas lluvias pero cuando se produzcan predominará la torrencial que provocará inundaciones y aumentará el riesgo de catástrofes naturales que provoquen más daños físicos.
Por último, el tiempo.es ha pronosticado que que en 2050 la cuenca del Segura será donde menos días llueva a lo largo del año. De los 365 días al año, en 309 no lloverá y en otras cuencas hidrográficas de la mitad sur estarán más de 300 días al año sin recoger precipitaciones apreciables.

jueves, 18 de junio de 2020

Se identifican las causas de una región mediterránea cada vez más seca


BOSTON.- La región mediterránea será significativamente más seca en las próximas décadas, y posiblemente verá un 40 por ciento menos de precipitación durante la temporada de lluvias de invierno.

   Un análisis realizado por investigadores del MIT ha encontrado los mecanismos subyacentes que explican los efectos anómalos en esta región, especialmente en el Medio Oriente y el noroeste de África. El análisis podría ayudar a refinar los modelos y agregar certeza a sus proyecciones, que tienen implicaciones significativas para la gestión de los recursos hídricos y la agricultura en la región.
   El estudio, publicado en el Journal of Climate, fue realizado por el estudiante graduado del MIT Alexandre Tuel y el profesor de ingeniería civil y ambiental Elfatih Eltahir.
   Los diferentes modelos de circulación global del clima cambiante de la Tierra coinciden en que las temperaturas en casi todas partes aumentarán, y en la mayoría de los lugares también aumentará la lluvia, en parte porque el aire más cálido puede transportar más vapor de agua. Sin embargo, "hay una excepción importante, y esa es el área mediterránea", dice en un comunicado Eltahir, que muestra la mayor disminución de las precipitaciones proyectadas de cualquier masa de tierra en la Tierra.
   "Con todas sus diferencias, todos los modelos parecen estar de acuerdo en que esto va a suceder", dice, aunque difieren en la cantidad de la disminución, que van del 10 por ciento al 60 por ciento. Pero nadie había sido capaz de explicar por qué.
   Tuel y Eltahir descubrieron que este secado proyectado de la región mediterránea es el resultado de la confluencia de dos efectos diferentes de un clima más cálido: un cambio en la dinámica de la circulación de la atmósfera superior y una reducción en la diferencia de temperatura entre tierra y mar. Ningún factor por sí solo sería suficiente para explicar la reducción anómala de la lluvia, pero en combinación los dos fenómenos pueden explicar completamente la tendencia de secado única observada en los modelos.
   El primer efecto es un fenómeno a gran escala, relacionado con los poderosos vientos de gran altitud llamados corrientes en chorro de latitudes medias, que impulsan un patrón climático fuerte y estable de oeste a este en Europa, Asia y América del Norte. 
Tuel dice que los modelos muestran que "una de las cosas sólidas que sucede con el cambio climático es que a medida que aumenta la temperatura global, aumentará la fuerza de estos chorros de latitudes medias".
   Pero en el hemisferio norte, esos vientos se topan con obstáculos, con cadenas montañosas que incluyen las Montañas Rocosas, los Alpes y el Himalaya, y estos colectivamente imparten una especie de patrón de onda en esta circulación constante, lo que resulta en zonas alternas de presión de aire más alta y más baja. 
La alta presión se asocia con aire limpio y seco, y la baja presión con aire más húmedo y sistemas de tormenta. Pero a medida que el aire se calienta, este patrón de onda se altera.
   "Simplemente sucedió que la geografía de dónde está el Mediterráneo, y dónde están las montañas, impacta el patrón de flujo de aire alto en la atmósfera de una manera que crea un área de alta presión sobre el Mediterráneo", explica Tuel. Esa área de alta presión crea una zona seca con poca precipitación.
   Sin embargo, ese efecto por sí solo no puede explicar el secado mediterráneo proyectado. Eso requiere la adición de un segundo mecanismo, la reducción de la diferencia de temperatura entre tierra y mar. Esa diferencia, que ayuda a impulsar los vientos, también se verá muy reducida por el cambio climático, porque la tierra se calienta mucho más rápido que los mares.
   "Lo que es realmente diferente sobre el Mediterráneo en comparación con otras regiones es la geografía", dice Tuel. "Básicamente, tienes un gran mar rodeado de continentes, que en realidad no ocurre en ningún otro lugar del mundo". Si bien los modelos muestran el calentamiento de las masas terrestres circundantes de 3 a 4 grados centígrados durante el próximo siglo, el mar solo se calentará aproximadamente 2 grados más o menos. "Básicamente, la diferencia entre el agua y la tierra se hace más pequeña con el tiempo", dice.
   Eso, a su vez, amplifica el diferencial de presión, agregando al área de alta presión que impulsa un patrón de circulación en el sentido de las agujas del reloj de los vientos que rodean la cuenca del Mediterráneo. Y debido a los detalles específicos de la topografía local, las proyecciones muestran que las dos áreas más afectadas por la tendencia al secado serán el noroeste de África, incluida Marruecos, y la región del Mediterráneo oriental, incluidas Turquía y el Levante.
   Esa tendencia no es solo una proyección, sino que ya se ha hecho evidente en las tendencias climáticas recientes en Medio Oriente y el norte de África occidental, dicen los investigadores. "Estas son áreas donde ya detectamos disminuciones en la precipitación", dice Eltahir. Es posible que estas disminuciones de lluvia en una región ya reseca hayan contribuido a los disturbios políticos en la región, dice.
   "Documentamos a partir del registro observado de precipitación que esta parte oriental ya ha experimentado una disminución significativa de la precipitación", dice Eltahir.

sábado, 16 de mayo de 2020

Las regiones del sur de Europa estarán más afectadas por sequías, incendios o el calor extremo

BRUSELAS.- España será uno de los países de la Unión Europea (UE) que más sufrirá las consecuencias de la crisis climática si no se mitigan "con urgencia" las emisiones de gases de efecto invernadero, según un informe presentado este jueves por la Comisión Europea.

"El potencial impacto del cambio climático muestra una clara división norte-sur, siendo las regiones del sur de Europa mucho más afectadas por los efectos del calor extremo, la escasez de agua, la sequía, los incendios forestales y las pérdidas agrícolas", subraya el informe, titulado "Estudio Peseta IV".
Los investigadores encargados del estudio explicaron que, actualmente, la temperatura global es un grado más alta que en la era preindustrial, un hecho que, de no revertirse con las estrategias de mitigación adecuadas, podría agravarse aumentando la temperatura global hasta tres grados a finales de siglo.
Frente a este panorama, el objetivo principal del estudio Peseta IV es "comprender mejor las implicaciones del cambio climático para la UE", identificar qué sectores y regiones de la UE podrían verse más afectados y explorar las "opciones de mitigación y adaptación" que pueden evitar los efectos adversos del cambio climático.

Falta de recursos hídricos

Actualmente hay alrededor de 52 millones de personas en la UE y el Reino Unido que viven en regiones con escasez de agua, lo que equivale al 11 % de la población de ese territorio.
La mayoría de las personas expuestas al estrés hídrico viven en países del sur de Europa, siendo España la que concentra el porcentaje más amplio: 22 millones de personas, es decir, casi el 50 % de la población nacional.
Además, en el caso de que la temperatura global aumentara, España sufriría el mayor aumento absoluto en el número de personas que viven en áreas con recursos hídricos bajo estrés, que alcanzaría los 29 millones.

Incendios forestales

En los últimos años, los grandes incendios forestales han afectado repetidamente a Europa, siendo los países mediterráneos los más propensos a sufrirlos (actualmente representan alrededor del 85 % del área total quemada en Europa).

España es el segundo país del Mediterráneo -solo por detrás de Portugal- con más incendios forestales cada año, con 12.000 siniestros y cerca de 100.000 hectáreas de media calcinadas, según el informe "Arde el Mediterráneo" presentado el pasado julio por la organización ecologista WWF.
En el primer semestre de 2019, el número de incendios registrados en la UE fue tres veces mayor que el promedio en la última década, por lo que el informe alerta de que si el calentamiento global continúa, el porcentaje de personas expuestas a niveles altos de peligrosidad por fuego extremo crecería un 24 %.

Impacto en la agricultura 

Los períodos extremos de clima seco y cálido experimentados en los últimos años han reducido la producción agrícola en importantes regiones de cultivo en Europa.

Los impactos más severos en cultivos como el del maíz los experimentará, de nuevo, el sur de Europa, donde las pérdidas de cosecha podrían alcanzar hasta el 80 % en países como España, Portugal, Bulgaria y Grecia.

La necesidad de políticas de mitigación

Frente a estos datos, los investigadores recuerdan que "todos los impactos climáticos considerados se reducirían significativamente con políticas de mitigación como las del Acuerdo de París".

Según sus cálculos, una lucha coordinada y efectiva contra la emergencia climática conseguiría la reducción de 60.000 muertes anuales por olas de calor y del 50 % en las zonas afectadas por el estrés hídrico.
Las pérdidas anuales por sequía descenderían en 20.000 millones de euros, alrededor de 230.000 personas menos estarían expuestas a inundaciones anualmente y las pérdidas de bienestar podrían reducirse en un 75 %.
"El cambio climático es una de las mayores amenazas para la humanidad", subraya el informe, que apuesta por "esforzarse para mantener nuestro planeta sano".

El Gobierno prevé aprobar la Ley de Cambio Climático este martes

MADRID.- El Consejo de Ministros aprobará "previsiblemente" este martes 19 de mayo el proyecto de Ley de Cambio Climático y Transición Energética para remitirla al Parlamento, según han informado fuentes gubernamentales y ha adelantado la Cadena Ser.

La vicepresidenta cuarta del Gobierno y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera, anunció este jueves durante su comparecencia en la Comisión de Transición Ecológica y Reto Demográfico que "en pocos días o semanas" iba a entregar la nueva norma a los distintos Grupos Parlamentarios.
"No tenemos intención de retrasar más las grandes transformaciones ecológicas de nuestra economía. En pocos días o semanas recibirán la Ley de Cambio Climático y Transición Energética", aseguró la ministra.
En este sentido, Ribera destacó que espera que sea "una buena base" para el desarrollo de la tarea de los diputados y de la "búsqueda de consenso" en torno a la recuperación económica.
El proyecto normativo, que fue presentado en febrero de 2019, llegará a las Cortes para iniciar su tramitación después de su paso de por las conferencias sectoriales de energía y de medio ambiente, por la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia y de que el Consejo de Estado emita su informe.
El texto que se enviará a las Cortes, según señaló Ribera el pasado mes de febrero en declaraciones a los medios antes de iniciar una reunión del Consejo Asesor de Medio Ambiente, incluirá dentro de las "obligaciones de la ley" el establecimiento de zonas de bajas emisiones en las ciudades y pueblos de más de 50.000 habitantes, que para la ministra son "fundamentales por razones de salud pública, ruido y ocupación del espacio público".
"Son señales que nos permiten acomodarnos a un modelo de movilidad interior mucho más sana, mucho más saludable, mucho más amistosa, más agradable para los vecinos cuando existen alternativas en la mayor parte de las ciudades. Es algo que queremos fortalecer, endurecer", manifestó.
El anteproyecto de Ley aprobado por el Consejo de Ministros en febrero de 2019 contemplaba la descarbonización al 100% de la economía española en 2050, con el objetivo de "facilitar y orientar" la descarbonización de la economía en 2050, de acuerdo con la Agenda 2030 y el Acuerdo de París contra el Cambio Climático.
La norma plantea dos fases, a 2030 y a 2050. El primero de ellos, 2030, marca el objetivo de reducir al menos un 20 por ciento (%) las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) respecto a los niveles de 1990; generar al menos el 70% de electricidad con energías de origen renovable; asegurar al menos el 35% del consumo final de energía procedente de renovables y mejorar la eficiencia energética en, al menos un 35%.

miércoles, 6 de mayo de 2020

En 50 años, un tercio de la población vivirá con un calor como en el Sáhara


WASHINGTON.- Un estudio de investigadores de Europa, Estados Unidos y China señala que retrasar la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) provocará en algunas zonas del planeta -donde vive un tercio de la población mundial- temperaturas tan cálidas como las más calientes del Sáhara en cincuenta años. 

La investigación que se publica en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences sostiene que el calentamiento de esas zonas producirá migraciones climáticas de más de 3.500 millones de personas, principalmente de Asia, Africa y Latinoamérica, según un comunicado.
El informe, que se conoce cuando millones de personas se encuentran confinadas para evitar la propagación del coronavirus covid-19, es una "dura advertencia" de que de continuar con el nivel de emisiones GEI supondrá un "creciente riesgo de nuevas crisis sin precedentes, según el equipo internacional de arqueólogos, científicos del clima y ecologistas.
Los países más afectados, según el estudio, serían India con 1.200 millones de personas que vivirían en áreas tan calurosas como el Sáhara, Nigeria (485 millones), Pakistán, Indonesia y Sudán (100 millones cada uno). 
En Latinoamérica, Brasil figura en el puesto 22 de países afectados por el calentamiento con 27,3 millones de personas, seguido por Colombia (24,25 millones), Venezuela (22,04 millones), México (14,8 millones) o Guatemala (9 millones).
Albania, en el puesto 104 de 246 del listado, es el primer país ubicado en Europa que figura entre los que sufrirán las consecuencias de las altas temperaturas si no se reducen las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), seguido varios puestos más abajo de Boznia Herzegovina, Bulgaria. 
Según la investigación, las poblaciones están concentradas en gran medida en bandas climáticas estrechas, con la mayoría de las personas viviendo en lugares donde la temperatura media anual es de unos 11-15 grados centígrados (52-59 Farenheit) y un número menor de personas donde la temperatura media es de unos 20-25 grados (68-77 F).
Los seres humanos, a pesar de todas las innovaciones y migraciones, "han vivido en su mayoría en estas situaciones climáticas durante varios miles de años". 
"Este sorprendente y constante nicho climático probablemente representa limitaciones fundamentales en cuanto a lo que los humanos necesitamos para sobrevivir y prosperar", señala el profesor Marten Scheffer de la Universidad de Wageningen (Países Bajos), quien coordinó la investigación con su colega chino Xu Chi, de la Universidad de Nanjing.

lunes, 4 de mayo de 2020

El Gobierno publica el “borrador” del plan climático para la próxima década


MADRID.- El Ministerio para la Transición Ecológica ha publicado el borrador del nuevo Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático (Pnacc) como “hoja de ruta” de los próximos diez años, para asegurar la adaptación y resiliencia del país frente al calentamiento global y mitigar impactos.

Se trata de una herramienta para la planificación de la acción climática en el país para el período 2021-2030, coordinada desde una perspectiva transversal, multilateral (desde distintos sectores) y multinivel territorial, sin perjuicio de las competencias que correspondan a las diversas administraciones públicas, según el Ministerio.
El borrador del plan publicado este lunes en la web del Ministerio está abierto a “todos aquellos comentarios y opiniones para construir un país, una economía, una sociedad resiliente a los efectos del cambio climático”, cumpliendo con los compromisos tras el Consejo de Ministros en el que se aprobó la Declaración de Emergencia Climática y Ambiental.
Así lo ha explicado en unas declaraciones a los medios la vicepresidenta y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera, quien ha instado a “reflexionar” sobre el mejor modo de construir “resiliencia frente a los impactos del cambio climático” para construir “una economía sólida y una sociedad inclusiva”.
Este nuevo Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático, que representa la segunda versión del aprobado en 2006, incluye novedades como la definición de un sistema de 27 indicadores de impactos y adaptación y la elaboración de forma periódica de informes para adelantarse a los riesgos climáticos.
Entre otros indicadores, de impacto en la salud, de daños económicos por tormentas costeras, índice de explotación de agua sobre el recurso existente, etc.
La agricultura, la silvicultura, el turismo o el transporte dependen estrechamente del clima, pero también el bienestar social, la salud humana, la biodiversidad o la vivienda, destaca el documento.
Según la ministra, la intención en estos momentos es “enriquecer” al máximo el documento, aunque reconoce que la situación es “extraña” y el momento “doloroso”, en relación con la crisis del coronavirus.
“Estamos descubriendo la dificultad de vivir en un mundo interdependiente que requiere responder sobre la base de la ciencia, pero también de la solidaridad, el esfuerzo, el apoyo y la cooperación multilateral”, ha añadido.
En España, según recuerda el documento, el impacto del cambio climático es cada vez más evidente, con una temperatura media que ha subido alrededor de 1,7 grados desde la época preindustrial, y unos veranos que se han alargado cinco semanas respecto al inicio de la década de los ochenta. Además, las zonas con clima semiárido en el país han aumentado más de 30.000 kilómetros cuadrados en veinte años.
Clima, naturaleza, biodiversidad… se trata de realidades estrechamente conectadas, pero también lo están el modo en que se vive, las infraestructuras, espacios comunes y las ciudades. La economía depende, asimismo, enormemente de “la salud del clima”, ha insistido la ministra.
Con algo más de ochenta líneas de acción para su desarrollo por parte de los diferentes sectores socioeconómicos, el objetivo del próximo plan de adaptación climática no es solo evitar o minimizar daños derivados del calentamiento global, sino también aportar mayor estabilidad económica y social y nuevas oportunidades que reduzcan las incertidumbres asociadas al mismo.
El plan forma parte de una batería de instrumentos de planificación del Ministerio, que también incluyen el anteproyecto de Ley de Cambio Climático y Transición Energética, la Estrategia a Largo Plazo para una Economía Moderna, Competitiva y Climáticamente Neutra en 2050 y el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima.

miércoles, 22 de abril de 2020

El año 2019 fue el más cálido en Europa desde que se tienen registros

BRUSELAS.- El año 2019 fue el más cálido en Europa desde que se recopilan datos, seguido de cerca por 2014, 2015 y 2018. Y once de los doce años más cálidos registrados en Europa hasta la fecha fueron años posteriores al 2000.

Estas son algunas de las conclusiones del informe climático anual que ha publicado el Servicio de Cambio Climático de Copernicus (C3S), programa de la ESA y la UE, que ofrece una amplia visión sobre el estado del clima en 2019.
Según el documento, los indicadores climáticos evidencian que la media de los últimos cinco años se sitúa 1,1ºC por encima de la era preindustrial en todo el mundo, aunque en Europa es de cerca de 2ºC por encima de la última mitad del siglo XIX.
El objetivo del Acuerdo de París de 2015, ratificado por 188 países, es mantener el aumento de la temperatura media mundial en un nivel muy inferior a los 2ºC por encima de los niveles preindustriales y realizar un esfuerzo por limitar este aumento a los 1,5ºC.
El informe también destaca otras conclusiones sobre el año pasado, como que en febrero, junio y julio se registraron tres periodos de "excepcional calidez" que dieron lugar a nuevas temperaturas récord.
Durante 2019 también se produjo uno de los meses de noviembre más húmedos de los que se tiene constancia, con unas precipitaciones cuatro veces por encima de los niveles habituales en Europa occidental y meridional.
Además, todas las estaciones del año pasado fueron más calurosas que la media, siendo el verano de 2019 el cuarto más cálido desde, al menos, 1979. De hecho, algunas zonas de Europa registraron unas temperaturas estivales de 3ºC a 4ºC por encima de lo normal. Las intensas olas de calor acontecidas en junio y julio también dieron lugar a nuevas temperaturas récord en algunos países europeos como Francia y Alemania.
Igualmente, las sequías durante el verano afectaron a la cubierta vegetal en numerosas partes del continente, si bien determinadas zonas de Europa occidental donde la cubierta vegetal regresó a sus niveles habituales en otoño se vieron afectadas por las intensas lluvias de finales de año.
El informe recoge también que en el Ártico europeo, las temperaturas se situaron por debajo de los niveles récord registrados en los últimos años. Aún así, en 2019 la temperatura del aire en esta región, tanto sobre el mar como en superficie, se situó 0,9ºC por encima de la media.
A pesar de que en verano se registraron temperaturas cercanas a la media, la breve ola de calor que azotó a Europa continental a finales de julio se trasladó posteriormente al norte y causó temperaturas históricamente elevadas en el norte de Escandinavia, además de contribuir a un deshielo en superficie récord en Groenlandia.

Aumento de gases de efecto invernadero

El documento también concluye que hubo en 2019 un aumento de las concentraciones de gases de efecto invernadero, tanto de dióxido de carbono (CO2) como de metano (CH4).
Los flujos netos mundiales de gases de este tipo mantienen, según el informe, una tendencia alcista, un patrón que se ha consolidado en las últimas décadas. Los científicos afirman que solo es posible encontrar concentraciones tan elevadas como las de 2019 remontándonos millones de años en la historia, advierten.
Asimismo, la duración de la insolación es la más elevada desde la década de 1980. Así, en 2019 se registró el número más elevado de horas de insolación, ligeramente por encima del récord anual anterior registrado en 2015 (desde 1983, fecha de inicio de la recopilación de datos), si bien se dieron algunas variaciones regionales.
Esto pone de manifiesto una clara tendencia alcista en las horas de insolación durante los últimos 40 años en todo el continente. Este aumento de la duración de la insolación se observó durante todo el año, con una nubosidad por debajo de la media en los últimos seis meses.
Las áreas que han registrado una insolación por encima de la media en mayor medida fueron España, determinadas zonas de Francia, Europa central y buena parte de Europa oriental.
Los datos que recoge el informe ponen de relieve que "la perspectiva a largo plazo evidencia la clara tendencia de calentamiento de las cuatro últimas décadas".
Si bien, tal y como expone Carlo Buontempo, director del Servicio de Cambio Climático de Copernicus (C3S), "un año excepcionalmente cálido no constituye una tendencia de calentamiento", aunque contar con información detallada de este servicio operativo europeo, que abarca distintos aspectos del clima, permite relacionar los distintos datos para obtener más información sobre los cambios que se están produciendo.

jueves, 16 de abril de 2020

El 40% de los españoles cree que “aún” no hay emergencia climática

MADRID.- El 40 por ciento de los españoles no cree que “aún” haya un “estado de emergencia” por el cambio climático y solo la mitad sabe que el Gobierno ha tomado alguna medida al respecto, según una encuesta realizada en el mes de marzo por el Real Instituto Elcano.

El trabajo refleja que la población no es consciente del impacto de sus decisiones como consumidores en el clima, ni tienen en cuenta el efecto de los gases que emiten por el transporte de mercancías, los aviones o la ganadería.
La encuesta ‘Barómetro del Real Instituto Elcano. Resultados marzo de 2020’ ha sido realizada por teléfono a 1.000 individuos mayores de edad residentes en las 17 comunidades autónomas y las ciudades autónomas entre los días 2 y 19 de marzo.
El muestreo estratificado tuvo en cuenta la comunidad autónoma, el nivel educativo, el sexo y la edad en proporción con la distribución de la población.
Así, la encuesta concluye que pese a la relevancia del cambio climático entre los motivos de preocupación para los españoles, buena parte de ellos no comparte el sentimiento de urgencia ante ese cambio que se deduce de los análisis científicos y que llevó al Gobierno de España a declarar en enero el estado de emergencia climática.
Asimismo, el estudio refleja el relativamente bajo nivel de información de la población sobre las medidas que se adoptan para frenar el cambio climático y el escaso cambio que esto conlleva en los comportamientos individuales.
De hecho, solo algo más de la mitad de los españoles “sabe” que el Gobierno ha propuesto o ha adoptado “alguna medida” para frenar el cambio climático. Si bien, el 61 por ciento considera que España está en una situación de emergencia climática, el 39 por ciento restante no lo cree así. De hecho, de ellos, el 31 por ciento considera que la situación es grave pero no de emergencia y el 8 por ciento opina que se “exagera” al hablar del cambio climático.
Entre los que conocen alguna propuesta o medida del Gobierno, el 54 por ciento– el 16 por ciento dice que aunque sabe que el Gobierno ha tomado alguna medida, no puede concretar ninguna.
El barómetro refleja que entre las respuestas dada, la propuesta más conocida es la de prohibir el acceso al centro de las ciudades de los vehículos contaminantes, competencia de los ayuntamientos. Esa restricción cuanta con un apoyo del 7,2 puntos en una escala del 0 al 10.
Entre las medidas más conocidas los encuestados señalan que el Gobierno va a invertir más en energías renovables; en incentivos y promoción al vehículo eléctrico; la prohibición de la venta de coches de gasolina o diésel; también hay referencias al plástico o a que el Gobierno “ha quitado el impuesto al sol” a las energías renovables o que van a cerrar centrales eléctricas de carbón; regular la velocidad de los vehículos en las ciudades; fomentar el transporte público o implantar impuestos al diésel.
El Real Instituto Elcano elaboró en 2019 una encuesta sobre cambio climático que detectó la escasa conciencia de los españoles sobre su responsabilidad individual en la emisión de gases de efecto invernadero. 
Ahora, en este Barómetro la institución ha indagado en los comportamientos individuales de los ciudadanos en dos áreas que son responsables de buena parte de las emisiones de gases de efecto invernadero: el transporte y la ganadería.
Respecto al transporte, el barómetro refleja que “muy pocos” de los entrevistados han pensado cambiar su destino vacacional teniendo en cuenta la emisión de gases por parte de los aviones. De hecho, solo un 6 por ciento ha decidido alguna vez su destino de vacaciones teniendo en cuenta ese factor.
Entre quienes han decidido alguna vez su destino de vacaciones evitando viajar en avión, solo el 4 por ciento tiene en cuenta el factor de la lejanía -y por tanto el efecto emisor de gases del transporte- a la hora de elegir los productos que compran.
En otra de las preguntas específicas en el interés por la lejanía sobre ropa o fruta, el 30 por ciento de los entrevistados asegura no estar interesado en el país de origen de lo que compra.
A la pregunta: Cuando va usted a comprar algo, como ropa o fruta ¿intenta saber en qué país se ha producido? Si es así ¿por qué le interesa? Se emitieron respuestas espontáneas múltiples que señalan que la emisión de emisiones de metano por vacas, cerdos y otros animales comestibles no tiene ningún efecto en los hábitos alimentarios de los españoles.
Si bien, el 30 por ciento dice haber reducido en el último año su consumo de carne, pero solo una pequeña parte de ellos que representa a un 5 por ciento de la población este descenso está motivado por la intención de reducir la emisión de metano a la atmósfera.
El 69 por ciento no ha reducido el consumo de carne en el último año; el 19 por ciento lo hizo para mejorar su salud, dieta, colesterol o el corazón; el 5 por ciento para reducir el volumen de agua que consumen los animales y el 4 por ciento para evitar dolor de los animales.
En definitiva, el Barómetro del mes de marzo del Real Instituto Elcano, concluye que entre las motivaciones, el cambio climático está aún lejos de producir cambios significativos en los comportamientos individuales de los españoles.

martes, 3 de marzo de 2020

La OMM prevé temperaturas más altas a la media este trimestre pero no El Niño


GINEBRA.- Los meses de marzo, abril y mayo registrarán temperaturas más altas a la media histórica, pero es poco probable que la situación se vea agravada por el fenómeno meteorológico de El Niño, informó hoy lunes la Organización Meteorológica Mundial (OMM).

El informe periódico sobre la incidencia de los fenómenos de El Niño y La Niña señaló que las probabilidades de que el primero de estos ciclos se produzca entre marzo y mayo es de un 35 %, mientras que para el segundo es de sólo un 5 %.
El Niño es un fenómeno natural relacionado con fluctuaciones en la temperatura superficial de los océanos y cambios en la circulación atmosférica, que suele suponer un aumento de la temperatura global y puede influir en desastres naturales tales como sequías, inundaciones y lluvias torrenciales.
La Niña produce un efecto opuesto, la reducción de las temperaturas medias.
El año 2016 fue el más cálido de la historia, y en ello influyó precisamente la incidencia de El Niño, aunque el segundo con temperaturas más altas fue el pasado 2019, en el que este fenómeno no tuvo influencia.
Los efectos de El Niño se ven agravados por el calentamiento global que ha producido la acción del hombre a través de los gases de efecto invernadero.

lunes, 2 de marzo de 2020

El cambio climático amenaza la mitad de las playas arenosas del mundo


BERLÍN.- La mitad de las playas arenosas del mundo podrían desaparecer para el final del siglo si no se toman medidas más estrictas contra el cambio climático, aseguraron científicos el lunes.

Investigadores del Centro de Investigación Conjunta de la Unión Europea en Ispra, Italia, utilizaron imágenes satelitales para monitorear cómo han cambiado las playas durante los últimos 30 años y simularon la manera en que el calentamiento global podría afectarlas en el futuro.
“Lo que encontramos es que para el fin del siglo alrededor de la mitad de las playas del mundo experimentarán una erosión mayor a 100 metros”, dijo Michalis Vousdoukas. “Lo más probable es que se pierdan”.
El estudio, publicado en Nature Climate Change, reveló que el nivel de riesgo de las playas depende de qué tanto incremente la temperatura global promedio para el año 2100. Mayores aumentos de temperatura significan un incremento en el nivel del mar y tormentas más violentas en algunas regiones, provocando que las playas desaparezcan bajo las olas.
Australia sería el país más afectado en términos de pérdida de litorales, con más de 11.400 kilómetros (7.080 millas) en riesgo. Estados Unidos, Canadá, México, China, Rusia, Argentina y Chile también perderían grandes extensiones de playas, según el estudio.
“Los cambios proyectados en los litorales impactarán significativamente la forma de las costas del mundo”, de las cuales más de una tercera parte representan playas arenosas, escribieron los autores.
Las playas son valiosas en términos recreativos, turísticos y de vida silvestre, además de brindar una barrera natural para proteger a las comunidades costeras de los fuertes oleajes y las tormentas.
Muchas zonas costeras, incluyendo las playas, ya padecen fuertes estragos a causa de la actividad humana, como las construcciones a la orilla del mar y embalses, que reducen la cantidad de sedimentos que fluyen hacia los océanos y que son cruciales para la recuperación de las playas.
Algunos países resultarán más afectados que otros, indicaron los investigadores. Gambia y Guinea-Bissau, en África occidental podrían perder más del 60% de sus playas, mientras que las predicciones para Pakistán, la isla de Jersey en el Canal de la Mancha y las Islas Comoras corren riesgos similares.
Andrés Payo, experto en riesgos costeros y resistencia en el Servicio Británico de Geología, dijo que, aunque los métodos del estudio son sólidos, sus resultados deben tomarse con cautela.
“Existen muchos supuestos y generalizaciones que podrían cambiar el resultado del análisis tanto cualitativa como cuantitativamente”, dijo Payo, quien no participó en el estudio.

viernes, 21 de febrero de 2020

Las DANAs están aumentando de forma notable en Europa

MADRID.- Un artículo publicado recientemente en la American Meteorological Society, encabezado por Cristian Muñoz, actualmente doctorando del Departamento de Ciencias de la Tierra y Medio Ambiente de la Universidad de Manchester (UK), advierte que las gotas frías -conocidas técnicamente como DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos)- se han vuelto más frecuentes en ambos hemisferios en el período 1960-2017, según recoge www.tiempo.com.

Entre los climatólogos existen discrepancias para seleccionar el nivel más adecuado para el estudio de estos elementos atmosféricos, aunque los más habituales son los 500 hPa (unos 5500 m) y los 200 hPa (aproximadamente 11700 m). Muñoz ha trabajado con los dos, ya que el primero ha sido el más usado tradicionalmente, al quedar por debajo de la tropopausa y por su influencia en los sistemas meteorológicos que afectan a las latitudes medias; mientras que a 200 hPa resulta más últil para entender los intercambios energéticos que se producen entre la estratosfera y la troposfera en estos sistemas.
El estudio señala que el hemisferio norte hay ciertas regiones donde las DANAs son más frecuentes, abarcando el noreste del Océano Atlántico, el suroeste de Europa (donde se encuentra España), un sector comprendido entre el noreste de China-Siberia y el extremo noroeste de Alaska, y el noreste del Pacífico-mitad occidental de América del Norte.
Precisamente, en las últimas décadas es en Europa donde la formación de gotas frías o DANAs resulta más habitual en el conjunto de nuestro hemisferio, aunque también es una de las zonas en las que la variabilidad interanual es mayor. 
Según Muñoz, alrededor del 80% de las depresiones en altura tienen una vida que ronda las 72 horas, antes de desaparecer por calentamiento diabático o al ser reabsorbidas por el chorro. Sólo el 5% persisten hasta los 5 días.
Tomando como referencia el nivel de los 200 hPa, en Europa el número de DANAs al año entre 1960 y 1990 se mantuvo estable, con cerca de 30 anuales. Sin embargo, a partir de 1990 se ha producido un repunte importante, rondando actualmente las 35-40. La evolución es muy parecida a la de Sudamérica, mientras que en Asia y Australia-Nueva Zelanda el incremento ha sido más moderado.
El proceso actual de calentamiento térmico planetario parece tener buena culpa de ello, ya que se ha demostrado que las corrientes en chorro se han ido desplazando hacia los polos, al igual que la célula de Hadley y la zona de convergencia intertropical; sin olvidar la contracción del vórtice polar y el enfriamiento de la estratosfera.
Con un jet más ondulado, se producen bloqueos que favorecen la aparición de ramales subtropicales y polares más débiles, algo muy relacionado con el incremento observado en Europa en el número de gotas frías. 
En nuestro continente Muñoz señala que, al contrario de lo que sucede en otras parte del planeta, no se aprecia una correlación estadísticamente significativa entre el ENSO y la tendencia al alza en el número de gotas frías. 
En España, la definición aceptada de DANA hace referencia a una "depresión cerrada en altura que se ha aislado y separado completamente de la circulación asociada al chorro, y que se mueve independientemente de tal flujo llegando, a veces, a ser estacionaria o retrógada". 
Es un error usar este término como sinónimo de lluvias torrenciales de consecuencias catastróficas en otoño o ligarlo a un mar cálido, ya que lo que tiene mayor peso es la propia circulación atmosférica, además de otros factores de carácter regional o local.
Este estudio, al igual que otros, refuerza la hipótesis de que los eventos de lluvias torrenciales y las sequías son cada vez más habituales y extremas como consecuencia de una corriente en chorro más meandrizante. Si se cumplen las proyecciones, el Mediterráneo es uno de los territorios más vulnerables a estos cambios, por sus particularidades geográficas (cuenca rodeada de grandes sistemas montañosos, punto de encuentro de distintas masas de aire, cercanía de África y un mar cada vez más cálido) y por la población que se concentra en sus riberas.

jueves, 13 de febrero de 2020

Enero de 2020 ha sido el más caluroso en 141 años de registros mundiales


NUEVA YORK.- El año comenzó con el enero más caluroso en los 141 años en que se han mantenido registros mundiales, y es el mayor margen récord (1,14°C por encima del promedio del siglo XX) logrado sin la ayuda de un evento de El Niño en el Océano Pacífico.

El nuevo récord mensual establecido para enero de 2020, según datos publicados el miércoles por la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos, continúa una tendencia agresiva hacia temperaturas más altas. Los cuatro eneros más calurosos registrados han ocurrido desde 2016, y los 10 más cálidos han ocurrido desde 2002.
El nuevo récord mundial establecido para enero de 2020 llega solo una semana después de que el continente más frío, la Antártida, estableciera nuevos récords de temperaturas cálidas. Investigadores argentinos midieron 18,3°C el 6 de febrero, casi un grado por encima del máximo anterior de hace cinco años.
El mes pasado marcó el enero más caluroso en Europa, según el Servicio de Cambio Climático Copérnico, con temperaturas superficiales 3,1°C más altas que el promedio. Ninguna región ni ningún océano de la Tierra estableció récords fríos. La extensión del hielo marino polar y las nevadas del hemisferio norte terminaron en enero por debajo del promedio.

lunes, 10 de febrero de 2020

Aumentan las especies de aves africanas que se asientan en Andalucía por la subida de las temperaturas

SEVILLA.- El progresivo aumento de las temperaturas sigue cambiando las áreas de distribución de especies de aves, los animales con más facilidad para rastrear nuevos asentamientos. Los expertos de la Fundación Migres detectan que se producen incluso hibridaciones de especies africanas con europeas durante la reproducción.

"Las plantas y animales se adaptan al cambio climático subiendo en altura o desplazándose hacia el norte", indica el ornitólogo Alejandro Onrubia. Como experto de la Fundación Migres lleva décadas estudiando desde el Estrecho el paso de aves entre Europa y África. Ha detectado que especies de filiación africana, ubicadas en el Sáhara o más al sur, en el Sahel, dan el salto a pesar del mar y colonizan la península.
Igualmente, otras aves 'andaluzas' aparecen en el norte europeo, como por ejemplo el abejaruco, que ha sido visto en Suiza. "Desde los años 80 la temperatura del planeta se dispara, y presencias anecdóticas de aves se han hecho habituales", indica, citando el elanio azul, vencejo moro y cafre, o golondrina daurica. 
Otras provienen de entornos más áridos, pre desérticos, como el camachuelo trompetero (localizado en Almería y en expansión por Murcia y Granada), y el corredor sahariano, especie del sur de marruecos, de estepas rocosas, y que ha criado en las hoyas de Guadix y Baza.
En el lado español del Estrecho se avista el bulbul, naranjero moro, o buitre de Rupert. También el flamenco enano aparece en la laguna de Fuente de Piedra. En total, unas 20 especies, con la contribución por estudiar de los ferrys que cada poco cruzan entre los continentes. 
Onrubia señala cómo los restos de comida de los pasajeros provocan que las aves se posen y viajen en los barcos, lo cual facilita la colonización.
El ornitólogo espera la llegada de más, pues ha detectado que ya están presentes en Tánger algunas especies del sur en mayor número, listas para ir tomando ecosistemas europeos. Lo mismo ocurre con la desconocida migración de invertebrados: mariposas y libélulas.
No se tiene constancia de que estén desplazando de sus hábitats a especies autóctonas, pero sí los intentos de hibridación. 
Por ejemplo, el ratonero moro, ante el menor número de ejemplares de su especie, se reproduce con el ratonero local; y el buitre de Rupert con el leonado. También se desconoce aún si las crías son fértiles.
Sobre la transmisión de enfermedades, Jordi Figuerola, investigador de la Estación Biológica de Doñana, afirma que "la transmisión de patógenos es un problema más grave por los turistas que vienen del Caribe que por los que puedan transportar las aves migratorias".
El científico es uno de los grandes expertos mundiales en patógenos y parásitos vinculados a aves y su incidencia en el resto de fauna y en humanos. "Se trata de un problema hoy, no sé si más grave que en el pasado, pero sí del que somos más conscientes por disponer de mayor información", añadió alguien que ha vivido picos de alarma social como el causado por la gripe aviar.
"La migración de las aves existe desde siempre, y lo que se dispersa fácilmente ya se ha dispersado", comenta, "no existe ningún patógeno hoy que deba generar alarma por su futura aparición en Europa a través de aves migratorias". Eso sí, Figuerola advierte que falta desarrollar mayor y mejor ciencia tras los casos de alarma, para justamente evitar otros.
El cambio global afecta a la velocidad de dispersión de los patógenos, indicó, aunque subrayando que el comercio es un vector más poderoso. "Cuando llevas plantas de un lugar a otro, los patógenos también viajan; el mosquito tigre entró por el comercio de neumáticos usados, que portaban líquido con larvas".
Onrubia añade que "las aves hospedan ciertas enfermedades que afectan a humanos, pero lo novedoso es que en Europa se dan condiciones para el desarrollo de enfermedades del entorno tropical, que ahora es más grande".
La SEO (Sociedad Española de Ornitología) divulgó la semana pasada que las cigüeñas ya no migran hacia el sur del Sáhara. El 80% de ellas se queda en España, o como mucho en el Magreb, tanto por el clima más agradable en invierno como, en especial, por la comida que toman de los numerosos vertederos y su fauna asociada, según publica El Mundo.

martes, 28 de enero de 2020

Estas son las 14 zonas con mayor riesgo de inundarse en España


BARCELONA.- Ocho de las catorce zonas calientes (‘hotspot’) de la geografía costera española señaladas con alta probabilidad de inundarse con alto riesgo para los ciudadanos se han visto afectadas de gravedad a los pocos meses de la última alerta lanzada en noviembre por el Observatorio de Sostenibilidad y el Consejo General de Colegio de Mediadores de España.

Según han indicado a Vivo Seguro desde el Observatorio, los puntos comprendidos en estas zonas de costa y donde se han registrado siniestros especialmente graves en áreas barridas por la borrasca ‘Gloria’, se centran en Gijón, Bajo Urumea, Empuriabrava-Santa Margarida, Vinaroz-Peñíscola, Alaquàs-Catarroja, Gandía-Oliva, Marina Alta, San Javier-Los Alcázares, Cartagena, Bajo Andarax y Bajo Guadalhorce.
En su informe ‘Población en riesgo de Inundación en España en la franja de los primeros 10 kilómetros de costa’, el Observatorio y el Consejo destacan áreas donde fenómenos de gota fría “producen episodios de inundaciones con consecuencias que localmente pueden llegar a ser catastróficas”.
La investigación proyecta en los 10 primeros kilómetros de costa las láminas de inundación de 10, 100 y 500 años publicadas por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico sobre la cartografía de ocupación de suelo más precisa y actualizada del Instituto Geográfico Nacional.
La localización de las catorce superficies urbanizadas en los primeros 10 kilómetros con mayores riesgos de inundación abarcan estos puntos: Isla Cristina-Ayamonte (Huelva), Palmones-Guadarranque (Cádiz), Bajo Guadalhorce (Málaga), Bajo Andarax (Almería), Cartagena (Murcia), San Javier-Los Alcázares (Murcia), Costa de Marina Alta (Alicante), Gandía-Oliva (Valencia), Alaquàs-Catarroja (Valencia), Vinaroz-Peñíscola (Castellón), Empuriabrava-Santa Margarida (Gerona), Palma de Mallorca (Baleares), Gijón (Asturias), Bajo Urumea (Guipúzcoa).
Las provincias (en su franja costera) más afectadas porcentualmente para el periodo de 10 años son Cádiz, Gerona y Valencia. En términos absolutos: Valencia, Barcelona, y Gerona.
En el último año algunas de estas zonas ya han sufrido siniestros: San Javier-Los Alcázares (Murcia), Costa de Marina Alta (Alicante), Gandía-Oliva (Valencia), Gijón (Asturias).
Especial preocupación por su nivel de exposición a las inundaciones suponen campings, poblaciones vulnerables e infraestructuras críticas. En concreto, se observa que en la provincia de Valencia el 100% de los campings en la zona de los 10 km de costa se encuentran en áreas inundables. Se cita que en toda la Comunidad Valenciana hay tan solo 29 de estas instalaciones fuera de las láminas de inundación frente a un total de 90 existentes.
Los cálculos de los expertos recogidos en este análisis señalan, tal y como ha recogido La Vanguardia, que España tiene casi un millón de personas viviendo en zonas de inundación recurrente con el agravante especial a efectos de recuperación de los daños, que el 30% de los hogares españoles carecen de seguro de Vivienda.
La denuncia de los especialistas remarca que en muchas áreas turistificadas de la costa de Levante, Baleares y Andalucía, se han producido importantes desarrollos urbanizadores en áreas con claro riesgo de inundación. Por ello, instan a revisar todas estas situaciones y a “corregir el planteamiento territorial actual y futuro” para minimizar el riesgo de inundación.
Para dar dimensión a la gravedad de la situación, se observa que ninguna provincia costera del Mediterráneo o Atlántico sur puede considerar que su exposición al riesgo de inundación es reducido en términos de extensión de superficie afectada por la actividad humana.
Solo las provincias costeras gallegas pueden “presumir”, señala el estudio, de tener una baja exposición superficial de las superficies artificiales a las inundaciones, para las láminas con los diferentes periodos de retorno.
En cuanto a afección en superficies absolutas, las provincias más afectadas son Valencia, Barcelona, Alicante, Málaga y Tarragona. El tramo con mayor acumulación de riesgo sobre las áreas urbanizadas costeras se extiende entre el sur de la ciudad de Valencia y el Cabo de la Nao, con más de 1.500 hectáreas de superficie artificial situadas sobre láminas de inundación en un tramo de costa de unos 100 km.
Como medidas urgentes, el propio Consorcio de Compensación de Seguros viene recomendando desde 2017 actuaciones urgentes para la construcción de colectores de agua pluvial de gran capacidad, la adecuación de los sistemas de alcantarillado a lluvias intensas, la construcción de depósitos pluviales, la construcción de espacios públicos inundables y de control, mejorar y los sistemas de alerta a la población.
Desde la perspectiva del sector asegurador, se hace hincapié en los riesgos y los costes del cambio climático, que obligan al seguro a adaptarse a la nueva realidad. Los estragos causados por los desastres naturales han aumentado en el mundo un 900% desde 1980. En España los daños provocados en las costas tras el paso de la última DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos) en el mes de septiembre ascendieron a 435 millones de euros.