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martes, 26 de febrero de 2019

'Ecologistas en Acción' apuesta por un plan de control de las quemas agrícolas y alternativas de gestión residual



MURCIA.- En la reunión del Grupo III. Sector Sector agrícola y Ganadero del Plan de Mejora de la Calidad del Aire de la Región de Murcia, Ecologistas en Acción ha planteado el riesgo emergente de deterioro de calidad del aire que representan las quemas agrícolas de diversa índole. En los últimos años, la contaminación provocada por quemas agrícolas, continúa siendo un problema de magnitud en diferentes municipios de la región de Murcia. Básicamente se dan dos tipos de prácticas:

a)     Eliminación de residuos vegetales, como podas y rastrojos, mediante su incineración. Ocurre durante el otoño e invierno, principalmente.
b)     Quemas contra las heladas. Se trata de la quema de alpacas de paja (y similares). Tiene lugar durante los meses de febrero y marzo. En este caso no se trata de una eliminación de residuos, sino de una técnica con la que se pretende contrarrestar los efectos de las bajas temperaturas (heladas) sobre determinadas variedades de fruta temprana y extratemprana. En los últimos años se está extendiendo, además, la utilización de velas “antihelada” (velas de parafina).
La organización advierte que la quema de restos vegetales (podas, rastrojos o paja) genera humo que está formado por contaminantes como el metano (CH4), monóxido de carbono (CO), dióxido de nitrógeno (NO2), hidrocarburos, partículas PM10, PM2.5 y PM1. También se emiten compuestos orgánicos volátiles (COV) como el benceno, y compuestos orgánicos semivolátiles (COSV) incluyendo hidrocarburos aromáticos policíclicos (HAP) como benzo[a]pireno. La quema de biomasa proveniente de tareas agrícolas es considerada también una fuente importante de dioxinas. Los factores que influyen en su emisión son las condiciones de la combustión, el contenido de cloro y la presencia de plaguicidas adsorbidos por la superficie de hojas y tallos en los residuos agrícolas.
La quema a cielo abierto de residuos agroforestales es una actividad potencialmente contaminadora de la atmósfera[1] y sujeta a la ley 22/2011 de Residuos y Suelos Contaminados, en tanto que se trata de una operación de eliminación de residuos agrícolas, y por tanto no permitida con carácter general al incumplirse la jerarquía de residuos que se establece en el artículo 8. Solamente se permite de manera excepcional, en aquellos casos en los que la quema se justifique para evitar la propagación de una plaga, en base a la ley 42/2002 de Sanidad Vegetal.
Sin embargo, esta excepción debe estar plenamente justificada por el órgano competente, y nunca exime de la obligación de que la actividad se lleve a cabo por medios que no pongan en peligro la salud humana o que dañen el medio ambiente.  
Otro problema es la permisividad de las administraciones con estas prácticas, y la falta de medidas efectivas para reconducir una situación que sigue afectando a decenas de miles de personas en nuestra región. Por eso es necesario un Plan de control de las quemas agrícolas que establezca un criterio restrictivo y la apuesta por alternativas a las quemas, el desarrollo la gestión de estos residuos, y técnicas sostenibles frente a las heladas.
Otro problema ambiental significativo es la contaminación odorífera. Los malos olores se han convertido en un problema constante, año tras año, en distintas zonas de la región. La contaminación odorífera tiene un origen diverso: purines de cebadero, residuos y vertidos en general, aguas fecales, lodos de depuradoras, abonado en actividades agrícolas, actividades industriales, etc. Para la Dirección General de Medio Ambiente, los malos olores son un problema invisible que solamente en algunos casos merece la atención de las autoridades locales. Estos hechos hacen más necesario y urgente la elaboración de una normativa regional que dé respuesta a estos episodios y que desarrolle medidas preventivas y precautorias, en coordinación con los ayuntamientos, frente a los diferentes focos de contaminación por malos olores.

[1] Real Decreto 100/2011, de 28 de enero, por el que se actualiza el catálogo de actividades potencialmente contaminadoras de la atmósfera y se establecen las disposiciones básicas para su aplicación.

sábado, 2 de febrero de 2019

Un estudio calcula que los municipios de la Región podrían recoger 133.326 toneladas anuales de biorresiduos

MURCIA.- Un estudio calcula que la implantación de sistemas como el contenedor marrón o la recogida puerta a puerta en los municipios de la Región permitiría recoger 133.326 toneladas anuales de biorresiduos. El informe, elaborado por encargo de la Consejería de Empleo, Universidades, Empresa y Medio Ambiente, concluye que el 38,66 por ciento de los residuos que se generan en los municipios son desechos orgánicos y estima que gracias a los sistemas de tratamiento se podrían obtener 31.666 al año de compost.

El estudio, denominado 'Alternativas para la recogida separada y operaciones de gestión posterior de biorresiduos', se enmarca en el Plan de Residuos de la Región de la Dirección General de Medio Ambiente y Mar Menor. 
Para los municipios de más de 10.000 habitantes, se propone la instalación del quinto contenedor 'marrón' en el núcleo urbano y el sistema de recogida puerta a puerta en las pedanías.
En el caso de las localidades de menos de 10.000 habitantes y para la recogida de residuos de origen comercial y de servicios, la opción propuesta es el sistema puerta a puerta, mientras que para el ámbito rural sería la instalación de un sistema de aportación con puntos concertados de recogida con cierre.
El director general de Medio Ambiente y Mar Menor, Antonio Luengo, presentó esta semana las conclusiones de este estudio a los representantes de los municipios. "Mantenemos un firme compromiso con el reciclaje y el modelo de economía circular que se plasma en el Plan de Residuos de la Región, y dentro de este compromiso es fundamental avanzar en la recogida separada de estos desechos exclusivamente orgánicos, que suponen el 39 por ciento del total de residuos que se generan en los hogares. La recogida separada, la gestión y el tratamiento y transformación de estos desechos supone reducir la cantidad que llega al vertedero, lo que conlleva importantes beneficios ambientales", explicó Antonio Luengo.
El estudio, en concreto, analiza las diferentes opciones y costes de la recogida de desechos orgánicos como los residuos alimenticios procedentes de hogares, restaurantes, servicios de restauración colectiva y establecimientos de venta al por menor; residuos biodegradables de jardines y parques o los procedentes de plantas de procesado de alimentos.
Para su elaboración, se ha solicitado a los ayuntamientos información relacionada con el estado de la producción de biorresiduos en los municipios, tanto en domicilios como en las empresas, edificios y servicios públicos o mercadillos de gestión pública. 
Además, se les han solicitado datos sobre la identificación de medios para la gestión de biorresiduos como contenedores de competencia municipal, ecoparques, flota de vehículos de recogida, equipamientos locales o datos económicos de contratación de servicios de recogida.