lunes, 13 de diciembre de 2021

Un estudio genético descubre los orígenes de la Cultura de El Argar


MADRID.- El surgimiento de la cultura de El Argar en la región de Murcia y el sur de Valencia sobre el 2400 a.C. supuso un duro golpe para las tribus locales. Los argáricos poseían armas de bronce con las que derrotaban fácilmente a los indígenas armados con artefactos de cobre y piedra, por lo que muchos arqueólogos han especulado con la idea de que habrían llegado a la Península como parte de las migraciones que trajeron este metal desde oriente.

Sus asentamientos fortificados dominaban los cerros y colinas del sureste de la península Ibérica, y pronto se extendieron hacia el oeste, conquistando buena parte de la actual Andalucía. Su llegada también supuso un cambio en las tradiciones mortuorias de la zona. Con ellos los agáricos llevaron un nuevo tipo de cerámica y la costumbre de enterrar a sus muertos en grandes tinajas bajo las casas.

Es precisamente en estas sepulturas sobre las que se ha basado el estudio recientemente publicado en la revista especializada Science Advances, complementadas con esqueletos de otras culturas hasta formar un corpus de 244 individuos entre los años 3000 y 1200 a.C.y cuyo extracto recoge https://historia.nationalgeographic.com.es

Para descubrir los orígenes de la Cultura de El Argar los especialistas de la Universidad Autónoma de Barcelona y del Instituto Max Planck han sacado muestras de estos restos óseos y, tras analizarlas en el laboratorio, han secuenciado el ADN mitocondrial de 136 individuos distintos.

Como ya sospechaban los investigadores, los resultados del análisis han corroborado la hipótesis de su procedencia oriental, formando parte de la gran oleada migratoria de finales del tercer milenio que provocó importantes cambios sociales y tecnológicos en toda Europa Occidental.

Asimismo el estudio ha permitido descartar que la población local tuviera lazos genéticos con el este, con lo que ahora se pueden identificar con más precisión a los agáricos de cada yacimiento gracias a sus característico material genético estepario.

De hecho el trabajo ha demostrado también que con la llegada de estos migrantes a la península se produjo la extinción de muchos linajes genéticos que, o bien desaparecieron, o bien se asimilaron con la nueva clase dominante, creando una población mucho más homogénea que en la Edad del Cobre.

En el tercer milenio las tribus de la península Ibérica pasaron por importantes transformaciones que cambiaron en gran medida su modo de vida y organización social. Existen muchas teorías que pretenden explicar el porqué de esta metamorfosis: se ha propuesto desde un cambio climático que acabó con los cultivos seguido por una invasión externa alrededor del 2200 a.C., hasta una epidemia de peste que exterminó a los indígenas y dejó espacio para nuevas culturas.

Sin embargo los autores del estudio no se han inclinado por ninguna de ellas y defienden que el surgimiento de El Argar y la decadencia de los pueblos a los que sustituyeron se debe más bien a una combinación de todas al mismo tiempo.

En cambio sí que defienden la aparición de una nueva case dominante de carácter patriarcal, como han demostrado mediante la repetición de genes en los varones, y el paso de tumbas comunales a sepulturas individuales o de pareja asociadas a un ajuar más a menos rico según la clase social de los muertos.

Al margen de especulaciones históricas, el trabajo constituye la prueba definitiva del origen oriental de esta cultura, y permite comprender mejor las dinámicas migratorias que los llevaron a convertirse en la potencia dominante de la zona hasta su repentina desaparición alrededor del año 1500 a.C.

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