CARTAGENA.- La Sección Quinta de la Audiencia Provincial de Murcia, con sede en Cartagena, ha condenado a cuatro años y un día de prisión y tres de libertad vigilada a un joven porque los besos que dio de forma continuada a una menor a la que había piropeado por su desarrollo físico eran “libidonosos y lascivos y, por tanto, constituían actos de naturaleza sexual”.
La sentencia condena igualmente al acusado a indemnizar a la chica con cuatro mil euros por daños morales, además de prohibirle acercarse a menos de 300 metros de ella o establecer comunicación con la misma por tiempo de tres años.
El tribunal, que tiene como ponente al magistrado José Manuel Nicolás, presidente de la Sala, no ha dado credibilidad a la versión ofrecida por el acusado, que admitió haberla besado y haberle producido en una ocasión cuatro “chupetones” en el cuello, pero que añadió al mismo tiempo que eso no suponía ningún tipo de relación sexual.
Para el acusado, los hechos que lo llevaron al juicio y ahora a la condena, eran los propios de una relación “tipo noviazgo”, pero no relaciones sexuales propiamente dichas.
El relato de hechos probados establecido por la Audiencia Provincial señala que el joven mantenía una relación de amistad con la familia de la menor, dándose además la circunstancia de que su pareja era la madrina de la chica.
Y añade que esa relación comenzó en noviembre de 2017 y se prolongó hasta abril de 2018, con la promesa por parte del acusado, según confesó la menor, de que formarían pareja cuando ella alcanzara la mayoría de edad.
Así, dice el tribunal, mantuvo contactos de índole sexual con la misma, consistentes en besos, hasta que en aquella última fecha la menor se fue de casa por una discusión mantenida con su madre precisamente porque la madrina le afeó que se inmiscuyera en la relación de pareja que tenía con el acusado.
Fue al salir del domicilio familiar cuando la adolescente se encontró con el acusado y pasó la noche con el mismo en el coche de este, “donde -añade la resolución judicial- la besó en labios y cuello y produjo en este cuatro sugilaciones (chupetones)”.
La sentencia condena al encausado como autor de un delito continuado de abuso sexual, con la atenuante de dilaciones indebidas y la agravante de abuso de confianza.
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