MADRID.- Parecía que la partida había quedado en tablas. Que la vicepresidenta Teresa Ribera había visitado al presidente murciano Fernando López Miras a finales de agosto y que el entente cordial daría sus frutos. Con un único ‘ganador’: el mar Menor. Pero alas tres horas de la visita, el secretario de Estado del Ministerio de Transición Ecológica, Hugo Morán, escribía un tuit que exhibía el malestar en el Gobierno central y a los tres días, el Ejecutivo de Murcia denunciaba a la ministra ante la Fiscalía por inacción frente al problema ambiental.
Así lo cuenta a ABC Pedro García, director de la Asociación de Naturalistas del Sureste (ANSE), un espectador que quiere atraer la atención hacia lo que está pasando bajo las aguas de la laguna salada y que es realmente «muy preocupante».
En ese diagnóstico sí coinciden todos. El presidente murciano y su consejero de Presidencia, Marcos Ortuño, alertan a este diario, por su parte, de que el Gobierno central no les está permitiendo hacer nada, porque las dos infraestructuras determinantes que aliviarían la situación de anoxia que asfixia a este ecosistema único en Europa (un colector en la zona norte y el dragado de la gola de Marchamalo) dependen del Gobierno central.
«La misma secretaria de Estado [Teresa Ribera] que en 2011 dragó la gola, ahora pide un proyecto sobre el mismo. Se lo vamos a entregar la semana próxima», adelanta López Miras en conversación con ABC.
Por su parte, el portavoz científico del comité que asesora al Ejecutivo de Murcia, el catedrático de Ecología de la Universidad de Murcia Ángel Pérez Ruzafa, denuncia que ahora el Gobierno no pide «un euro» (aunque sea en Bruselas y con un plan conjunto con el Ejecutivo autonómico) para el mar Menor . Y no se trata solo de una cuestión monetaria.
El encontronazo político está dejando morir a la laguna salada, asume López Miras, que afronta, con los últimos informes de los que dispone, una «situación de alerta máxima; al borde del colapso ecológico», resume.
Recientemente, tal y como recuerda su consejero, se levantó acta notarial para demostrar que la estructura de bombeo no funciona y que el Gobierno central no permite recuperar el calado del canal del Marchamalo para drenar en parte el agua y recuperar una porción de la oxigenación necesaria del acuífero.
«Cada día están entrando millones de litros de agua contaminada por la Rambla del Albujón. Y el agua dulce entra y se mezcla con la laguna salada. Estamos desesperados. El canal del Mar Menor ahora mismo es un río», como reconoció la ministra en su visita, comenta López Miras.
«Ya no sabemos qué hacer. El Ministerio es una pared –afea el político lorquino–. El pasado lunes, tras la última advertencia de nuestro comité, mandé una carta al señor Pedro Sánchez para reclamar la transferencia de las competencias y poder ejecutar obras necesarias, pero también esto encuentra la negativa y cerrazón del Gobierno», afirmó López Miras, en declaraciones a este periódico.
El Gobierno central ha desterrado a Murcia de sus prioridades, admite el consejero Ortuño. «Estamos muy preocupados; los científicos nos advierten que los peces no tardarán en aparecer muertos. Puede ocurrir esta noche, mañana, en días u horas. La situación es gravísima», dice. «El nivel freático está en superficie», agrega López Miras.
El naturalista García, en cambio, rebate que el Ejecutivo regional no ha hecho los deberes y ahora, parafrasea unas declaraciones del comité científico, tampoco «ven una solución en el dragado. Se contradicen respecto a lo que dijeron el pasado agosto».
Uno por otro, como diría un castizo, la casa está sin barrer. Desde la plataforma SOS Mar Menor acusan a este desacuerdo político de torpedear las medidas urgentes que precisa la laguna.
El político lorquino no omite que existe esa cruzada política. En Murcia, gobierna el PP, un partido que no es el suyo, contrapone. «Hacemos un llamamiento urgente al Estado. Asumimos el pago de todas las obras; de hecho, hemos presentado un proyecto para el colector norte necesario para poner fin a esta situación por valor de cien millones de euros, que pagaremos. Nos endeudamos, pero tenemos a un enfermo ahogándose y no queremos más peleas ni confrontación. Nuestro mar se muere. Estamos en tiempo de descuento», afirma el presidente murciano.
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