domingo, 26 de septiembre de 2021

Cartagena, puerto de culturas en el Mediterráneo


BARCELONA.- Si existe un ejemplo de cómo recuperar una ciudad antigua por capas y adaptarla a los nuevos tiempos, ese es el de Cartagena. Gracias a un intensivo proceso de transformación, la ciudad luce como un imprescindible tesoro del litoral mediterráneo. Testigo de la historia, Cartagena es un viaje por las civilizaciones que fueron ocupándola, desde que el año 227 a. C. el general cartaginés Asdrúbal el Bello fundara la ciudad. 

Desde entonces, cartagineses, romanos, bizantinos y musulmanes se sintieron atraídos por esta urbe, estratégicamente ubicada, con una geografía, puerto y minas de plata que marcaron la próspera evolución de esta ciudad murciana, recuerda La Vanguardia.

Hoy la historia de Cartagena sigue viva. Y más allá de la especulación que sufren muchas zonas urbanas, tras la crisis económica que azotó la ciudad a principios de los años noventa, esta supo como revitalizar su actividad económica a través de un desarrollo sostenible, que transformó su casco histórico, apostó por la movilidad a pie y en bicicleta y rehabilitó los elementos patrimoniales que la hacen única.

El descubrimiento del Teatro Romano de Carthago Nova a finales de los años ochenta fue punta de lanza de este glorioso devenir. Durante una excavación, salió a la luz esta espectacular construcción con una capacidad para unos 7.000 espectadores.

Pero no fue el único, porque cada civilización que la habitó fue dejando su impronta y un importante legado para generaciones venideras. Desde su templo dedicado a Octavio Augusto, el Augusteum, hasta su sistema defensivo, sin igual en todo el Mediterráneo, que hoy se puede visitar en espacios como la Batería de Castillitos (situada en el Cabo Tiñoso) o el Fuerte de Navidad, de estilo neoclásico y un perfecto ejemplo de la vida militar en las fortalezas del siglo XIX. 

Fue a finales del mismo siglo cuando la ciudad vivió un esplendor sin parangón gracias a la minería y nació en Cartagena una nueva burguesía que se dedicó a levantar edificios en clave modernista, que hoy hacen que el centro histórico de la ciudad luzca imponente con construcciones como el Palacio Consistorial, el Gran Hotel, el Casino o la Casa Maestre.

Muy concienciada con su tiempo, la ciudad acaba de lanzar un intensivo programa de la mano de la concejalía de Ciudad Sostenible y Proyectos Europeos, buscando involucrar a sus ciudadanos para que Cartagena sea una ciudad que luche contra el cambio climático en consonancia con la Agenda 2030, además de contar con el sello de Turismo Seguro.

Si algo marcó la transformación histórica de Cartagena, ese fue su puerto. Antaño comercial y militar, en los años noventa se recuperó para su integración en la ciudad y el disfrute de sus ciudadanos y visitantes. 

Allí se encuentran espacios imprescindibles como el Museo Naval, el Museo Nacional de Arqueología Subacuática, levantado para acercar al público la arqueología submarina de una forma lúdica y participativa, o el Palacio de Congresos y Auditorio El Batel, que transformó el diseño de la zona con un edificio vanguardista.

Muy concienciada con su tiempo, la ciudad acaba de lanzar un intensivo programa de la mano de la concejalía de Ciudad Sostenible y Proyectos Europeos, buscando involucrar a sus ciudadanos para que Cartagena sea una ciudad que luche contra el cambio climático en consonancia con la Agenda 2030, además de contar con el sello de Turismo Seguro.

Si algo marcó la transformación histórica de Cartagena, ese fue su puerto. Antaño comercial y militar, en los años noventa se recuperó para su integración en la ciudad y el disfrute de sus ciudadanos y visitantes. 

Allí se encuentran espacios imprescindibles como el Museo Naval, el Museo Nacional de Arqueología Subacuática, levantado para acercar al público la arqueología submarina de una forma lúdica y participativa, o el Palacio de Congresos y Auditorio El Batel, que transformó el diseño de la zona con un edificio vanguardista.

Durante todo el 2021, la Región de Murcia ostenta el título de Capital Española de la Gastronomía y es que su riqueza gastronómica y cultural es inigualable. Este hecho ha sido esencial para la reactivación económica de la región después de la crisis sufrida a causa de la pandemia. 

Comer local es una de las mejores formas de hacerlo de forma sostenible y eso lo tuvo muy claro María Gómez, al frente de Magoga, con una trayectoria imparable que en tan solo siete años ha posicionado su restaurante como uno de los imprescindibles de la ciudad. Reconocida con el Premio a la Mujer Empresaria en la primera edición de los Premios AMEP Mujeres que Suman en 2019 y obteniendo su primera estrella Michelin el mismo año, Gómez defiende que “todo el que entre en Magoga, sabrá que está en Cartagena”.  

Por ello, su propuesta es fresca, de temporada, contemporánea pero sin perder un ápice de la tradición, teniendo en cuenta siempre la huerta y el mar que dibujan el paisaje murciano. Por su mesa desfilan los pescados y mariscos del Mediterráneo y el Mar Menor y las frutas y hortalizas del Campo de Cartagena, con ejemplos como la almendra marcona, el ajo elefante o el arroz de Calasparra, así como carnes típicas de la región, como el cerdo chato, raza autóctona murciana que estuvo a punto de desaparecer. 

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