jueves, 9 de julio de 2020

En total, 6 de cada 10 murcianos cree que los líderes políticos no tienen sentido común

MURCIA.- La Fundación Liderar con Sentido Común (FLSC) ha presentado los resultados del primer "Observatorio social para la Región de Murcia: Expectativas, miedos, alegrías y nuevas exigencias" durante una rueda de prensa en la que han participado el presidente de FLSC, Antonio Sola, el director de FLSC, Miguel Molina, la directora del Observatorio y coordinadora del estudio, Agustina López, y el consejero de FLSC, Pablo Knopoff.

Del estudio, se desprende que el principal sentimiento que experimentan los murcianos hacia las figuras de tres líderes políticos (el presidente del gobierno, el presidente de la Comunidad y la figura del alcalde) es el temor.
Antonio Sola, presidente de la fundación, señala que "más allá de sus cifras propias, las tres figuras manifiestan una evaluación similarmente fragmentada y, en todas, el primer sentimiento reflejado es el temor. Esto nos lleva a pensar que, para los murcianos, sus líderes políticos son productos de similar procedencia y que la sociedad está profundamente agrietada por su aproximación a la política y sus representantes. De aquí, cabe preguntarnos si los murcianos temen a sus líderes".
Ante la pregunta de 'cuánto sentido común cree ud. que tienen los líderes de su ciudad', 6 de cada 10 murcianos, es decir, un 62 % de los encuestados, cree que tienen solo un poco o nada de sentido común. Sola reseña que precisamente la ausencia de sentido común puede ser determinante en que los murcianos sientan temor de sus líderes políticos.
Los murcianos marcan también las pautas de cómo debe ser su líder ideal y, para ello, respondieron que las principales cualidades que debe tener un líder para que se sientan inspirados por él son, con un 61 %, la honestidad, seguido de eficacia (21 %).
No obstante, el presidente de la Fundación Liderar con Sentido Común incide en que "si tenemos en cuenta todas las cualidades mencionadas, nos percatamos de que casi 8 de cada 10 murcianos (76 %) cree que un buen líder ha de contar con cualidades vinculadas a la bondad moral como la honestidad, la generosidad, el entusiasmo, o la fortaleza, entre otras, muy por encima de las capacidades racionales. La lectura que hacemos de este dato es también dura, porque significa que los murcianos han renunciado a exigir lo que creen que ya no van a lograr de sus líderes y se centran solo en características humanas que perciben como irrenunciables".
A la hora de preguntarles quién es un líder para ellos, 8 de cada 10 murcianos responde que sus padres y profesores. Esto demuestra que los liderazgos más relevantes son los que se reconocen como propios o próximos al primer metro cuadrado del murciano -concepto del consejero de la Fundación, Pablo Knopoff-.
"Se muestra cierto impacto positivo de los que enseñan y/o cuidan desde lo más humano o cercano, y menos a lo institucional. Cuidan los cercanos, enseñan los cercanos: lideran los cercanos", agregó Sola.
En este sentido, la fundación incide en que no es de extrañar que las figuras que se encuentran más cercanas a la personas son valoradas de forma más positiva.
En el otro lado, la figura clerical es la que presenta mayor lejanía, lo que podría justificarse por el aterrizaje de valores emergentes en los grupos más jóvenes. Otra evaluación adversa alta es la del Alcalde, así como la del Presidente de Gobierno, dos figuras percibidas como muy ajenas al íntimo de las personas.
Los murcianos ponderaron también cinco consecuencias negativas de la pandemia. De sus valoraciones, se desprende que la consecuencia que se manifiesta con valoración más negativa es ajena al individuo en materia física, aunque lo involucra directamente:
el sentimiento de pérdida.
Este supera prácticamente en 25 puntos al resto de las consecuencias. "En síntesis, el valor que más importa en la pandemia es el humano y lo trascendente. Hay temas de mucho impacto como un robo, estar en el paro, caer en la pobreza o estar enfermo, pero de todo ello podría haber regreso. Sin embargo, el impacto de perder a un familiar es absoluto", incidió Sola.
Los encuestados también ofrecieron su punto de vista sobre cuál era el principal problema antes, durante y después del COVID-19. En este caso, se aprecia una evolución en el tema señalado.
El 65 % de los murcianos encuestados se refirió a que antes del coronavirus el problema era la corrupción; la soledad de la gente recibe el porcentaje más elevado durante la pandemia con un 35 %, consecuencia directa del aislamiento; y, con un 68 %, los murcianos señalan dos problemas muy ligados entre ellos como los principales post COVID-19: el desempleo y la pobreza.
Sola incide en que "pareciera que la Región de Murcia se permitía, antes del virus, una agenda más abstracta y la que viene es más tangible. La primera genera un tipo de decepción y la segunda un tipo de dolor".
No obstante, los murcianos inciden en que la figura que podría solucionar de mejor manera estos problemas son los políticos. "En la fundación, somos críticos a la hora de valorar esta respuesta, porque no creemos que sea un elogio, sino más bien fruto de la exigencia de obrar en lo que se supone deben hacerlo, aunque también creemos que es un dato que ofrece esperanza a la política en su conjunto", agregó Sola.
De esta forma, los encuestados también valoraron las mejores y las peores acciones que hicieron los líderes políticos en su ciudad en relación a la pandemia del COVID-19. Desde la Fundación Liderar con Sentido Común, se incide en que las mejor valoradas se concretan en el reconocimiento de haber sido cuidados. Siguiendo esta línea, se aprecia cómo importaron las políticas implementadas, pero también las narrativas, por lo que se interpreta que comunicar ha sido parte del área de cuidado.
También, se aprecia el reproche sobre el apoyo a las empresas locales, donde se evidencia la preocupación de querer cuidar o cuidar a los locales, y lo segundo se relaciona con el temor a que el COVID-19 incremente el desempleo, es decir, sienten que el gobierno los cuidó en lo actual, con esta pandemia, pero no hizo suficiente sobre la siguiente pandemia: la económica.

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