Cada día que amanece en España nos encontramos un nuevo mapa de la
política. El miércoles la renovada alianza entre Sánchez y Arrimadas en
la votación de la quinta prórroga del ‘estado de alarma’, y ayer una
bronca monumental en el seno del Gobierno y en las relaciones del PSOE
con Podemos y Bildu.
Una nueva enconada crisis en el Gobierno de coalición de Pedro
Sánchez y Pablo Iglesias tras conocerse, y rectificarse luego por parte
del PSOE, el pacto secreto firmado el miércoles por el PSOE, Bildu y
Podemos por el que los tres partidos se comprometieron a derogar la
última reforma laboral del Gobierno de Mariano Rajoy.
Y todo ello a cambio de que EH Bildu se abstuviera -lo que era
innecesario- en la votación sobre la quinta prórroga del ‘estado de
alarma’, sin que dicho pacto fuera conocido por el Gobierno, los
sindicatos y la CEOE. La que ha anunciado su retirada de la mesa del
‘diálogo social’.
Y todo ello en plena crisis sanitaria, económica y social del país en
la que la mencionada ‘reforma laboral’ del Rajoy es una pieza necesaria
para lograr la recuperación de las empresas y el empleo.
Estamos ante un disparate mayúsculo e innecesario que debe obligar a
la dimisión de la portavoz del PSOE en el Congreso Adriana Lastra, que
firmó el pacto y que además dijo que lo hizo sin leerlo creyendo que
firmaba otra cosa.
A la vez, el PSOE debería dejar claro que aplicará el acuerdo firmado
con Bildu e Iglesias debe aceptar esa decisión porque será
mayoritariamente la del Gobierno -empezando por la vicepresidenta Nadia
Calviño-, o en el caso contrario el vicepresidente deberá de abandonar
el Gobierno, lo que desde luego no piensa hacer.
Lo asombroso de todo ello es que el presidente Sánchez conocía el
pacto y lo aceptó públicamente cuando agradeció, en el debate del
miércoles, a la portavoz de Bildu, Merche Aizpurua, la abstención de su
Grupo. A lo que la diputada respondió a Sánchez: ‘entiendo que
agradeciendo usted nuestra abstención reconoce que se acepta la
derogación de la reforma laboral’.
En estas circunstancias el único punto de encuentro que se maneja
entre las tres partes firmantes del pacto es el calendario, reconociendo
que la reforma laboral de Rajoy no se derogará de manera inmediata en
su totalidad sino poco a poco. Y que a corto plazo se derogarán: la
actual primacía de los convenios sectoriales frente a los de empresa; el
despido por absentismo por causa de enfermedad; y las limitaciones en
el ámbito temporal a los convenios colectivos.
Esa puede ser la fórmula para superar esta crisis que ya ha causado
un daño difícil de reparar en el Gobierno cuando Iglesias desafió a
Sánchez diciendo en público que los pactos firmados hay que cumplirlos,
que es lo mismo que ha dicho su cómplice Arnaldo Otegui.
Pero veremos que hace y dice Sánchez sobre lo ocurrido porque todo
apunta a que el pacto tripartito con Bildu ha sido una maniobra urdida
por Iglesias para dañar el acercamiento de Sánchez y Arrimadas y
favorecer el regreso del Presidente a la mayoría de la investidura con
Bildu y ERC.
Probablemente al final de este episodio Sánchez e Iglesias se
entenderán. Pero no sin haber dejado profundas heridas en el Gobierno de
coalición. Lo que constituye un deterioro institucional y un elemento
de inestabilidad en medio de tan grave crisis sanitaria, económica y
social.
(*) Periodista
No hay comentarios:
Publicar un comentario