sábado, 8 de febrero de 2020

Sánchez e Iglesias desafían a Trump / Pablo Sebastián *

Hace ya muchos años y al inicio de la Transición Felipe González abogó, cuando estaba en la Oposición en favor del acercamiento de España al grupo de los llamados ‘países no alineados’. Era el tiempo donde el PSOE desplegaba pancartas a medias con el PCE con el eslogan de ‘OTAN no, bases fuera’.

Pues a esos tiempos parece que regresamos con el vuelco que Pedro Sánchez está dando a la Política Exterior de España anunciando: un distanciamiento de Francia y Alemania en la UE de la que se acaba de ir el Reino Unido; el reconocimiento del régimen dictatorial de Nicolás Maduro con acercamiento a los gobiernos de la izquierda latinoamericana; y un desafío público a los Estados Unidos, advirtiendo al Gobierno de Donald Trump que España no aceptará que USA imponga nuevos aranceles a productos agrícolas españoles mientras pretende ampliar su presencia militar en España.

Vuelco radical hacia la izquierda de la Política Exterior del Gobierno de Pedro Sánchez, sin duda inspirado por Pablo Iglesias, dado que en tan solo 20 días de Gobierno de coalición, Sánchez ha roto los lazos que durante los pasados 19 meses mantuvo con Macron, Merkel, Trump y Guaidó. Y en lo que se refiere al líder de la oposición venezolana de brusca manera tras no haberlo recibido la pasada semana en La Moncloa.

Y todo ello mientras el ministro Ábalos se reunía en Madrid con Delcy Rodríguez, la vicepresidenta de Maduro, y Zapatero se desplazaba con urgencia a Caracas a reunirse con Maduro y Rodríguez a gran velocidad.

De todos estos cambios, tan fulminantes como sorprendentes, el que más llama la atención es el del público desafío a Trump después que el pasado jueves las ministras de Exteriores y Defensa, González Laya y Robles, llamaran a capítulo al embajador de USA en Madrid, Duke Buchan para quejarse de la subida por USA de aranceles a las exportaciones españolas de aceite, aceitunas y queso.

Y para advertir a Washington de que España no acepta separar los asuntos de defensa y comercio en sus relaciones con EE.UU. y que por lo tanto el Gobierno de España concederá a USA aumentar la presencia de fragatas y de 600 nuevos soldados americanos en la base conjunta de Rota si Trump incluye a España en su guerra comercial.

Esta posición del Gobierno de Sánchez parece razonable en defensa de los intereses generales de España, pero al hacerla pública dejando en evidencia al embajador americano, la amenaza a Trump se convierte en una chulería innecesaria. Es como tirarle del rabo al león de la MGM y confiar en que el rey de la selva internacional no te de un brutal zarpazo.

Cuidado con Trump, que está en campaña electoral, que sabe que Sánchez ha metido a los comunistas en el Gobierno y que tiene una inagotable y muy poderosa capacidad de represalia contra España bilateralmente, en Europa y en América Latina (vetando en USA a todas las empresas españolas que trabajen con Cuba o Venezuela -ya están en ello-, con vetos tecnológicos, subiendo aranceles al 100 %, y vetando a España en foros internacionales.

Y no digamos qué pasaría si en esta pública escalada de amenazas Trump decide llevarse sus barcos, tropas y aviones de Rota y Morón a Marruecos (con Ceuta y Melilla en el alero), Portugal, o incluso a Gibraltar, mientras las bases más radicales del PSOE, Podemos e Izquierda Unida sacan a las calles las viejas pancartas de ‘Bases fuera, OTAN no’.

No está la situación económica, comercial y financiera española como para echarle en público un pulso al ‘emperador’, americano que además no se anda ‘con chiquitas’ y es capaz de cualquier barbaridad, máxime ahora que está necesitado de espectáculos para su campaña electoral.


(*) Periodista


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