jueves, 19 de septiembre de 2019

Una racha trágica en el Ejército del Aire: cinco muertos en cuatro accidentes en solo dos años

MADRID.- En solo dos años, cinco militares han perdido la vida en siniestros aéreos. La desolación regresa al Ejército solo tres semanas después de que un reactor C-101 de la AGA, pilotado por el comandante de vuelo e instructor Francisco Marín, se estrellara por causas todavía no aclaradas en aguas de La Manga del Mar Menor , falleciendo el piloto en el acto. 

El avión, que era pilotado por este experto que había formado parte de la Patrulla Águila, cayó en picado y un testigo grabó en vídeo lo ocurrido donde podía verse cómo el aparato realizaba una maniobra justo cuando estaba llegando al mar sin lograr remontar y estrellándose en el mar.

Solo dos años antes, el 17 de octubre de 2017, el teniente Fernando Pérez, miembro del Ala 12, murió tras sufrir un accidente aéreo con el F-18 que pilotaba . El fatal siniestro tuvo lugar en Torrejón de Ardoz. 
El pasado mes de julio la Comisión de Investigación Técnica de Accidentes de Aeronaves Militares (CITAAM) concluyó que una llave olvidada en el motor había sido la causante del trágico suceso. 
En aquel momento se detectaron ruidos extraños, sin embargo, la aeronave despegó. Solo 40 segundos después el piloto trató de regresar, pero ya no pudo aterrizar exitosamente. Tenía 26 años y era el número uno de la 65 promoción del Ejército del Aire.
Aquí no termina la desgracia. Cinco días antes de la muerte del oriundo de Murcia, Fernando Pérez, el 12 de octubre de 2017, el capitán del Ejército del Aire Borja Aybar fallecía tras estrellarse con su Eurofighter cuando regresaba del desfile de la Fiesta Nacional. El militar tenía 34 años y formaba parte del Ala 14.
En total, cinco miembros del Ejército han fallecido en sucesivos accidentes de avión, lo que nos recuerda que, aunque volar es una profesión con la que muchos sueñan, entraña unos peligros que, en ocasiones, se pagan con la vida.  


Seis aviones valorados en 240 millones en los últimos cinco años

Al margen de la incalculable pérdida humana, los accidentes aéreos militares que se han registrado en los últimos cinco años han supuesto un coste en material de alrededor de unos 240 millones de euros.
Estos siniestros de aeronaves militares le han supuesto a España una factura económica en material de alrededor de 240 millones de euros.
En total, en estos últimos cinco años se han perdido en accidentes dos cazas Eurofighter, un caza F-18, un reactor C-101, una avioneta de instrucción elemental E-26 y un helicóptero AS 332 ‘Super Puma’.
El cálculo por unidad, según fuentes militares consultadas por Okdiario, sitúa a los Eurofighter como las aeronaves más caras del Ejército del Aire. Cada una cuesta en torno a 87 millones de euros -de media, ya que depende de la configuración con la que fueron adquiridas-.
El primero de los accidentes de Eurofighter tuvo lugar el 9 de junio de 2014. El caza del Ala 11 se estrelló poco después de despegar de la base sevillana de Morón de la Frontera. Falleció el capitán Fernando Lluna.
El segundo de los Eurofighter siniestrado, que le costó la vida al capitán Borja Aybar, se fue contra la pista de Los Llanos cuando rompía formación con otras aeronaves procedentes del desfile del 12 de octubre de 2017.
Solo tuvieron que pasar cinco días para lamentar otra pérdida. A esta trágica ‘factura’, el 17 de octubre se sumaba el fallecimiento del teniente Fernando Pérez a bordo de un F-18 del Ala 12 de Torrejón. Uno de sus motores reventó.
Al parecer, alguien olvidó en el interior de una turbina una herramienta y esta provocó el desastre. El coste de la aeronave asciende a unos 40 millones de euros, el precio que pagó media España por estos cazas de fabricación estadounidense.
En el caso del C-101 accidentado el pasado mes de agosto, España adquirió estas aeronaves por alrededor de unos 10 millones de euros la unidad según fuentes del Ejército del Aire. El otro avión de instrucción accidentado este miércoles, el E-26, tiene un coste muy reducido.
En cambio, la pérdida del helicóptero ‘Super Puma’ del SAR accidentado en 2015 en Canarias sí supuso un coste importante para el Ejército, que tuvo que acometer la compra de cuatro unidades más para reponer las unidades siniestradas en la última década. A razón de 15 millones de euros cada uno.
Fuera de este cálculo queda también el accidente que se registró en abril de este año en el aeródromo de Jaca, donde un C-295 del Ala 35 sufrió una salida de pista durante unas maniobras de la UME. La aeronave pudo ser recuperada con graves daños y, aunque se contabilizaron nueve heridos de consideración, no hubo que lamentar daños mortales.
Tampoco computa para este cálculo el grave accidente que tuvo lugar en 2015 en la base aérea de Los Llanos (Albacete). En esta pista, la OTAN desarrolla todos los años un programa de vuelo denominado TLP dirigido a los mejores pilotos de todas las naciones de la Alianza Atlántica.
El 17 de enero de aquel año, un caza F-16 griego perdía el control durante el despegue y chocaba contra la zona donde se encontraban otras aeronaves, pilotos y mecánicos. Fallecieron diez personas.

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