Uno es socialista y otro conservador pero ambos, Pedro Sánchez y
Boris Johnson, tienen muchas cosas en común, actúan de manera muy
parecida y con un claro y principal objetivo: permanecer en el poder
anteponiendo su ambición personal de presidir el Gobierno de sus países
por delante del interés general de España y Reino Unido.
Para lo que ambos están dispuestos a todo con tal de permanecer en el
poder. Como el pactar con los populistas y enemigos de la unidad del
país y de la democracia como lo vimos en los acuerdos de Sánchez con
Podemos, Bildu, PDeCAT, ERC y PNV, en la moción de censura contra Rajoy;
o como se ve en la conexión directa de Johnson con los eurófobos
populistas de Nigel Farage.
Y los dos, Sánchez y Johnson, poniendo en peligro la unidad nacional.
Sánchez por sus concesiones soberanistas a Bildu, PNV y ERC (en
Navarra, País Vasco y Cataluña); y Johnson porque Escocia e Irlanda del
Norte podrían independizarse del Reino Unido en caso de un Brexit duro
como el que pretende Johnson.
También están en juego en España y Reino Unido la democracia
parlamentaria y las primeras instituciones. Lo hemos visto en el intento
de Johnson de amordazar el Parlamento para forzar el Brexit duro; o en
el empeño de Sánchez de que toda la Oposición se rinda a sus pies bajo
amenaza de repetir las elecciones por cuarta vez en cinco años, mientras
sigue sin Presupuestos del Estado y mantiene bloqueadas primeras
instituciones del país como la renovación Poder Judicial y de RTVE, al
tiempo que sigue sin nuevos Presupuestos del Estado y que bloquea la
financiación autonómica.
Sánchez y Johnson son como dos gotas de agua en su desbocada ambición
personal y están llevando también sus partidos a posiciones extremas y
alejadas de las que fueron durante muchos años sus trayectorias
democráticas y su función de primeros guardianes de la unidad de sus
países y del marco constitucional que ambos han desbordado en las
últimas semanas.
Y, finalmente, Pedro Sánchez y Boris Johnson también coinciden en la
pretensión de adelantar las elecciones generales en sus respectivos
países y solo les separa el que el español es europeísta y el británico
no. Pero en el resto de sus planteamientos ambos coinciden en todo lo
demás.
(*) Periodista
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