viernes, 2 de noviembre de 2018

La justicia del enemigo / Ramón Cotarelo *

De disparate en disparate. ¡Y quieren acabar con la "leyenda negra"! No se dan cuenta de que esta farsa judicial, esta causa inquisitorial contra el independentismo la confirma porque lo trata como una herejía.

Que este juicio es una aberración jurídica lo han dicho eminentes juristas y vienen a corrobarlo los tribunales de diversos países europeos. Una aberración por la forma y por el fondo. Y lo inaceptable no es la demasía de la penas, que es mucha; ni el hecho de que no se puedan probar los delitos por no concurrir los requisitos. Lo inaceptable es la causa en sí. 

Una justicia politizada, desacreditada, clientelar y en nada independiente somete a proceso inquisitorial una ideología desde otra. A instancias y bajo presión de un gobierno del PP, secundado luego a pies juntilla por otro del PSOE. 

Aquí hay unas gentes y partidos que han malversado miles de millones y se han apropiado cientos  para sus francachelas personales y están siendo procesadas y condenadas por ello. 
 
Esas mismas instan desde el poder un proceso ideológico  disfrazado de malversación contra unos políticos que, si acaso, habrán empleado fondos públicos para fines públicos, controvertidos, pero no delictivos; porque, se pongan como se pongan, votar no es delito. 

La derecha exige penas más duras y pide la ilegalización de las organizaciones independentistas, la ilegalización de más de media Catalunya. Y hace bien, dado que los jueces consideran que el independentismo es un delito. 

¿A dónde creen que van a llegar hundiendo aun más el Estado de derecho y llamando justicia a la justicia del enemigo?
 
 
¿Qué quieren ustedes? Uno está chapado a la antigua y cree que si la mujer de nuestros pensamientos es vilipendiada, uno debe defenderla hasta el final. A la vista del ludibrio que está cayendo sobre la moderna Dulcinea del Toboso, cabía esperar de don Alonso Casado algo parecido a lo que respondió don Quijote a los mercaderes toledanos que iban a comprar seda a Murcia: 

"No le mana, canalla infame —respondió don Quijote encendido en cólera—, no le mana, digo, eso que decís (nota palinura: bermellón y piedra azufre), sino ámbar y algalia entre algodones y no es tuerta ni corcovada sino más derecha que un huso de Guadarrama. Pero vosotros pagaréis la grande blasfemia que habéis dicho contra tamaña beldad como es la de mi señora".

¡Ah, qué tiempos en que también se blasfemaba por lo civil y hasta por lo estético!

Bueno, dirán ustedes, al fin y al cabo, Casado no es un caballero defendiendo a su dama, ni la dama es su dama. Verdad es. La doña tira más a Aldonza Lorenzo y Casado, a Sancho Panza. Y aun así, debiera defenderla con más gallardía y ahínco, no por amor, sino por lealtad.
Le debe el puesto. O sea, que también podría acompañarla en el mutis.

Y con este último expediente, el PP debiera tomarse en serio un congreso extraordinario de refundación, antes de que haya más políticos presos del PP que presos políticos independentistas.
 
 
(*) Catedrático emérito de Ciencia Política en la UNED
 

No hay comentarios: