El rey Felipe VI ha sido este jueves reprobado por el Parlament de Catalunya,
que también ha votado la abolición de la monarquía y el compromiso con
los valores republicanos. En una votación insólita por la
excepcionalidad de la situación generada por la intervención regular de
la Monarquía en contra de las decisiones acordadas en los últimos
tiempos por el Parlament y el Govern de Catalunya, los grupos de Junts
per Catalunya, Esquerra de Catalunya y En Comú Podem reprobaron al Rey.
Los cuatro diputados de la CUP no lo hicieron por otros motivos
relacionados con la resolución, pero sus votos también han de ser
contados políticamente hablando como de rechazo de la monarquía. En
contra de la resolución, o sea, en defensa del Rey, estuvieron 57 parlamentarios de los 135 que tiene la Cámara catalana, el equivalente al 42,2%, lo que suman los diputados de Ciudadanos, PSC y PP.
El monarca español se convierte así en el primer rey de Europa
occidental reprobado por una cámara legislativa y lo ha sido, en la
práctica, con casi el 58% de los representantes del pueblo de Catalunya.
No es una noticia menor aunque la suma de noticias relevantes que
produce la política catalana puede ayudar a su enmascaramiento. En
cualquier caso, el anuncio del presidente del gobierno español, Pedro Sánchez,
de medidas legales contra el Parlament en defensa del jefe del Estado
ya remarca el severo golpe recibido.
Y la magnitud del boquete abierto,
que no puede atribuir, en este caso, en exclusiva a las fuerzas
independentistas: los diputados de En Comú Podem no solo han estado
entre los que han votado a favor de la resolución aprobada sino que, de
hecho, la han propuesto. Casualmente, los mismos que llevaban todo el
día en televisión al lado de Sánchez protagonizando el solemne acuerdo
entre PSOE y Podemos para tratar de sacar adelante los presupuestos
generales del Estado.
No deja de ser una ironía que en la semana que la política española se frotaba las manos por la ruptura de la mayoría independentista en el Parlament
de Catalunya el pasado lunes, noventa y seis horas después se ponga
nuevamente de manifiesto que el conflicto entre Catalunya y España
persiste y que quien reciba un golpe tan severo sea directamente el jefe
del Estado. Harán falta mucho más que curas paliativas por parte del
gobierno español para volver a la realidad. Y mucho más realismo.
Negando la realidad, manteniendo la represión y judicializándolo todo se
puede alargar el conflicto pero no solucionarlo. Y con frases tan
hilarantes como la de la vicepresidenta Carmen Calvo, asegurando que en
Escocia no hubo un referéndum acordado, uno puede lograr un premio a la
ignorancia. Nunca estar capacitado para solucionar un problema.
(*) Periodista y ex director de La Vanguardia
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