SAN JAVIER.- La Región de Murcia cuenta con 80.776 hectáreas de cultivos
ecológicos producidos por 2.959 agricultores, datos que sitúan a la
Región a la cabeza nacional en materia de agricultura ecológica, en
proporción a la superficie cultivada, lo que supone un gran desarrollo
socioeconómico y medioambiental. En total, casi 4.000 se dedican a las
hortalizas frescas, seguido de los cultivos industriales con unas 874
hectáreas.
El consejero de Agua, Agricultura, Ganadería y Pesca, Miguel Ángel
del Amor, informó que "el Campo de Cartagena alberga 3.407 hectáreas de
este tipo de agricultura, y en el municipio de Murcia, en la zona
vertiente del Mar Menor se calculan aproximadamente 900".
Asimismo,
destacó que "los cultivos ecológicos en la zona del Mar Menor crecen de
la mano de empresas que apuestan por la calidad y la trazabilidad desde
un punto de vista sostenible".
Del Amor se ha reunido con una parte de los representantes del
Consejo de Agricultura Ecológica para analizar el impacto de estas
superficies en la Ley de Protección del Mar Menor.
Concretamente, Fecoam
y las cooperativas San Cayetano, Camposeven y Hortamira han querido
trasladar su preocupación por los usos de fertilizantes que incluye la
normativa.
Una de las fincas incluidas en esta zona de influencia es Villaperji,
dedicada en verano al cultivo de sandía ecológica, aunque también está
compuesta por cítricos y otras hortalizas. El consejero destacó que
"ésta es una de las superficies identificadas con las buenas prácticas
agrícolas y cuidados del medioambiente". Esta finca forma parte de
Hortamira, donde el 35 por ciento de sus socios se dedica a la
agricultura ecológica, cumpliendo las normas de producción integrada.
Líneas de ayudas ecológicas
Del Amor visitó la campaña de plantación de sandía donde destacó "el
uso del sistema de riego localizado asociado a tecnologías que miden la
humedad del suelo y así poder saber cuánto y cuándo regar, según las
necesidades del cultivo".
La Consejería apoya con líneas de ayuda ecológica a 40 fincas del
Campo de Cartagena, situadas en zona vulnerable. Junto a su exhaustivo
control ambiental destaca el empleo, generado en las campañas anuales,
que viene respaldado por la importancia del trasvase Tajo-Segura y su
utilidad en el Campo de Cartagena.
El objetivo, concluyó Del Amor, "es extender aún más un código de
buenas prácticas agrícolas, llevando a cabo una agricultura sostenible y
respetuosa con el medioambiente y ayudando a prevenir la desertización
como consecuencia del cambio climático".
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