CARTAGENA.- Las áreas costeras bajas y arenosas son especialmente
vulnerables a los efectos del cambio climático, especialmente cuando
tienen una alta ocupación por actividades humanas, como ocurre en el
Sureste Ibérico. La destrucción de los hábitat litorales por la
construcción de viviendas e infraestructuras como puertos y paseos
marítimos, en primera línea de costa, junto a malas prácticas como el
excesivo uso de maquinaria o la retirada masiva de los arribazones de
Posidonia oceánica, pueden aumentar los efectos erosivos del oleaje.
ANSE
está desarrollando el proyecto “Adaptación de los hábitats del litoral
del Sureste de la Península Ibérica ante los efectos del cambio
climático”, que promueve acciones de defensa contra los efectos del
cambio climático mediante el estudio y la conservación de los hábitats
litorales tanto sumergidos como emergidos, entre los que destacan las
praderas sumergidas y los arenales costeros.
El
proyecto pretende evaluar y mejorar el estado de conservación de las
praderas sumergidas del Mar Menor y de los arenales del sureste ibérico,
así como mejorar la sensibilización y la implicación de la sociedad en
la conservación del litoral como medida de adaptación a los efectos del
cambio climático.
Dentro de las actividades de
conservación y recuperación se han iniciado trabajos de eliminación de
especies vegetales invasoras y restauración de la flora autóctona de
arenales en puntos del litoral de Torrevieja, Guardamar y La Manga (t.m.
de Cartagena y San Javier) y, hasta la fecha, 3000 estudiantes y
docentes han tenido la oportunidad de visitar la exposición “Dunas, un
mar de Arena”, y más de 400 estudiantes han participado en diversas
actividades de educación ambiental desarrolladas en los centros
educativos.
En el caso de la vegetación
sumergida, el trabajo cuenta con la participación del Instituto Español
de Oceanografía, a través de su centro en el Mar Menor, que está
trabajando con ANSE en la actualización de la cartografía de las
praderas de la mayor laguna litoral española, tras los problemas de
eutrofización que provocaron la pérdida de buena parte de la vegetación
durante el año 2016. Actualmente se analiza la información obtenida en
los muestreos del segundo semestre de 2017, cuyos resultados serán
presentados en breve.
El Proyecto cuenta con el
apoyo de la Fundación Biodiversidad, del Ministerio de Agricultura y
Pesca, Alimentación y Medio Ambiente (MAPAMA), y se enmarca, asimismo,
en el proyecto LIFE IP INTEMARES “Gestión integrada, innovadora y
participativa de la Red Natura 2000 en el medio marino español”, que
coordina el MAPAMA, a través de la Fundación Biodiversidad”.
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