domingo, 2 de agosto de 2009

Valcárcel recurre a viejas tácticas para justificar su continuidad en el poder

MURCIA.- Ramón Luis Valcárcel tiene sumido en el desconcierto a buena parte de su partido y de la sociedad murciana con la coreografía en que ha convertido su posible retirada. El último paso es la operación Valcárcel quédate y la filtración desde su entorno, que él mismo desmintió al día siguiente, de que estaría pensando volver a presentarse a las elecciones autonómicas de 2011, a pesar de haber dicho y requetedicho que esta sería su última legislatura, se escribe hoy en 'La Verdad'.

El presidente tiene sobradas razones para continuar, si así lo desea, como las tiene para dejar el poder y propiciar el relevo en el PP tras conducir la etapa más brillante de la historia del partido en la Región de Murcia. Sin embargo, si al final opta a un quinto mandato, que es muy probable aunque no seguro, será sobre todo por la razón menos apropiada que podría esgrimir: evitar que Miguel Ángel Cámara, alcalde de Murcia y secretario general del PP murciano, ocupe su lugar. Quienes conocen bien a ambos políticos en el partido lo tiene muy claro. «Hará lo posible para que Cámara no sea su sucesor, y si al final no puede evitarlo, es capaz de no irse para no dejar el puesto vacante», comentaba un dirigente popular hace más de un mes.

En efecto. Tras fracasar el intento del presidente de promover a Pedro Antonio Sánchez, alcalde de Puerto Lumbreras, como heredero, debido al rechazo de amplios y poderosos sectores del partido, y comprobar que Pilar Barreiro, alcaldesa de Cartagena, no se prestaba al mismo juego, Valcárcel ha llegado a la evidente conclusión de que, si Cámara quiere, Cámara puede, entre otras razones porque controla el partido en el municipio de Murcia, que es casi el 50% del partido en la Región. Y Cámara quiere.

La Glorieta se mueve
Con cautela y prudencia, el alcalde ha ido consolidando y aumentando sus apoyos en el partido. Sus colaboradores han calibrado fuerzas y mantienen el equipo en permanente estado de revista. Algunos de los que se aproximaron a Sánchez, cuando aún lucía la etiqueta de delfín, han reorientado sus pasos hacia la Glorieta. Al mismo tiempo, Cámara ha intensificado su agenda social. Ahora es fácil verlo junto a Valcárcel en cenas conmemorativas y entrega de galardones.

Su gabinete está intentando que tenga un mayor protagonismo en la política regional, aprovechando sus cargos de secretario general del PP y presidente de la Federación de Municipios de la Región de Murcia, lo cual ha conseguido fugazmente con la financiación local, asunto que el PP ha convertido en otro ariete más contra el Gobierno de Rodríguez Zapatero.

Todos estos movimientos, cuyo objetivo es revalorizar la figura y asentar los apoyos de Cámara para cuando deba decidirse el relevo, son vistos con recelo por Valcárcel, y ha tratado de desactivarlos de la forma más eficaz y contundente: lanzando el mensaje de que, ahora, no se va.

Entre los lugartenientes del primer alcalde de la Región, los más vehementes le han animado a plantar batalla. Pero Cámara es consciente de que un enfrentamiento abierto con Valcárcel sería un suicidio y dejaría al partido hecho unos zorros.

Para poner en marcha su estrategia y evitar que la ruptura de su palabra no le pase una excesiva factura, Valcárcel ha recurrido a viejas prácticas.

«Cuando el partido te dice que continúes porque hay proyectos por acabar; cuando la sociedad te dice que hay una garantía de funcionamiento y que se debe continuar, y además el presidente de tu propio partido te plantea que debes seguir... Todo eso te hace reflexionar y no puedo adoptar una actitud soberbia, aunque no sea para mí lo más cómodo y romper mi promesa me moleste».

Estas declaraciones de Valcárcel son del 18 de mayo de 2003, en plena campaña de las elecciones autonómicas, y con ellas quiso justificar el incumplimiento de una de las promesas con las que llegó a la presidencia en 1995, que sólo estaría ocho años en el poder.

Seis años después, la trayectoria es la misma. En el partido es general el deseo de que el presidente continúe, pero muchos daban por segura su retirada, por lo que tras las elecciones europeas se pone en marcha la operación para dar cobertura moral y mediática a la posibilidad de que Valcárcel vuelva a desdecirse y opte a un nuevo mandato.

Empiezan a arreciar las peticiones personales de dirigentes populares para que no se vaya; representantes de agentes económicos y sociales también se lo plantean en privado, y el propio presidente nacional del PP, Mariano Rajoy, se muestra partidario de ello y declara, en una entrevista a La Verdad, el pasado 4 de junio, que hará «todo lo posible para que Valcárcel vuelva a presentarse otra vez».

Algunas de las peticiones de que no se vaya proceden de personas de organizaciones situadas en el entorno ideológico del PP, como son la patronal CROEM y los sindicatos ANPE y CSIF -fuentes próximas al presidente aseguran que también le llegan de los sindicatos de izquierdas y de «financieros»-, y las que le transmiten desde el propio partido están encabezadas por los tres vicesecretarios, Pedro Antonio Sánchez, Teresa Moreno y José Gabriel Ruiz, y algunos de sus más estrechos colaboradores en el Ejecutivo, es decir, por quienes verían peligrar su puesto en el caso de que Cámara tomara el liderazgo.

Al mismo tiempo que se producen las demandas personales se urde un argumentario solvente y creíble: «La situación no está para cambios»; «la Región necesita estabilidad y confianza, y Valcárcel eso lo garantiza»; «a pesar de los años que lleva, sigue en plena forma y sin bajar el pistón»; «es la mejor apuesta para salir de la crisis cuanto antes»; «es como si Induráin se hubiera ido tras ganar su tercer Tour»; «es el líder política más valorado de la Región»... Todas estas frases, y alguna más, las he oído en los últimos días entre quienes apuestan por la continuidad del presidente.

Terreno abonado
Con el terreno ya preparado y abonado, el jueves pasado se produce la filtración de que Valcárcel se estaría planteando volver a romper su palabra para presentarse a la reelección, a causa de las «muchas presiones» que está recibiendo desde su partido y desde la sociedad civil murciana.
La finalidad de este golpe era, cuando menos, doble.

Por un lado ir preparando el ambiente para cuando Valcárcel anuncie oficialmente que quiere seguir cuatro años más en el poder, y, por otro, lanzar el aviso al alcalde de Murcia y sus seguidores de que no se hagan ilusiones. «Es un alivio que las cosas se aclaren de una vez», comentaba un político cercano a Cámara el pasado viernes tras conocer la última maniobra del presidente.

Los primeros pasos están dados y, si no hay más sorpresas, es posible que Valcárcel sea nominado a finales de 2010 candidato del PP murciano a las elecciones autonómicas del año, que volverá a ganar.

Quizá su intención sea mantenerse en San Esteban hasta que vuelva a pasar el tren a Bruselas en los comicios al Parlamento Europeo de 2014, una vez que no pudo cumplir este año su anhelo de ser europarlamentario.

Mientras tanto, los casi dos años de incertidumbre que ha creado el debate sobre la sucesión, a causa de su indefinición, y sus reticencias a dar paso al número dos del partido, al que gran parte de la organización ve como su relevo natural, han generado una serie de tensiones, celos, suspicacias y desconfianzas en el seno del PP que dejarán heridas abiertas.

La confianza que algunos tenían de que, esta vez sí, Valcárcel dejaba el cargo, les ha llevado a alinearse con Cámara, por considerarlo el más apto para sucederle, una aproximación que puede condenarles ahora al ostracismo si el presidente decide seguir.

Desde hace meses, y por culpade una mal gestionada sucesión que al final puede que ni tenga lugar, en el PP se han ido articulando grupos de quienes propugnaban una u otra solución con crecientes recelos mutuos. La opción Valcárcel quédate puede acabar con ese proceso disgregador, pero las filias y fobias surgidas será más difícil que desaparezcan.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Parece claro que si la oposición invirtiese sus esfuerzos en crear disensiones internas en el PP le serían mucho más rentables que cualquier otra cosa que pueda hacer, por muy positiva que sea. La era de Valcárcel y del PP en Murcia se acabará por errores de estos señores internos, por una guerra interna de cuchillos que ya se están afilando. Si la piedra del puerto de la cadena hubiera acertado en su siniestro e inesperado destino, ahora precisamente se estaría en este escenario. Quizás ha sido la que ha hecho despertar al bello durmiente.

Anónimo dijo...

Vayase Sr. Valcarcel, vayase!

Anónimo dijo...

Vayase? pero donde quereis que se vaya este señor, si el colegio Ruiz Mendoza lo cerraron hace tiempo, de camarero?

Anónimo dijo...

Cómo no podéis ganar a R.L. Valcárcel en unas elecciones, os lo queréis quitar de enmmedio como sea. Valcárcel es necesario para seguir ganando elecciones al Saura-psoe. Cámara candidato? Qué error y que horror! Hay muchos otros en el PP con más tirón electoral que el de Orihuela. Cámara sin Valcárcel no es nada.

Anónimo dijo...

Valcarcel no recurre a nada ni es nadie para planificar nada si previamente no ha sido aceptado por su amplio gabinete de abogados y su corte celestial clementes, templados, etc.etc. este es un pringao hasta las cejas que cuando no este veremos donde se mete.

Unknown dijo...

Que poco sabeis muchos de los que escribis noticias sobre nuestro presidente, Deberia daros verguenza ser murcianos. Deberiais de iros a polinia a que os traten mejor. Valcarcel tendria que ser el presidente del PP en vez de Rajoy y ser presidente de españa para hacer de españa el mejor pais del mundo. Ignorantes... La ex presidenta del psoe era mejor no? Camara? quien es Camara? es un pamplinas. Ignorantes..