Salió Rajoy decicido, quizás consciente de que en el primer encuentro había dejado algunos puntos y que las encuentas no le eran favorables. Pero luego se fue perdiendo, metiendose en jardines del pasado, sacando a pasear la guerra de Irak y quedandose diluido.
Zapatero se limitó a ir a lo suyo, a exponer alternativas y a dar una imagen de más serenidad y seguridad. Se esperaba más de este último gran debate entre los dos máximos candidatos a la presidencia del Gobierno, pero no se llegó al cuerpo a cuerpo, se limitaron mutuamente a utilizar y abusar de la palabra mentiroso.
“No hubo debate”, comentaba un veterano observador que había revisionado los celebrados por Aznar y Felipe González hace quince años. La situación es distinta, pero ni Zapatero es Felipe González ni Rajoy es Aznar. “Lo que hubiera disfrutado el ex presidente socialista en un debate como estos. Se hubiera salido”, insiste el observador político.
Porque para el analista más que ganar Zapatero perdió Rajoy. “Supo plantear bien el tema de la emigración y ahí pudo arrinconar a Zapatero, pero a veces recurrió a argumento de la derecha más dura y en otras ocasiones se perdió en demagogias infantiles. Ni siquiera tiró del tema del canon digital”.
La incidencia del debate final sobre los indecisos, tanto los que dudan entre opciones políticas como los que se andan plateando votar o quedarse en casa, de momento no parece clara. Al final de los debates televisivos de la campaña electoral, según muchos ciudadanos, el gran triunfador ha sido Solbes que dejó a Pizarro fuera de la primera línea de la contienda electoral.
En el caso de la Región está vez el líder popular fue claro y contundente al afirmar que el trasvase del Ebro se hará despues de que se terminen las obras del Pacto del Agua en Aragón. Mientras que Zapatero en su discurso sobre la autonomía hídrica de cada comunidad parece como si empezara veladamente a colocar una fecha de caducidad al acueducto Tajo-Segura.
Cubierto el cupo de los dos grandes debates y con una pequeña ventaja socialista, se abordan los últimos días de campaña, donde se luchará por esos votos indecisos, por esos pequeños flecos, que mantienen en el aire una franja de una veintena de diputados. En Murcia sigue la batalla del décimo y las sondeos internos dan cierta ventaja a los socialistas para el cuarto. Quedan tres días de campaña.
Zapatero se limitó a ir a lo suyo, a exponer alternativas y a dar una imagen de más serenidad y seguridad. Se esperaba más de este último gran debate entre los dos máximos candidatos a la presidencia del Gobierno, pero no se llegó al cuerpo a cuerpo, se limitaron mutuamente a utilizar y abusar de la palabra mentiroso.
“No hubo debate”, comentaba un veterano observador que había revisionado los celebrados por Aznar y Felipe González hace quince años. La situación es distinta, pero ni Zapatero es Felipe González ni Rajoy es Aznar. “Lo que hubiera disfrutado el ex presidente socialista en un debate como estos. Se hubiera salido”, insiste el observador político.
Porque para el analista más que ganar Zapatero perdió Rajoy. “Supo plantear bien el tema de la emigración y ahí pudo arrinconar a Zapatero, pero a veces recurrió a argumento de la derecha más dura y en otras ocasiones se perdió en demagogias infantiles. Ni siquiera tiró del tema del canon digital”.
La incidencia del debate final sobre los indecisos, tanto los que dudan entre opciones políticas como los que se andan plateando votar o quedarse en casa, de momento no parece clara. Al final de los debates televisivos de la campaña electoral, según muchos ciudadanos, el gran triunfador ha sido Solbes que dejó a Pizarro fuera de la primera línea de la contienda electoral.
En el caso de la Región está vez el líder popular fue claro y contundente al afirmar que el trasvase del Ebro se hará despues de que se terminen las obras del Pacto del Agua en Aragón. Mientras que Zapatero en su discurso sobre la autonomía hídrica de cada comunidad parece como si empezara veladamente a colocar una fecha de caducidad al acueducto Tajo-Segura.
Cubierto el cupo de los dos grandes debates y con una pequeña ventaja socialista, se abordan los últimos días de campaña, donde se luchará por esos votos indecisos, por esos pequeños flecos, que mantienen en el aire una franja de una veintena de diputados. En Murcia sigue la batalla del décimo y las sondeos internos dan cierta ventaja a los socialistas para el cuarto. Quedan tres días de campaña.
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