lunes, 5 de noviembre de 2007

La región más conservadora es la de mayor desigualdad / Patricio Hernández


Una de las pruebas más claras de la exitosa derechización de la sociedad murciana es el escaso interés que parece suscitar entre nosotros el debate sobre las desigualdades sociales y la cuestión de la pobreza. Estaríamos ante uno de esos casos en los que, como propone Lakoff, la derecha habría logrado imponer sus marcos cognitivos de referencia a partir de los cuales los ciudadanos interpretan la realidad y que son utilizados para esquivar la fuerza de los hechos.

Aunque el de igualdad es un concepto complejo (donde pueden jugar factores territoriales, de género, edad, nacionalidad, capital cultural, etc.), detengámonos en el determinante factor económico de renta.

Según el ya clásico esquema de la derecha, el problema de la desigualdad en la distribución de las rentas es subsidiario e irrelevante frente al verdadero problema que sería el del crecimiento de la producción. Primero hay que producir riqueza-se dice-y sólo después hablar de su reparto. Sólo que ese momento parece no llegar nunca. Poco importa que sean ya numerosos los estudios que muestran que las políticas de equidad, además de promover la cohesión social, son rentables y favorecen el crecimiento, como ha evidenciado la experiencia de los países nórdicos.

Una vez ganada la batalla argumental entre crecimiento e igualdad, lo siguiente es pedir la reducción de la fiscalidad sobre las rentas más altas para animar la inversión, y terminar proponiendo, ante la reducción de ingresos fiscales, el recorte del gasto público, justo aquel que puede tener mayores efectos redistributivos.

Frente a la búsqueda del bienestar para todos- la mejor aportación del modelo social europeo- oponen un tentador “derecho al enriquecimiento” fruto del libre juego del mercado, acompañado acaso por la compasión caritativa para los más necesitados de entre sus víctimas inevitables.

Esta vieja doctrina, cuyas consecuencias sociales son bien conocidas, se ha visto ahora reforzada por un elemento nuevo, genuina aportación de la ofensiva neoliberal en los tiempos de la globalización: el prestigio de la figura del “rico”. Como dice Bauman, los pobres y los ricos ya no viven en universos morales diferentes. Ahora los pobres viven en un mundo dominado por los criterios triunfantes de los ricos: “los ricos no son los enemigos, sino el ejemplo a seguir. No son figuras odiosas, sino ídolos.”

Las mismas relaciones entre “pobres” y “ricos” se están transformando, añade Beck. “Antes los ricos necesitaban a los pobres para hacerse ricos. Los nuevos ricos de la globalización ya no necesitan a los pobres”. Ahora son superfluos. En una sociedad donde el factor determinante ha pasado de la producción al consumo, los pobres son “consumidores fallidos” que en cualquier momento pueden acabar siendo sospechosos.

Tal vez por todo ello nadie pareció escandalizarse cuando, días atrás, la publicación de datos de 2005 de la Agencia Tributaria señalaba que el número de millonarios murcianos se había doblado en una década al amparo del boom de la construcción y del crecimiento de la economía regional. Algo más de 17.500 murcianos (aproximadamente un 1,25% de la población regional) declararon un patrimonio de 12.530 millones de euros (una media de 715.00 € por declarante). Este dato se sumaba a otro conocido un poco antes (difundido por Banif, la división de grandes fortunas del Banco de Santander) según el cual 22.800 murcianos (un 1,6% de los habitantes de la región) acumulaban 6.900 de los 33.433 millones de euros depositados en cuentas bancarias por todos los murcianos ( el equivalente al 20,6% del total de estos depósitos).

En el extremo opuesto y siguiendo con datos oficiales, el 67% de los asalariados murcianos tenían en 2006 un salario bruto mensual inferior a 1.100 euros (el mayor porcentaje de mileuristas tras Extremadura). Ser joven en Murcia es muy complicado: casi 117.000 personas entre 18 y 25 años tienen un sueldo mensual promedio de 560 €.

También los últimos datos del INE, correspondientes al cuarto trimestre de 2005, nos situaban a la cola del gasto medio por persona, con 1818 € ( sólo nuevamente por delante de Extremadura). El porcentaje de hogares con dificultad para llegar a fin de mes estaba en ese momento en el 67,86% del total (frente al 54,86% de media española, trece puntos porcentuales inferior).

Por otra parte y como ocurre en general en España, una buena parte de los pobres murcianos son pensionistas. Sólo que aquí la pensión media del Sistema de S. Social, con datos de este mes de octubre, está en 595,90 € (con una subida en el último año del 4,7%), frente a la media española de 676.90 € (y una subida del 5,2%), lo que supone que nuestro pensionistas reciben una pensión media que es el 88% de la española, de la que se separa más cada año.

Para completar este panorama tenemos lo que el INE llama “tasa de riesgo de pobreza”, un indicador de pobreza relativa que alcanza al 24,5% de los murcianos, 4,6% más que la tasa media correspondiente española, que es del 19,9%. Se ha estimado que en situación de pobreza severa y exclusión social está entre el 5 y el 7% de la población regional.

Finalmente, y otra vez según el INE, Murcia es la región con mayores diferencias internas de renta: entre el 20% de la población que más ingresa y el 20% de la que menos ingresa la diferencia es de casi seis veces.

Murcia no es sólo, como sabemos, la región más conservadora de España. Después de doce años de gobierno de la derecha somos también la más injusta en el reparto de la riqueza, y estos hechos están conectados. Si la izquierda murciana quiere algún día ser hegemónica deberá recuperar- y intentar instalar en la mayoría como marco cognitivo- el que siempre fue su discurso más genuino, la pasión por la igualdad.

No hay comentarios: