martes, 27 de febrero de 2007

VEGA MEDIA PRESS Y MURCIA CONFIDENCIAL se consolidan como líderes de la prensa digital


Vega Media Press se ha consolidado como líder de la prensa digital en la Región de Murcia, según se desprende de los datos de Alexa, que muestra el ranking de las páginas web a nivel mundial.

Desde la aparición de este diario digital, hace poco más de dos años, la escalada ha sido imparable, estando en la actualidad en el puesto 163.892 y subiendo día a día.

Es el mejor premio al esfuerzo que hacen los redactores y colaboradores de este periódico, un premio que lo dan los lectores, que a miles entran diariamente a conocer la actualidad de las comarcas de la Vega Media y de la Región.

Además, Vega Media Press tiene ediciones impresas mensuales en la Vega Media (25.000 ejemplares), Mazarrón Press (6.000 ejemplares) y Águilas Press (6.000 ejemplares), y tiene previsto en breve la edición en Murcia capital de un gratuito.

Nuestro "newsletter" Murcia Confidencial (en Internet desde el pasado mes de mayo), también se sitúa por delante de la media de los informativos digitales en la Región, subiendo hasta el puesto 756.784 y convirtiéndose en la referencia de la opinión, investigación y debate de la sociedad murciana.

Tras Vega Media Press se sitúa la edición de La Opinión de Murcia, en el puesto 302.342. Le siguen Nueva Línea, en el 1.467.306, El Faro, en el 2.874.346, y Crónica del Sureste, en el 4.048.379.

El grupo vasco Vocento sitúa a La Verdad en en el 11.710 pero incluye las ediciones Murcia, Lorca, Cartagena, Alicante, Elche, Vega Baja y Albacete, y los contenidos generales de todos los portales informativos y de ocio nacionales, por lo que en las entradas se incluyen también internautas que llegan a esa edición digital a través de otros portales.

A pesar de todos los obstáculos que nos ponen cada día, y que hemos sufrido en esta redacción, desde amenazas de muerte a intentos de sabotaje a la web, algunos con éxito, pero siempre resueltos, seguimos trabajando por una información libre e independiente de grupos mediáticos, políticos o económicos.

Conocer la verdad es lo importante.. Y en ello estamos, asumiendo también nuestros errores. Gracias a todos por estar ahí.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Me gustaría decir a los gestores de este blog que desde los centros de enseñanza no se puede acceder a murciaconfidencial. La Consejería de Educación tiene puesto un filtro para impedir que los alumnos entren en páginas prohibidas: descargas, pornografía etc...pues bien, también se aplica el filtro a murciaconfidencial. Cuanto intento acceder, sale el mensajito de la consejería de educación: ACCESO DENEGADO...¡viva la democracia!

Anónimo dijo...

Encarna Muñoz, una de las imputadas por el caso de la Zerrichera, está metida de lleno en el proceso de creación del Parque Tecnológico de Murcia. De hecho, viajó para tal fin a EE.UU junto a la Consejera de Hacienda y al Consejero Medina Precioso. ¿Firmará también todo lo que le pongan delante para fomentar el negocio inmobiliario del I+D?.

Elena

Anónimo dijo...

He visto en mi centro carpetas con páginas porno de Internet creadas por alumnos en las salas de informática durante sus clases. Luego el filtro ... Y, desde luego, más de una página de información prohibida(p.e. Rebelion)

Anónimo dijo...

López Rejas ha vuelto a acusar a otro partido de ignorante y poco informado por no aceptar su proyecto, qué manía, y se ofrece a informarle como requisito previo para que pueda forjarse una opinión. De risa. Por supuesto, acto seguido llamó Gerardo Aguilar, el telefonista de Totana. "Que me llame", dejó dicho. Y no tiene quien le llame.

Anónimo dijo...

Los púlpitos de la historia de la comunicación que nos regala Jorge Majfud es un regalo que se nos hace, una antropología de las servidumbres y rebeliones en diferentes sociedades y culturas.

Elena

La rebelión de los lectores, la clave de nuestro siglo

Jorge Majfud

Uno de los sitios recurrentes para los turistas en Europa son sus catedrales góticas. Los espacios góticos, tan diferente a los románicos siglos anteriores, nos suelen impresionar por la sutileza de su estética, algo que comparte con la antigua arquitectura del pasado imperio árabe. Quizás lo que más pasa inadvertido es la razón de los relieves en sus fachadas. Aunque la Biblia condena la costumbre de representar figuras humanas, éstas abundan en las piedras, en los muros y en los vitrales. La razón es, antes que estética, simbólica y narrativa.

En la cultura oral, la oralidad era el sustento de la comunicación, de la historia y del control social. Aunque el cristianismo estaba basado en las Escrituras, escritos era lo que menos abundaba. Al igual que en nuestra cultura actual, el poder social se construía sobre la cultura escrita, mientras que las clases trabajadoras debían resignarse a escuchar. Los libros no sólo eran piezas casi originales, escasas, sino que estaban cuidados con celo por quienes administraban el poder político y la política de Dios. La escritura y la lectura eran casi un patrimonio de la nobleza; escuchar y obedecer era función del vulgo. Es decir, la nobleza siempre fue noble porque el vulgo era muy vulgar. Razón por la cual el vulgo, analfabeto, asistía cada domingo a escuchar al sacerdote leer e interpretar los textos sagrados a su antojo —al antojo oficial— y confirmar la verdad de estas interpretaciones en otro tipo de interpretación visual: los íconos y los relieves que ilustraban la historia sagrada sobre los muros de piedra.

La cultura oral de la Edad Media comienza a cambiar en ese momento que llamamos Humanismo y que más comúnmente se enseña como Renacimiento. La demanda de textos escritos se acelera mucho antes que Johannes Gutenberg inventara la imprenta en 1450. De hecho, Gutenberg no inventó la imprenta, sino una técnica de piezas móviles que aceleraba aún más este proceso de reproducción de textos y masificación de lectores. El invento fue una respuesta técnica a una necesidad histórica. Este es el siglo de la emigración de los académicos turcos y griegos a Italia, de los viajes de los europeos a Medio Oriente sin la ceguera de una nueva cruzada. Quizás, también es el momento en que la cultura occidental y cristiana gira hacia el humanismo que sobrevive hoy mientras la cultura islámica, que se había caracterizado por este mismo humanismo y por la pluralidad del conocimiento no religioso, hace un giro inverso, reaccionario.

El siglo siguiente, el XVI, será el siglo de la Reforma protestante. Aunque siglos más tarde se convertiría en una fuerza conservadora, su nacimiento —como el nacimiento de toda religión— surge de una rebelión contra la autoridad. En este caso, contra la autoridad del Vaticano. No es Lutero, sin embargo, el primero en ejercitar esta rebelión sino los mismos humanistas católicos que estaban disconformes y decepcionados con las arbitrariedades del poder político de la iglesia. Esta disconformidad se justificó por la corrupción del Vaticano, pero es más probable que la diferencia radicase en una nueva forma de percibir un antiguo orden teocrático.

El protestantismo, como lo dice su palabra, es —fue— una respuesta desobediente a un poder establecido. Una de sus particularidades fue la radicalización de la cultura escrita sobre la cultura oral, la independencia del lector en lugar de la escucha obediente. No sólo se cuestionó la perfección de la Vulgata, traducción al latín de los textos sagrados, sino que se trasladó la autoridad del sermón a la lectura directa, o casi directa, del texto sagrado que había sido traducido a lenguas vulgares, a las lenguas del pueblo. El uso de una lengua muerta como el latín confirmaba el hermetismo elitista de la religión (la filosofía y las ciencias abandonarían este uso mucho antes). A partir de este momento, la tradición oral del catolicismo irá perdiendo fuerza y autoridad. Tendrá, sin embargo, varios renacimientos, especialmente en la España de Franco. El profesor de ética José Luis Aranguren, por ejemplo, quien hiciera algunas observaciones progresistas de la historia, no estuvo libre de la fuerte tradición que lo rodeaba. En Catolicismo y protestantismo como formas de existencia fue explícito: "el cristianismo no debe ser 'lector' sino 'oyente' de la Palabra, y 'oírla' es tanto como 'vivirla'" (1952).

Podemos entender que la cultura de la oralidad y la obediencia tuvieron un revival con la invención de la radio y de la televisión. Recordemos que la radio fue el instrumento principal de los nazis en la Alemania de la preguerra. También lo fueron, aunque en menor medida, el cine y otras técnicas del espectáculo. Casi nadie había leído ese mediocre librito llamado Mein Kampf (su título original era Contra la Mentira, la Estupidez y la Cobardía) pero todos participaron de la explosión mediática que se produjo con la expansión de la radio. Durante todo el siglo XX, el cine primero y después la televisión fueron los canales omnipresentes de la cultura norteamericana. Por ellos, no sólo se modeló una estética sino, a través de ésta, una ética y una ideología, la ideología capitalista.

En gran medida, podemos considerar el siglo XX como una regresión a la cultura de las catedrales: la oralidad y el uso de la imagen como medios de narrar la historia, el presente y el futuro. Los informativos, más que informadores han sido y siguen siendo aún formadores de opinión, verdaderos púlpitos —en la forma y en el contenido— que describen e interpretan una realidad difícil de cuestionar. La idea de la cámara objetiva es casi incontestable, como en la Edad Media nadie o pocos se oponían a la verdadera existencia de demonios e historias fantásticas representadas en las piedras de las catedrales.

En una sociedad donde los gobiernos dependen del respaldo popular, la creación y manipulación de la opinión pública es más importante y debe ser más sofisticada que en una burda dictadura. Es por esta razón por la cual los informativos de televisión se han convertido en un campo de batalla donde sólo una de las partes está armada. Si las armas principales en esta guerra son los canales de radio y televisión, sus municiones son los ideoléxicos. Por ejemplo, el ideoléxico radical, que se encuentra valorado negativamente, siempre se debe aplicar, por asociación y repetición, al adversario. Lo paradójico, es que se condena el pensamiento radical —todo pensamiento serio es radical— al tiempo que se promueve una acción radical contra ese supuesto radicalismo. Es decir, se estigmatiza a los críticos que van más allá de un pensamiento políticamente correcto cuando éstos señalan la violencia de una acción radical, como puede serlo una guerra, un golpe de estado, la militarización de una sociedad, etc. En las pasadas dictaduras de nuestra América, por ejemplo, la costumbre era perseguir y asesinar a todo periodista, sacerdote, activista o gremialista identificados como radicales. Protestar o tirar piedras era propio de radicales; torturar y asesinar de forma sistemática era el principal recurso de los moderados. Hoy en día, en todo el mundo, los discursos oficiales hablan de radicales cuando se refieren a todo aquel que no concuerda con la ideología oficial.

Nada en la historia es casual, aunque sus causas están más en el futuro que en el pasado. No es casualidad que hoy estamos entrando a una nueva era de la cultura escrita que es, en gran medida, el instrumento principal de la desobediencia intelectual de los pueblos. Dos siglos atrás lectura significaba dictado de cátedra o sermón de púlpito; hoy es lo contrario: leer significa un esfuerzo de interpretación, y un texto ya no es sólo una escritura sino cualquier trama simbólica de la realidad que transmite y oculta valores y significados.

Una de las principales plataformas físicas de esa nueva actitud es Internet, y su procedimiento consiste en comenzar a reescribir la historia al margen de los tradicionales medios de imposición visual. Su caos es sólo aparente. Aunque Internet también incluye imágenes y sonidos, éstas ya no son productos que se reciben sino símbolos que se buscan y se producen como en un ejercicio de lectura.

A medida que los poderes económicos, las corporaciones de todo tipo, pierden el monopolio de la producción de obras de arte —como el cine— o la producción de ese otro género de ficción de pupitre, el sermón diario donde se administra el significado de la realidad, los llamado informativos, los individuos y los pueblos comienzan a tomar una conciencia más crítica que, naturalmente es una consciencia desobediente. Quizás en un futuro, incluso, estemos hablando del fin de los imperios nacionales y la ineficacia de la fuerza militar. Esta nueva cultura lleva a una inversión progresiva del control social: del control de arriba hacia abajo se convierte en el más democrático control de abajo hacia arriba. Los llamados gobiernos democráticos y las dictaduras de viejo estilo no toleran esto porque sean democráticos o benevolentes sino porque no les conviene la censura directa de un proceso que es imparable. Sólo pueden limitarse a reaccionar y demorar lo más posible, recurriendo al viejo recurso de la violencia física, el derrumbe de sus imperios sectarios.

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Jorge Majfud, escritor uruguayo, es profesor de Literatura Latinoamericana en The University of Georgia, Estados Unidos.

Anónimo dijo...

El escritor y columnista de ABC, Juan Manuel de Prada, en su ponencia «Informar, adoctrinar y manipular», puso de relieve el papel «manipulador» de los medios de comunicación y destacó que el hombre contemporáneo «posee millones de noticias pero carece de conclusiones ya que se le ha amputado la capacidad de pensar e interpretar la realidad. El sistema de gobierno de nuestro tiempo es la mentira y sólo existe lo que sale en los medios de comunicación».
De ABC

Anónimo dijo...

En la era de la interconectividad, VEGA MEDIA PRESS y MURCIA CONFIDENCIAL me hacen sentir protagonista de los mismos, y no solamente un mero lector.
Es para mí una satisfacción poder disponer de prensa libre en la que además puedo participar con comentarios.
El éxito de VEGA MEDIA PRESS y MURCIA CONFIDENCIAL es también nuestro éxito.

Anónimo dijo...

Desde el Servicio Murciano de Salud no se puede acceder a determinadas páginas de VEGAMEDIAPRESS, dando un aparente error.
Para mí está claro que es CENSURA y un torpe intento de impedir la libertad de informarse, así como la de opinar.