Golondrinas, pardillos, cuervos y multitud de otras aves acuden a las charcas ganaderas para beber, bañarse, alimentarse e incluso recoger barro para construir sus nidos.
Esta es una de las conclusiones del estudio llevado a cabo por un equipo científico de la Universidad de Murcia, la Universidad de Elche y la Universidad Complutense de Madrid.
Los resultados apuntan a que los pequeños cuerpos de agua asociados a la ganadería extensiva, como abrevaderos y charcas ganaderas, desempeñan un papel crucial en el mantenimiento de las comunidades de aves en ecosistemas agroforestales. Hasta 80 especies distintas de aves utilizan estas fuentes de agua en la Región de Murcia.
El estudio, publicado en la revista 'Agriculture, Ecosystems & Environment', evalúa los beneficios o servicios ecológicos que ofrecen estos pequeños cuerpos de agua para las aves terrestres que habitan en el entorno.
Para ello, el equipo compuesto por seis investigadores e investigadoras realizó censos de aves en 39 charcas y abrevaderos distribuidos a lo largo de diferentes espacios naturales de la Región de Murcia, abarcando un amplio gradiente ambiental, desde las comarcas más áridas del litoral hasta los rincones más húmedos del noroeste murciano.
Durante los censos, registraron las especies de aves que acudían a las charcas y abrevaderos, así como el tipo de uso que hacían estos animales en el entorno de los pequeños cuerpos de agua. De esta manera, obtuvieron información sobre qué tipo de aves utilizan las charcas y los abrevaderos para obtener beneficios y qué tipo de beneficios obtienen.
Históricamente, la comunidad científica y buena parte de la sociedad ha reconocido que estos pequeños ecosistemas acuáticos eran importantes para las aves porque proporcionaban agua para beber, un recurso imprescindible para que los animales silvestres puedan regular su balance hídrico, especialmente en zonas semi áridas como el sureste ibérico.
Sin embargo, y hasta la fecha,
no se había realizado una evaluación exhaustiva de los beneficios
concretos que obtiene la fauna silvestre de estos pequeños cuerpos de
agua.
Usando observaciones de campo, el estudio identifica
hasta seis importantes funciones ecológicas que ofrecen los abrevaderos y
charcas para las aves terrestres. Pese a que la provisión de agua para
beber fue el servicio predominante, pues el 74% de las 13.637 aves
observadas acudieron a las charcas y abrevaderos para beber, se
registraron otras cinco funcionales ecológicas relevantes.
Uno
de estos servicios fue la provisión de alimento a las aves a través de
insectos emergentes, como mosquitos, efímeras y libélulas, cuyas fases
larvarias son acuáticas y se desarrollan en los abrevaderos, pero las
fases adultas son aéreas.
Sin embargo, algunas aves rapaces
también acudieron a los pequeños cuerpos de agua en busca de presas,
aprovechando que multitud de otras aves más pequeñas se concentran en la
orilla de los abrevaderos para saciar su sed.
Por otro lado, varias de
las especies de aves registradas también usaron los cuerpos de agua para
bañarse (manteniendo así su plumaje en buen estado), así como para
colectar barro de las orillas para construir el nido, encontrar refugio
en la vegetación adyacente e incluso emitir cantos o llamadas
territoriales.
El estudio también revela que distintos grupos
de aves utilizaron los pequeños cuerpos de agua para diferentes
funciones ecológicas. Por ejemplo, la provisión de insectos emergentes
benefició particularmente a especies como las golondrinas, los vencejos y
los abejarucos, mientras que el comportamiento de colectar barro con el
pico para construir el nido fue principalmente observado en golondrinas
y córvidos.
Sin embargo, la ingesta directa de agua fue un
comportamiento común a la mayor parte de las 80 especies de aves
asociadas a los abrevaderos, entre las cuales se encontraron hasta 15
especies de elevado interés de conservación (amenazadas a nivel nacional
o incluidas en la Directiva Aves).
Los investigadores
concluyen que, a pesar del importante papel que desempeñan en los
paisajes mediterráneos, estos pequeños cuerpos de agua están
desapareciendo a marchas forzadas de nuestros paisajes, debido
principalmente al alarmante declive de la ganadería extensiva y a los
cambios en el uso del suelo derivados de la agricultura intensiva de
regadío.
En este sentido, el investigador y líder del estudio
José Manuel Zamora Marín, del Departamento de Biología Aplicada de la
UMH, destaca que actualmente no existe ninguna figura de protección que
garantice la conservación de estos recursos hídricos ni su adecuado
manejo.
Asimismo, resalta la necesidad de poner en marcha estrategias de
gestión que tengan en cuenta la importancia trascendental de estos
pequeños cuerpos de agua en el funcionamiento de los ecosistemas
mediterráneos.
El trabajo de campo se realizó en el marco de
una beca predoctoral concedida a Zamora Marín por la Universidad de
Murcia (referencia R-605/2016). El investigador cuenta actualmente con
una beca postdoctoral financiada por el Ministerio de Ciencia e
Innovación de España y la Unión Europea NextGeneration EU/PRTR
(FJC2021-046923-I) que desarrolla en la UMH.
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