domingo, 28 de noviembre de 2021

El Teatro Romano de Cartagena, un lugar perseguido por la desdicha


CÓRDOBA.- Una de las postales más icónicas de Cartagena es la vista general de su Teatro Romano, uno de los monumentos más visitados de la Región de Murcia y, al mismo tiempo, uno de los más desconocidos. Construido en tiempos del emperador Augusto en torno al cambio de era, siempre estuvo marcado por la calamidad, según publica https://www.diariocordoba.com

Fue dedicado a Lucio César y Cayo César, nietos de Octavio Augusto, pero ambos murieron antes de heredar el control del imperio, lo que llevó a su abuelo a propiciar un conjuro fatal. 

Tras este infortunio, los rumores de que el edificio estaba maldito se dispararon, confirmándose cuando la desgracia lo sacudió con dos catástrofes: un terremoto en el siglo II que casi lo destruye, y un incendio en el siglo III del que nunca se recuperará. 

En un lapso de unos trescientos años, estos dos siniestros provocaron que los habitantes de la antigua Carthago Nova enviaran al edificio al ostracismo y eliminaran cualquier rastro de vida sobre su parcela.  

A través de los siglos la muerte siempre estuvo presente en un lugar por el que han pasado varias civilizaciones, desde la musulmana hasta la cristiana, y donde cada una de ellas ha utilizado sus terrenos para enterrar a sus fallecidos. 

Tal vez por eso, a partir del siglo XVI, empiezan a documentarse extrañas apariciones en su entorno. Las primeras leyendas relatan la aparición de un noble, del que se decía que había vendido su alma al diablo, y del espectro de un clérigo vinculado a la Iglesia de Santa María la Mayor. 

En el siglo pasado dicen que comienza a aparecerse en la parte alta del barrio una mujer luminiscente que avisa a los transeúntes de los peligros que la ciudad está a punto de correr. 

Curiosamente, los años de sus tres últimas manifestaciones documentadas, 1918, 1973 y 1992, coinciden con acontecimientos catastróficos para Cartagena, como fueron la gripe española, la crisis del petróleo o una recesión industrial sin precedentes que terminó con la quema de La Asamblea Regional, y que aún resuena en la memoria colectiva. 

Las leyendas no acaban aquí, pues aparte de estos seres sobrenaturales, encontramos testimonios de personas que hablaban de sombras que se dedicaban a absorber por las noches las almas de los niños sin bautizar, y otros que apuntan a gritos desgarradores que parecen proceder del cercano Castillo de la Concepción. 

Allí se cree que un padre emparedó a su hija en el siglo XVII por deshonrar el apellido familiar, y no son pocos los trabajadores, policías, vecinos y turistas que aseguran haberla visto deambular por sus estancias en forma de dama blanca. Quién sabe si la próxima vez que visite los monumentos de la ciudad portuaria, pudiera ser usted el protagonista de uno de estos escalofriantes encuentros. 

 

(*) Guía de Rutas Misteriosas en Cartagena.

 

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