martes, 26 de octubre de 2021

Cómo las fachadas de cerámica de Murcia se han convertido en un ‘hit’ arquitectónico


MADRID.- La cerámica en Murcia se ha convertido en un elemento recurrente para las fachadas. La plaza del Rey de Cartagena siempre ha sido un lugar asediado por el sol. De hecho, cuando hace unos años sobre su zona peatonal se levantó un bosque artificial de pérgolas de acero, los vecinos agradecieron el descanso térmico que estas sombras le aportaban. 

Aplacado el calor del espacio común, había que redundar después en los edificios históricos circundantes; por eso, el arquitecto local Martín Lejarraga, tras recibir el encargo de la reforma del número uno de esta plaza, pensó en un material que aplacara el sopor dentro de las viviendas: la cerámica

“Es un revestimiento duro, resistente, que soporta las condiciones climáticas, en algunos casos extremas, de este territorio”, explica el arquitecto a .

En concreto, en este edificio llamado Tívoli, lo que se instaló durante su remodelación en 2018 fue gres extrusionado en azul bebé. El resultado fue una intervención contemporánea sobre un edificio casi centenario que revitalizaba el área urbana de alrededor, aportaba color y, en su interior, los vecinos permanecían aislados del calor y el frío gracias a un sistema de fachadas ventiladas a www.revistaad.es

Hoy, el edificio Tívoli, finalista en los premios FAD 2019 y en los XVIII Premios ASCER en la categoría de arquitectura, es un buen ejemplo de cómo la cerámica en Murcia cada vez ocupa más fachadas en nuevas construcciones y rehabilitaciones.

“La costa y la arquitectura mediterránea están cubiertas de cerámica por su resistencia a los efectos producidos por la combinación de viento y mar, que atacan otros materiales más alterables químicamente como el hormigón, metal o madera”, explica Lejarraga. Su estudio se arrancó en 2008 a incorporar este material en fachadas, terrazas y azoteas de exterior y ya es una referencia de la nueva arquitectura de la comunidad autónoma.

Desde la rehabilitación del edificio Casa del Estudiante de la Universidad Politécnica de Cartagena en 2011; a la Urbanización del Muelle de la Terminal de Cruceros del puerto de la misma localidad; o la Casa del Ángel, un refugio de montaña en la Sierra Larga, en Jumilla; entre otros. El sello cerámico de Lejarraga es amplio y cada vez más demandado. 

“Es sostenible, duradera y resistente, sin apenas necesidad de mantenimiento. Su capacidad de adquirir variedad de acabados, texturas, formas y despieces hace de la cerámica un elemento muy versátil para el diseño y composición de cualquier fachada”, explica. 

Una de sus obras más completas en cuanto al uso de este material fue el Loop INN Hostel, situado en el barrio universitario de Cartagena. Un edificio en diferentes niveles donde la cerámica inundaba todo el exterior a través de celosías y salientes y, a su vez, adquiría un peso importante en cada una de las estancias decoradas por el artista Ángel Charris. 

“La cerámica tiene arraigo social, se relaciona estrechamente con el pasado y la historia mediterránea, desde las construcciones vernáculas de los pueblos de pescadores hasta los edificios de Gaudí”, explica. En muchas ciudades murcianas la cerámica aparece en restos de la época árabe, del Barroco y hasta del Modernismo.

Es un material noble, austero, de kilómetro cero, con connotaciones artesanas y un matiz imperfecto que hace que se aleje de los materiales artificiales con acabados repetitivos y robóticos. No es reciclable pero sí reutilizable y, recientemente, se han desarrollado imprimaciones de dióxido de titanio que, en contacto con la luz solar o artificial, se convierten en elementos fotocatalíticos, que eliminan los contaminantes y agentes microbianos, además de ser autolimpiables. Por todo esto, la cerámica forma parte del diseño biofílico que busca el bienestar físico y emocional de las personas, y Murcia parece estar llevando la delantera.

Más allá de las referencias históricas, la cerámica como revestimiento es un buen aislante térmico, impermeabilizante y anti-condensante, además de reflejar los rayos infrarrojos del sol y ser resistente al fuego. Aplicar cerámica en una fachada puede reducir entre un 30 y un 50% los gastos de calefacción y aire acondicionado. 

“Repele los rayos UVA, no le afecta la climatología, incluso puede haber placas que sean fotovoltaicas”, explica Alfonso Fernández, gerente de Favemur Fachadas, dedicados a este tipo de materiales en exterior.

 “En Murcia está cada vez más utilizado por el ahorro energético, el frío y el calor se quedan fuera, y eso en ciudades con veranos de hasta seis meses es muy importante”, remata. Es la integración absoluta entre un material y una climatología de una región con más de 3.000 horas de sol al año. 

A esto se añade, además, que la cerámica permite ser serigrafiada, resultando revestimientos ilustrados que perdurarán por décadas, como realizó Martín Lejarraga en un edificio de viviendas de la Plaza Serreta de Cartagena. 

En esta ocasión, como el bloque estaba frente a la Basílica de la Virgen de la Caridad, patrona de la ciudad, las cerámicas del exterior reproducían obras del pintor cartagenero Wsell de Guimbarda, cuyos originales están dentro del templo. 

“Este frente cerámico tiene la vocación de convertirse en un punto de interés más de la ciudad, un reclamo divulgativo de la Historia”, incide el arquitecto. Es como alcanzar el cielo desde la arquitectura, “del barro venimos y al barro vamos”.

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