martes, 14 de abril de 2020

Cifras para no dormir / Primo González *

Empieza a existir un cierto consenso sobre las cifras en las que se van a mover las grandes variables macroeconómicas este año y quizás el venidero, con mayor certeza lógicamente en lo que atañe al presente ejercicio porque el debate sobre si la depresión económica  va a tener forma de “V” o de “U” está algo más verde. Algunos más optimistas hablan de un año como máximo. Otros hablan de tres. 

Como es lógico, es casi todo pura especulación porque lo  primero que habrá que alcanzar es el final de la pandemia antes de que la situación económica pueda empezar a normalizarse y el aparato productivo pueda recuperar su plenitud operativa. Con el estado de confinamiento en el que vivimos, las cifras son como para no dormir, sobre todo porque el estado de liquidez de la economía ya ha comenzado a dar algunos motivos de preocupación, con el retraso de algunos pagos y la inquietud por saber lo que sucederá en el inmediato futuro.

De momento, el Estado  ya ha tenido que empezar a pagar intereses por emitir Letras del Tesoro a doce meses de plazo, cuando la última tanda de endeudamiento se lanzó hace unas semanas a tipos negativos del 0,5%. Es decir, ya hemos empezado a pagar por emitir Deuda Pública que hasta ahora nos `proporcionaba ingresos con sus tipos negativos.

Ha sido el Fondo Monetario Internacional (FMI) el que ha  publicado este martes una primera aproximación de lo que puede ser el futuro económico inmediato traducido en cifras. Para España, el FMI  vaticina un 8% de caída del PIB este año, nada que ver con las previsiones anteriores, que estaban en positivo, con una subida posible del 1,6%.  Eso ya es historia. 

La pandemia está pasando una factura impresionante, como no se conocía en España, para un solo ejercicio, el del año 1936, con más del 25% de descenso. La crisis de 2008 y siguientes llegó a acumular en España, en conjunto, sumando los retrocesos de los tres años peores (el de 2009 y los de  2012 y 2013) un total próximo al 9%. Ha sido nuestra experiencia recesiva más reciente aunque desde luego mucho más gradual y con rasgos muy distintos a los actuales.

El vuelco es, por lo tanto, colosal, aunque España no es  desde luego ninguna excepción. En Europa, Italia podría cerrar este año con un retroceso del 9,1% mientras Grecia caería un 10%. Menos castigados resultarían algunos países de mayor enjundia de la UE,  como Alemania, con un retroceso del 7% o Francia, con un 7,2%. Para el conjunto de la Unión Europea, el vaticinio es del 7,5% de retroceso en el PIB.

En suma, España iría algo peor que la media europea pero claramente mejor que algunos alumnos menos agraciados, básicamente Italia, en donde la pandemia ha azotado  y está actuando con más fuerza. Alemania cuenta con mayores recursos para levantar su sistema productivo, ya que dependiendo de cómo caya el comercio mundial, las economías netamente exportadoras pueden salir bastante mejor paradas que la española. 

España depende mucho del exterior, pero por desgracia  ello se debe a su vinculación con el turismo, una actividad severamente dañada como ya se ha visto en esta Semana Santa. El 12% de la economía española se juega en el sector turístico, posiblemente el más dañado, desde luego en el caso de España el más influyente, de cuantos integran las economías europeas.

Las  previsiones y vaticinios que maneja el FMI están sujetos, en todo caso, a  unas altísimas dosis de incertidumbre aunque las cifras finales parecen a estas alturas más susceptibles de ir a peor que a  mejor.


(*) Periodista y economista español


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